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Jove lidera un plan pionero para detectar en sangre tumores de mama agresivos

El hospital, con la Universidad de Oviedo, creará un modelo matemático que averigüe qué mujeres sufren riesgo de metástasis: “Es algo único”

Por la izquierda, los investigadores, Nagore de Pablo, Francisco Vizoso, María Fraile, Luis Ovidio González y Noemí Eiró, en Jove.

La lucha contra el cáncer de mama se pelea en primera línea en Gijón. Los profesionales del Hospital de Jove, liderados por el profesional Francisco Vizoso, acaban de publicar el último de una serie de artículos relacionados con estos tumores en el que demuestran que un porcentaje significativo de mujeres con cáncer de mama tienen una expresión elevada de una proteína en células inflamatorias de su sangre. Así, Jove se plantea ahora un reto único y pionero: crear un modelo matemático con la Universidad de Oviedo para predecir las metástasis en mujeres con cáncer de mama y, por tanto, seleccionar a aquellas que pueden beneficiarse de quimioterapia preventiva.

El nuevo artículo confirma dos nuevos marcadores que pueden servir como “pista” para suponer que un cáncer de mama va a ser agresivo y, a partir de él, asegura Vizoso, se podría elaborar “un test único en su estilo” que tratará que, con un simple análisis de sangre (sin biopsias ni mamografías), los sanitarios puedan hacer un primer cribado de las pacientes con más peligro de enfermar gravemente.

Por partes. Vizoso explica que, hasta hace pocos años, la investigación contra el cáncer se basaba, como parecía lógico, en las células cancerosas. “Y yo, como cirujano, cuando tengo un tumor en la mano, veo que más de la mitad del peso son otro tipo de células, que son los fibroblastos y las células inflamatorias”, concreta. Son las llamadas células estromales y ambas conforman el tejido que “acoge” al tumor, pero Jove ya ha visto que pueden volverse “mercenarias” y aliarse con el cáncer, facilitando su crecimiento y agresividad. “Digamos que hasta hace poco se estudiaba el tumor, que es la semilla, y que ahora cada vez vamos viendo detalles que nos confirman que el terreno donde esa semilla se planta puede interactuar también para bien o para mal”, simplifica Vizoso.

Uno de los análisis de sangre que el equipo de investigación del Hospital de Jove utiliza en su pionero proyecto contra el cáncer. Ángel González

Las células inflamatorias vienen de la sangre periférica atraídas por las células tumorales. “Se supone que van a ayudar a eliminar el tumor, pero por determinados motivos se ve que a veces esas células, lejos de luchar, se vuelven aliadas y se ponen de su lado, favoreciendo un cóctel de sustancias que facilita el avance de esos tumores”, prosigue el investigador. Dentro de ese “cóctel” están unas proteínas llamadas metaloproteasas. “Son muy importantes, decisivas en aspectos básicos como la invasión o la metástasis porque destruyen tejidos. Yo soy una célula tumoral y estoy en una habitación sin puertas, así que, para poder llegar al pasillo, ellas me ayudan a derribar la pared”, ejemplifica el experto. Estas sustancias también activan otras proteínas que facilitan que el tumor crezca más cómodo, creando vasos sanguíneos para que se alimente. “Se vuelven verdaderas formas de vida. Una forma de vida aberrante, pero inteligente”, aclara el investigador.

En este último estudio, el equipo de Jove comparó esos análisis de células inflamatorias en sangre periférica de mujeres con cáncer comparando sus resultados con un grupo de control que, en este caso, lo conformaron altruistamente 28 sanitarias del propio hospital, a quien Vizoso agradece su ayuda. “¿Y qué hemos comprobado? Pues que en una cuarta parte de las mujeres con cáncer de mama detectamos alteraciones genéticas. Tienen alterada una expresión de esas metaloproteasas, en concreto la número 11”, resume.

La presencia de estas células con esta proteína está asociada al mal pronóstico de la enfermedad, por lo que el equipo gijonés parece haber dado con una “piedra angular” en el diagnóstico de tumores agresivos. “Será muy beneficioso poder acotar qué pacientes necesitan los tratamientos con quimioterapia, costosos y agresivos, y cuáles no. Hasta ahora se hace de forma casi indiscriminada”, razona.

Esta línea de investigación, que ya tiene varios estudios similares publicados, empieza a “cerrar el círculo” y tratará de concretarse en el citado modelo matemático que intente prever, “con más del 90% de precisión”, qué tumores amenazan con metastatizarse. “Hay dos tests de este tipo en el mercado, pero se basan en las células cancerosas. El nuestro, como decíamos antes, se basarán en la tierra en la que esa semilla tumoral se planta. Es un gran avance”, zanja el experto.

El proyecto

  • La otra pista del cáncer. Jove investiga qué células colindantes al tumor pueden potenciarlo.
  • En sangre. Un simple análisis de sangre sirve para detectar parte de estas células “mercenarias”.
  • Un test. Jove estudia ahora un modelo matemático para detectar con tiempo la metástasis.

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