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La asociación Gesto cumple seis décadas de cultura y lucha

Directivos y socios del colectivo en diferentes épocas celebran sus 60 años de vida: “Es una biblioteca oral y fue un centro político”

En la fila de la izquierda, de arriba abajo, José Carlos Díaz, Antonio Merediz, Juan Ignacio González y María José Capellín; en la del centro, Joaquín Fuertes y Arlé Cortés, y, en la de la derecha, José Ignacio Calvo, Boni Ortiz, Natalia Calvo y Mary Chely Fernández, en la Escuela de Comercio.

La memoria de los 60 años de la asociación cultural Gesto sigue muy viva. Están muchos de los que saborearon sus inicios “revolucionarios”, con más activismo político. Y están los que a día de hoy siguen trabajando por dar visibilidad al arte y la cultura, desde una perspectiva más alternativa. “Gesto es un trozo del corazón de Gijón”, coinciden en señalar diez personas reunidas por LA NUEVA ESPAÑA en la Escuela de Comercio, donde se encuentra la sede del colectivo; todos ellos directivos y socios en diferentes épocas. “Es una válvula de escape para gente que piensa como tú, con un gran amor a la cultura y con la que se aprende mucho”, explica Antonio Merediz, que lleva el último cuarto de siglo dedicándose a la fotografía dentro de la asociación. “Es una biblioteca oral, con gente que respira cultura y arte por los poros”, relata.

Joaquín Fuertes formó parte del equipo fundador. Ayer, junto a Mary Chely Fernández, ahora en el grupo teatral “La Galerna”, ofrecieron una lectura dramatizada de homenaje a los sesenta años de Gesto, especialmente, a esa primera época. “Eran tiempos en los que había que juntarse para avanzar”, señala Fernández. “Quisimos buscar un espacio para hacer un teatro social, más libre, y una sociedad para la lectura, aunque eso también encubría una inquietud política”, recuerda Fuertes sobre los primeros pasos de Gesto. “La primera obra que representamos fue ‘Escuadra hacia la muerte’ de Alfonso Sastre”, añade Mary Chely Fernández se queda con un recuerdo de índole política: “En las primeras elecciones que hubo asistí en la sede a un mitin de la Liga Comunista Revolucionaria”.

La más joven del grupo reunido es Natalia Calvo. Tiene 37 años y es vocal de la actual directiva. “Mis padres me llevaban de niña a los ciclos de cine y los concursos literarios. Fui conociendo todo ese ambiente que había dentro, que fue lo que me enganchó a seguir”, indica. Su caso es una excepción. El relevo generacional no acabó de llegar. Algo que lamenta María José Capellín, a la que impresionó lo que vivió en la asociación entre 1969 y 1972. “Aparte de un centro cultural, Gesto era un centro político”, rememora. “Lo que más valoro de aquella etapa era el papel intergeneracional, me sorprende por qué hoy no se dan esos espacios de encuentro. Veías a los mayores, que nos hablaban de la cárcel y la Guerra Civil, y como si hubiera sido el día anterior, aunque a nosotros nos parecía lejanísimo. Pero era una riqueza asombrosa, y me apena que ahora no haya espacio para eso”, apunta.

El grupo "La Galerna" durante su homenaje a la asociación cultural Gesto, ayer, en el Antiguo Instituto. Marcos León

En la primera época de Gesto estuvo Boni Ortiz, que llegó en los setenta. “La asociación no era solo educación política, también te formaban en la belleza, con la poesía, el arte o la música”, explica antes de resaltar lo que aprendió de los impulsores de esta iniciativa: “Eran gente estupenda, encabezados por José Luis García Rúa”. Una década más tarde, tras la llegada de la democracia, esa carga política se redujo. “El Gesto de los ochenta era de supervivencia, venía de un activismo muy fuerte de 60 y 70”, explica el actual vicepresidente, que lleva 40 años de socio y echa la vista atrás: “Cuando entras como en mi caso con 21 años y te encuentras con este activismo cultural, sin ombligos, y todos arrimando el hombro, es algo que te llena”.

Al mismo tiempo también se unió a la asociación José Carlos Díaz, cuando se llevó a cabo una convocatoria para poetas jóvenes. “En su día significó mucho, porque apenas había actos culturales. Y ahora seguimos con esa misma tarea, creando cultura alternativa, que no tiene tanta afluencia como la institucionalizada”, relata.

Gesto tiene en estos momentos unos sesenta socios. La pandemia les ha paralizado casi todas sus actividades. “No somos muy partidarios de todo lo virtual, nos gustan los encuentros físicos, de cercanía, de intercambiar opiniones como siempre”, explica Arlé Cortés, la actual presidenta. “Lo importante de todo es que Gesto sigue existiendo, eso tiene un valor enorme”, concluye José Ignacio Calvo, que lleva medio siglo de socio.

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