El cierre perimetral y el buen tiempo convirtieron ayer al paseo del Muro en un refugio perfecto para miles de gijoneses. Pero, cuando más lleno estaba, el fuerte oleaje obligó a la Policía Local a cortar una buena parte del eje marítimo, desde la escalera dos hasta la seis. “Las olas eran espectaculares”, comentó Elena García, que ayer transitaba por el paseo del Muro sobre las seis de la tarde. El Cantábrico, azuzado por el temporal “Justine”, golpeaba en ese momento el litoral gijonés con olas de hasta tres metros. Además, se registraron fuertes rachas de viento, de hasta 30 kilómetros por hora, en las horas centrales del día.

Un agente de la Policía Local precinta el paseo del Muro. Ángel González

Muchos paseantes se detuvieron a contemplar el oleaje. Por eso, y ante el riesgo que eso conllevaba, la Policía Local se vio obligada a intervenir de urgencia. Los agentes se pusieron manos a la obra justo cuando estaba a punto de llegar la pleamar y el peligro era, por lo tanto, más acentuado.

Paseantes por el Muro. Ángel González

El sábado también se registró un fortísimo oleaje a media tarde que, eso sí, no generó desperfectos en el equipamiento municipal, aunque los golpes de mar llegaron incluso a rebasar el muro y ocupar parte de la zona peatonal. “La Policía Local llegó de repente y prohibió transitar por la acera próxima al Cantábrico”, explicó Jorge Suárez, otro joven que a esa hora circulaba en bicicleta, sobre las medidas que se tomaron en la tarde de ayer. Los paseantes de la zona central del paseo fueron derivados a la zona conocida como el “cascayu”. Y algunos ciclistas tuvieron problemas para transitar debido a las aglomeraciones que se produjeron. “Es muy bonito verlo, pero con precaución”, remató Suárez.