La Policía Nacional detuvo a una vecina de Gijón de 51 años de edad que se apropió de varias joyas pertenecientes a la mujer a la que asistía. Se quedó con pendientes, anillos y una pulsera de oro y piedras preciosas, cuyo valor en el mercado es de 2.000 euros. La víctima guardaba sus pertenencias en una pequeña caja de caudales en su habitación.

Los agentes comenzaron la investigación por la denuncia que puso por el hijo de la víctima. Este se percató de la desaparición de las joyas que tenía su progenitora. La principal sospechosa de esta sustracción era la mujer que se encargaba de cuidar de su madre y que dejó dicho puesto a principios de diciembre. Los investigadores del Grupo II de la Policía Nacional de Gijón comprobaron que la denunciada había vendido las joyas en un establecimiento de compra venta de la provincia, lo que vino a corroborar la hipótesis de que había sido la autora del hurto de las alhajas. Una vez identificada fue detenida. Se trata de una gijonesa de 51 años.

En su declaración aseguró estar pasando un mal momento económico y de confusión emocional y se excusó diciendo “que no estaba muy centrada porque acababa de pasar la enfermedad covid” y  debido a ella,  no había sido consciente del perjuicio económico y sentimental causado a la dueña de las joyas.