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El Jovellanos, único instituto que cumple la normativa de instalaciones deportivas

Un informe de docentes de Educación Física exige “obras urgentes” en las pistas y gimnasios de los centros de Secundaria: “Son un riesgo”

Una imagen de archivo del inicio de curso en el IES Jovellanos con su director, Juan Carlos Ayllón.

El Jovellanos es el único instituto de Gijón que cumple con la normativa vigente que regula los requisitos mínimos de instalaciones y equipamientos deportivos en los centros educativos. Esta es la conclusión de un demoledor estudio recientemente elaborado por todos los departamentos de Educación Física de los 13 centros públicos de Secundaria de la ciudad, un informe al que ha tenido acceso este periódico y que recoge desperfectos en todos los complejos. Solo cuatro tienen un patio cubierto y casi la mitad presentan un nivel de seguridad “bajo” de acuerdo a las estimaciones de los propios docentes, que piden una “reforma urgente” en todos los institutos locales.

“El estado de conservación de las instalaciones provoca un riesgo potencial para la salud del alumnado”, dice el informe. Son frecuentes “las caídas y colisiones a causa de las condiciones del pavimento, la ubicación de ciertos elementos externos a la instalación y los espacios reducidos en los que se tiene que mover el alumnado”. También se recoge que hay varios anclajes de porterías, canastas y otros equipamientos mal sujetos, lo que “supone un riesgo potencial que puede desembocar en accidentes de mayor gravedad”.

El estudio, explican los autores, recoge “la creciente preocupación” del profesorado “por la escasez y el estado de abandono de las instalaciones de uso deportivo” en los institutos locales. Y ponen ejemplos. “La gravedad de la situación es tal que en determinados centros hay periodos lectivos en los que el alumnado se tiene que quedar en el aula ordinaria” o “recibir clase en un pequeño porche, en el pasillo y en los vestuarios, mojarse cuando llueve y compartir pequeños espacios con otros grupos”. En “el mejor de los casos”, añaden, los centro en mejores condiciones dan la clase –cuando hace mal tiempo– “en un gimnasio de minúsculas dimensiones que imposibilita impartir la mayoría de contenidos del currículo”.

El gran problema de los institutos de la ciudad ahonda el docente Joaquín Fidalgo, uno de los firmantes de la investigación, es la ausencia de pistas polideportivas cubiertas. “Las pocas que hay, además, están parcialmente desprotegidas por los laterales”, asegura. “En una ciudad como esta, a nada que llueva y sople el viento las pistas con visera se encharcan”, reconoce. Para demostrarlo, en el estudio ha revisado también la climatología de la ciudad durante nueve meses lectivos. Les salió que aproximadamente llueve un tercio de los días.

Otro problema recurrente es la falta de calefacción en los gimnasios interiores, una carencia que, junto al tamaño en general reducido de estas aulas, complica dar clase. “Al final cada uno se va inventando lo que puede; este curso ya he tenido que dar clase varios días en un porche que hay en el instituto”, razona el profesor.

Todos los departamentos de Educación Física de Secundaria participan en este estudio, muy detallado. Ellos mismos valoran su resultado: “Los datos son demoledores. De acuerdo a la normativa, tan solo cuatro centros educativos disponen de un patio cubierto, cuatro de un gimnasio con los metros cuadrados suficientes para realizar la práctica en condiciones de comodidad y seguridad”. De los 13 centros, seis valoran la seguridad de las instalaciones como “baja” y siete como “media”. Su conclusión, por tanto, es también clara. “Todos los participantes en el estudio consideran fundamental una inminente actuación por parte de las administraciones competentes con el objetivo de cumplir con la normativa vigente”, aseveran. A su juicio, su asignatura es la única que permite que la actividad física llegue a toda la población, por lo que consideran que “la inversión en estas infraestructuras debería ser prioritario e innegociable para poder comenzar a impartir clases de calidad, cumpliendo las programaciones docentes y minimizando riesgos para la integridad física del alumnado”.

Los docentes son conscientes de que las competencias para solventar estos defectos recaen sobre la Consejería de Educación, a la que piden “una actuación urgente” con una exigencia común: “que todos los centros educativos dispongan, al menos, de un polideportivo cubierto y cerrado por los laterales”. “Tampoco parece que pidamos mucho”, razona Fidalgo. Los autores aclaran también que las obras ahora en marcha ni siquiera son adecuadas. “La tendencia actual para cubrir las pistas exteriores y poder utilizarlas durante más periodos lectivos” –hay obras en Roces, el IES Número 1 y el Rosario Acuña– está siendo “una inversión dudosa”, dicen, “porque en ocasiones sigue siendo impracticable ante condiciones de lluvia, humedad, frío y viento”.

El profesorado, que asegura que el problema es “extensible” a la mayoría de institutos de Asturias, se ha coordinado para el estudio con Colegio Oficial de Licenciados en Educación Física (COLEF) y la Asociación para la Innovación y el Desarrollo de la Educación Física (AIDEF), que Fidalgo preside. Se ofrecen a asesorar al Principado para impulsar mejoras y poner en marcha “un plan de modernización”, aunque temen que su estudio vaya a caer en saco roto. “Nuestra labor no suele despertar mucho interés pese a lo importante que es para toda la ciudadanía”, reconoce Fidalgo, que agradece también la buena disposición del Ayuntamiento, que sí les ofrece utilizar instalaciones municipales para dar sus clases, aunque eso conlleve desplazamientos no siempre posibles por el mal tiempo.

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