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Los antiguos alumnos de la Laboral ofrecen su fondo documental para la candidatura a la Unesco

La Asociación reclama al Principado una encuesta sobre el polémico cartel que habla de “adoctrinamiento”: “No prostituyan la historia”

Universidad Laboral de Gijón. Ángel González

La Asociación de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral está dispuesta a ofrecer al Principado el fondo documental de que dispone para que prepare la candidatura encaminada a intentar que la Unesco incluya el complejo arquitectónico en su listado de lugares reconocidos como Patrimonio de la Humanidad. Ese fondo documental que el colectivo ha ido acumulando a lo largo de los años incluye 21 publicaciones propias, además de libros y otros documentos, así como fotografías. Se adjuntará al informe que los antiguos alumnos remitirán al Gobierno autonómico para hacer los trámites, tal y como adelantó ayer LA NUEVA ESPAÑA.

El presidente de la asociación, Jesús Merino, hace especial hincapié en los tres volúmenes recopilatorios de la revista “La Torre”, que recogen “la historia plena de la Universidad Laboral, de cómo ha evolucionado, los actos, deportes e ideologías que hacían un reflejo de las distintas corrientes de pensamiento de la época, incluyendo el mayo del 68 francés. La historia de la Universidad Laboral no hay que escribirla; ya está escrita con fidelidad” en los sucesivos ejemplares de La Torre en la que escribían alumnos y el profesorado. Las publicaciones propias de la asociación componen el núcleo central del dosier que prevén poner en manos de la administración autonómica para facilitar la presentación de la candidatura ante la Unesco.

El presidente de los exalumnos de la Laboral hizo este ofrecimiento tras difundir un comunicado de 10 páginas contra el cartel colocado por la Consejería de Cultura a la entrada de la Laboral, en el patio corintio, en el que se señalan símbolos franquistas que permanecen en el edificio y se alude a que el mismo fue concebido para el “adoctrinamiento” de los estudiantes en la ideología que sustentaba al régimen dictatorial. Frente a esto, Merino contrapone las crónicas del día a día en la Universidad Laboral que fueron plasmándose a lo largo de los años por alumnos y profesores en la revista La Torre y hace un llamamiento a las autoridades del Principado para que “no malgasten tiempo, esfuerzo y recursos económicos en escribir la historia de la Universidad Laboral. Menos aún intenten reescribirla, porque probablemente no podrían evitar falsearla y prostituirla. Ya la tienen impresa, ordenada y veraz; contada por sus propios protagonistas que la vivieron en primera persona: alumnos, profesores, educadores”.

Merino también reclama al gobierno regional que encargue una encuesta entre los miles de alumnos que pasaron por las aulas y talleres del antiguo centro docente sobre si consideran que se corresponde con la realidad el cartel colocado en cumplimiento de la legislación sobre la Memoria Histórica. Y considera que no es preciso “resignificar” un centro dedicado a la enseñanza secundaria, la cultura y el arte y también se pregunta si la justificación que dio al cartel el presidente regional, Adrián Barbón, de que es necesario para evitar errores del pasado es una referencia exclusiva a los de un bando o a “todos los errores del pasado, porque a tal fin sería preciso poner más carteles, bastantes más”.

Merino cuestiona que se identifique a la Universidad Laboral con el régimen dictatorial que gobernó España 40 años ya que “durante esas cuatro décadas, ‘todo era franquista’ en España; todo llevaba el sello franquista: las carreteras, los hospitales, las escuelas, los pantanos, los más de cuatro millones de viviendas sociales para los trabajadores construidas por aquel régimen... Todo, absolutamente todo, era franquista”, por lo que el adoctrinamiento franquista, sería “en todo caso, el que se registraba, no más, en cada escuela y colegio de España en aquel tiempo”.

Merino va más allá y sostiene que los símbolos que permanecen en la Laboral tienen más que ver con el cristianismo que con Franco. Así, sobre el escudo franquista que corona la parte superior de la fachada del Teatro de la Universidad Laboral dice que “muestra un parecido extraordinario, casi podría decirse que son idénticos, con el que los Reyes Católicos eligieron para su unión dinástica y la consecuente unión de España” reinado al que aluden “el yugo y las flechas; el primero alude a la Reina “Ysabel” (Y) y las flechas al Rey Fernando (F)”, sostiene.

El presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos también afirma que “riega totalmente fuera del tiesto” el responsable del área de Cultura del Principado que haya incluido como símbolo franquista el fresco de Francisco Arias que en la cafetería de la Laboral y que según indica Merino son “una alegoría de los trabajadores asturianos, pescadores, mineros y metalúrgicos, a los que se rinde homenaje, encomendados a la protección de la Virgen de Covadonga”. También defiende el valor artístico de la sala de pinturas del Teatro de la Laboral, que rebosa de “doctrina y humanismo cristianos” y no de franquismo, como reza el cartel colocado por el Principado.

Los antiguos alumnos hacen un llamamiento al Principado para que miren al futuro más que al pasado. Entre otras cosas, para ocuparse de evitar el deterioro galopante del complejo monumental. En ese sentido señalan que la cúpula de la iglesia “podría derrumbarse y venirse abajo”, que los frescos de la sala de pinturas y de la cafetería “presentan deterioros precursores de un futura y no lejana ruina de las misma”.

La cruz de entrada a la Iglesia, sobre la puerta de entrada, “está desprovista del ropaje que la cubría y que se correspondía con el símbolo que representa la identidad y la historia de Asturias, ‘La Cruz de la Reconquista” y amenaza con caerse al tener podrida su raíz. En el interior del teatro, por encima del marco de su escenario, “continúa vergonzosamente enterrada una obra pictórica de categoría excepcional la cual, esencialmente, es un homenaje a los estudiantes, los trabajadores y, en general, al mundo del trabajo”. Añade que entre el 20% y el 25% de la Universidad “sigue desocupado, abandonado y en avanzando deterioro”.

Merino también critica actuaciones modernas en el complejo, como “las naves industriales que preceden al cementerio de Somió, con el horripilante monstruo de la caja escénica del Teatro que cercenó el perímetro de la Universidad tal como era arquitectónicamente en su origen”, así como la dedicación como viviendas sociales de los antiguos dormitorios que dominan la esquina del edificio de ese mismo lateral, que deberían de haberse convertido en una residencia para hacer, junto al Teatro, que la Laboral se convirtiera en un gran centro de congresos,

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