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Los ganaderos, hartos de los jabalíes: “Comen hasta el pienso”

Los trabajadores pecuarios urgen organizar batidas con cazadores para disminuir los ataques en las fincas rurales

Los ganaderos, hartos de los jabalíes: "Tenemos que espantarlos a gritos"

Los ganaderos, hartos de los jabalíes: "Tenemos que espantarlos a gritos" Pablo Palomo

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Los ganaderos, hartos de los jabalíes: "Tenemos que espantarlos a gritos" Pablo Palomo

José Rubio gestiona una explotación ganadera cárnica en Cabueñes con 147 vacas. Se ha acostumbrado a recibir cada noche una visita inesperada por las inmediaciones de su nave. No es raro para el ganadero tener que espantar jabalíes a gritos para evitar destrozos en la finca que gestiona. Su caso no es el único y se repite por toda la zona rural del concejo donde los ataques de los suidos son cada vez más frecuentes. Los ganaderos dicen basta. Exigen medidas contundentes y cacerías organizadas para bajar su número. “El jabalí va donde no siente peligro”, aseguran.

Marcelino Castiello es ganadero prácticamente desde que nació. Tiene 38 años y sus padres ejercieron la profesión antes que él. Y antes que ellos, lo hicieron sus abuelos. Antaño, trabajaba en Vega, pero ahora gestiona una explotación cárnica con 200 cabezas en Lavandera. Los encuentros con los jabalíes tampoco son cosa extraña para él. “Se meten hasta la puerta de la nave. Parece que trabajamos más para ellos que para el ganado”, lamenta. Reclama monterías para bajar su número. “En Lavandera se caza, pero muy poco. A la vista está que no es suficiente”, lamenta Castiello.

Juan Manuel Vallina conoce como la palma de su mano la zona rural. Trabaja en explotaciones en Santurio, Deva, Somió, Cabueñes y Caldones. En todos los puntos tiene problemas con los suidos. “Afecta a toda la zona rural del concejo. Es una plaga”, asegura. El hartazgo de Vallina cristaliza en el Principado. “No quiero que me paguen los daños. Quiero que me den unas fincas iguales a las que tengo y me han destrozado. Al menos, hasta que las mías se regeneren”, clama. Y es que un terreno destrozado por los suidos tarda al menos siete meses en volver en sí.

Hernán García tiene 45 años y es ganadero desde los 17. Posee, de toda la vida, 42 vacas en Cabueñes. “Me comen hasta el pienso. Los gastos que ocasionan son enormes”, puntualiza este profesional que cifra en 12.000 euros la sangría que le provoca el jabalí. “Queremos que se cace, que no haya zonas de seguridad. Es muy fácil cerrar la puerta del chalet”, clama.

Los ganaderos se enfrentan a un problema doble. Muchos gestionan las tierras, pero no son de su propiedad. Eso les obliga a tener en perfecto estado de revista sus terrenos, de puertas para afuera y para dentro. “Tenemos que limpiar los matos, limpiar las fincas y los ataques no paran”, lamentan. El Ayuntamiento implantará en las próximas semanas la caza con arqueros con licencia y seguro. Una solución ya implantada en Oviedo y que a estos ganaderos no convence. “En Oviedo hay tanto jabalí como aquí o más”, zanjan trabajadores pecuarios de Gijón.

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