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Los "telecos" celebran un siglo de profesión y 20 años de titulación en Gijón

“Es una profesión en constante cambio y con paro cero”, aseguran los profesionales de esta ingeniería

Por la izquierda, de pie, Néstor Fernández, Fernando Las Heras y Juan Ignacio Sánchez y Piñole. Sentados, José Antonio Vega, Raquel Gracia, Álvaro Pendás y Cecilio Suárez, en el campus de Gijón. Ángel González

Cuando Cecilio Suárez, hoy en día jubilado de RTVE, y Juan Ignacio Sánchez y Piñole, retirado de Arcelor, cursaron en Madrid los estudios de Ingeniería de Telecomunicación, los ordenadores sonaban poco menos que a chino y los teléfonos móviles eran pura ciencia ficción. Por no hablar de cuestiones como el big data, machine learning o el popular whatsapp. Ellos fueron dos de los pioneros en Asturias a lanzarse a una carrera que “decían que era el porvenir”, indica Suárez. “Y lo sigue siendo” cien años después de que el rey Alfonso XIII sancionara el reglamento de la Escuela Oficial de Telegrafía para transformar los estudios de ampliación, ya existentes en el centro, en unos superiores conducentes a la obtención del título de Ingeniero de Telecomunicación. “El futuro sigue estando de nuestra parte”, afirman. A lo largo de un siglo, y en el caso de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, durante los últimos 20 años, se han formado en esta disciplina centenares de profesionales que han acabado trabajando en campos muy diversos, dando muestras de un conocimiento multidisciplinar. Aunque no siempre fue así, reconocen.

Con motivo del centenario de los estudios de Telecomunicaciones, varias generaciones de ingenieros se han reunido por iniciativa de LA NUEVA ESPAÑA en el campus de Gijón para dialogar sobre el presente y el futuro de su profesión. Y todos ellos coinciden en que la sociedad tiene una cierta confusión de partida sobre las tareas que a priori se les atribuye. “Cuando empecé la carrera, alguien cercano me dijo que podría arreglarle la tele”, explica de forma gráfica José Antonio Vega, quien trabaja en la dirección general de Innovación, Investigación y Transformación del Principado. Una confusión habitual, la de considerar esta especialidad de la ingeniería como la destinada a formar personas que “arreglan cosas”, o que se “dedican sólo a las antenas y los equipos técnicos”. “Es necesaria todavía una labor de difusión, de que se nos reconozca y se sepa bien qué es lo que hay detrás de la profesión. Socialmente, es necesario”, alerta Vega.

“En este sentido, ha habido cierto puritanismo entre nosotros mismos. El que no se dedicaba a lo puramente técnico en la profesión era visto como un poco hereje”, comenta entre risas Fernando Las Heras, catedrático de la Universidad de Oviedo, decano delegado del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones y presidente de la Asociación Española de Ingenieros de Telecomunicación. Considera que, si algo habría de mostrar la profesión en su desarrollo a lo largo de los años, además de su evolución vertiginosa, es “su versatilidad”. “La visión de transversalidad que hace que un ingeniero de Telecomunicaciones pueda acabar trabajando en la industria, pero también y, cada vez más, en los servicios y en campos como la agricultura inteligente, la medicina, la banca o cualquier otro campo impensable hasta ahora”, asegura.

“A la vanguardia”

Porque de lo que trata esta ingeniería es de “dar herramientas, facilitar la instrucción para aprender rápidamente en otras ramas del saber y poder crear todo lo que se nos pase por la mente”, apunta Raquel Gracia, responsable del departamento de Nuevas Tecnologías en el Colegio San Ignacio. En su caso cursó ingeniería de Telecomunicaciones a pesar de que quería ser veterinaria. Pero cambió de parecer por el convencimiento de que esta especialidad, implantada en el año 2000 en Gijón, “era una oportunidad para crear”. “Una oportunidad para estar a la vanguardia y generar valor”, matiza.

Más que nunca en un mundo en el que, como ella misma ha experimentado desde su trabajo , las nuevas generaciones “ya empiezan a ser nativos digitales”. “Los niños de seis y ocho años ya entienden los teléfonos, tablets y ordenadores como una herramienta y no como un juego. El reto ahora es enseñarles a cribar, a buscar la información esencial y útil y procesarla”, reflexiona. “Estamos ante una profesión cuya curva de crecimiento en cuanto a posibilidades no es que haya crecido, es que es vertical”, recalca Cecilio Suárez.

“La regulación y la forma en la que se utiliza la información son fundamentales”, señala Néstor Fernández Vicente, key account manager (cargo de responsabilidad) de la empresa tecnológica “Empathy.co”, que trabaja en el campo del comercio electrónico. “Las Telecomunicaciones tienen el cometido de conectar con las personas, facilitar experiencias interactivas y generar experiencias personales”, cuenta. Un campo de desarrollo en el que no se vislumbra ningún límite, porque cuando muchos de los ingenieros actuales estudiaron su carrera “había que hacer cola en las fotocopiadoras”. “No había correo electrónico y la primera vez que chateamos en remoto con otra persona fue un hito inolvidable”, cuentan. Y ahora, en cambio, en cuestión de meses los conocimientos se quedan desfasados, el reciclaje es una constante y cada vez surgen nuevas ideas y desarrollos con mayor rapidez.

Con tanto por hacer, el paro técnico en Telecomunicaciones “es cero”, recalca Las Heras. Y además “hay un déficit enorme de ingenieros, se necesita gente sin parar”, recuerda Fernández Vicente. Quizás por eso, y por el interés que siempre sintió por saber cómo funcionan las cosas por dentro, Álvaro Pendás Recondo ha sido uno de los últimos en sumarse a unos estudios que invitan a la innovación, y que ofrecen posibilidades enormes. “Sólo tenemos que pensar en lo que han supuesto las telecomunicaciones en medio de esta pandemia de covid, gracias a ellas hemos podido estudiar, seguir trabajando a distancia y estar en contacto con los nuestros; han sido el principal colchón amortiguador de esta crisis y sin ellas hubiera sido un desastre”, reflexiona el estudiante, inmerso en el segundo curso del Master.

Hoy en día esta ingeniería ha crecido y transita por casi todos los ámbitos del saber, y está llamada a seguir creciendo sin fin “con desarrollos fundamentales en cuestiones clave como la medicina”, recuerda Las Heras. Mucho más allá y mucho más lejos de las primeras antenas, los tiempos en que se programaba con una tarjeta perforada en código binario para hablar por teléfono había que pedir conferencia. Por todo esto, estudiar “Teleco” sigue siendo “el porvenir”.

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