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Los hoteles, arrasados por la crisis: solo 17 de los 49 están operativos

Los establecimientos abiertos sobreviven gracias a trabajadores que pernoctan en la ciudad: “Estamos malviviendo, el futuro pinta muy feo”

Nori González, en la recepción del hotel Alcomar, ayer.

Apenas un tercio de los hoteles de la ciudad aguantan el azote del covid. Solo 17 de los 49 alojamientos de Gijón permanecen operativos (el resto ha cerrado temporalmente sus puertas). Y lo hacen a duras penas, subsistiendo gracias al cambio del perfil del cliente. Del turista que visitaba la ciudad se ha pasado al trabajador de otros puntos de la geografía española que se desplaza para realizar su tarea y pernocta en la ciudad. Esa circunstancia es la que permite, en la mayoría de los casos, mantener bajo mínimo la actividad. “Estamos muy preocupados y malviviendo”, lamentan los hoteleros que permanecen abiertos. “La situación pinta muy mal, no tenemos ayudas y no vemos la luz al final del túnel”, añaden.

El sector hotelero se ha visto afectado por el confinamiento de la región y ahora también por el segundo cierre perimetral de la ciudad. Solo el verano dio un pequeño respiro, cuando Asturias se situaba como la región con menos casos de covid del país, lo que provocó la llegada de turistas. Una situación que ahora los alojamientos que permanecen abiertos no esperan que se vuelva a repetir. “Ese turista que venía de fuera para disfrutar de la ciudad está muerto, no podemos contar con él durante un tiempo. El futuro pinta feo, si esto sigue así no vemos ni esa opción de que el verano nos pueda salvar”, lamenta René Reyero, del Hotel Los Campones, situado en Tremañes.

En su caso ha soportado bastante bien el impacto del covid gracias a dos perfiles de trabajadores, que le hacen estar a un 70 por ciento de ocupación por semana. “Tenemos, por un lado, a los que desempeñan su actividad en El Musel y Arcelor y, por otro, a una empresa que está efectuando la remodelación de los cines en Los Fresnos”, señala Reyero. No obstante, cuando llega el fin de semana, la situación cambia. “Es el descalabro, apenas nos situamos en el 20 por ciento de ocupación, y eso en el mejor de los casos”, describe, mientras echa unos números que siguen sin salir: “Llevamos meses así de mal, y ahora nos llega el 1 de febrero, en el que tenemos que pagar el IVA. Solo nos queda intentar sacar esto adelante de la mejor manera posible”.

Otros establecimientos de la ciudad lo llevan como pueden, con un escenario algo peor y sin ese colchón de las empresas y sus trabajadores para amortiguar el golpe. El céntrico establecimiento Alcomar apenas ha tenido un par de personas alojadas por día esta semana. Idéntica situación que La Polar, junto a la playa de Poniente, con cinco habitaciones, lo que supone un 20 por ciento de su aforo. “Estamos muy mal, es una situación muy difícil, en la que perdemos dinero y capeamos el temporal como podemos”, apunta Adela Vincelle. Solo la terraza, en su caso, les permite en los días buenos tener algo más de margen. “Esto es Asturias y el tiempo lo conocemos todos. Aunque al menos la cercanía con los juzgados y la Policía nos permite tener algo de movimiento”, explica. En su caso ha tenido que llevar al ERTE a cuatro empleados y sigue con diez que asumen tareas de las que no se puede prescindir.

El Ayuntamiento de Gijón ha elaborado una lista, que actualiza semanalmente, a través en la que informa de los hoteles abiertos en la ciudad para aquellas personas que se tengan que desplazar. Eso y convenios con empresas, con compromisos para que siempre envíen a sus trabajadores al mismo hotel, son los que les dan algo de vida a los alojamientos de la ciudad.

Otro de los factores que también les ha perjudicado es el cierre anticipado de la hostelería, fijado para las ocho de la tarde. “No nos ha ayudado nada, el visitante no tiene opción de salir a cenar algo, así que eso le resta motivación para venir al no tener ningún servicio disponible”, explica Élida Suárez, que está al cargo de El Moderne, en la céntrica calle Marqués de San Esteban. “Lo llevamos malamente”, relata, antes de contar su situación: “Nuestra ocupación ahora mismo es de un 15 por ciento, cuando antes de la pandemia nos podíamos mover siempre con un mínimo de un 60 por ciento. Estamos malviviendo, hemos cerrado también el bar, y el hecho de que los ERTE se prolonguen hasta mayo hace que no creamos que vaya a existir una normalidad hasta dentro de bastante tiempo”.

La línea habitual es de mantenerse bajo mínimos en los hoteles de Gijón. Aunque también hay alguna excepción. En La Posada de Roces también se han adaptando, al estar situados junto al polígono, al trasiego empresarial, que les ha hecho tener esta semana un lleno. “Estuvimos todos estos días a tope, aunque ahora para el fin de semana bajaremos a la mitad de ocupación o menos”, detalla Abraham Bahamón. “Por aquí vienen muchos gestores y personal de mantenimiento, por eso estamos teniendo buenas cifras de ocupación”, resalta.

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