Mariano Marín ha anunciado esta mañana su dimisión como presidente del PP de Gijón -y su baja como afiliado del partido- y no lo ha hecho en silencio sino explayándose en la crítica. Según ha explicado, ha tomado la decisión después de "la campaña de acoso y derribo" a la que ha sido sometido. A ojos de Marín, la dirección regional del partido, con Teresa Mallada a la cabeza, ha sido responsable de esta situación. Marín asegura haber sido sometido a "amenazas, chantajes y descalificaciones en público y privado por parte de la dirección regional" y otros miembros del partido. Acoso, ha explicado, "que se suma a los bloqueos y el boicot permanente que he vivido para impedirme llevar a cabo el trabajo para el que tuve el honor de ser democráticamente elegido por los afiliados de Gijón".

Marín ha puesto en conocimiento de Pablo Casado lo que sucede en Gijón. Le ha informado "de las tropelías que se están llevando a cabo en el PP de Gijón, le expreso mi opinión sobre las causas y responsables del envilecimiento y la degeneración del partido en Asturias y le insto a tomar las decisiones oportunas antes de que se quede sin siglas sobre las que intervenir". Marín asegura ahora dimitir “de forma forzada” y para que lo que él llama una “campaña de acoso y derribo” no acabe mermando también su prestigio como abogado.

El comité de derechos y garantías del PP de Asturias decidió ayer abrir un expediente disciplinario a Mariano Marín, tras la denuncia presentada por la mayoría de los integrantes de su junta local por la inoperancia de los órganos del PP gijonés durante un año, la práctica inactividad de la sede, las descalificaciones al candidato a la Alcaldía, Alberto López–Asenjo, en la campaña de las últimas elecciones municipales y la negativa a votar una propuesta para su reprobación. Lo hizo un día después de retrasar la reunión donde tenía previsto iniciar el procedimiento, como adelantó LA NUEVA ESPAÑA.

En la reunión de ayer, además de considerar que la queja presentada por 40 miembros de la junta local del PP de Gijón contiene argumentos suficientes para expedientar al presidente del partido en la ciudad por la supuesta “vulneración de sus derechos como afiliados e infracciones estatutarias cometidas por el expedientado en su condición de presidente local del Partido Popular de Gijón”, también se nombró instructora del expediente a Diana María Sánchez Martín, exportavoz adjunta del grupo parlamentario de Ciudadanos en la Junta General del Principado en la anterior legislatura, hoy militante popular y vocal del comité de garantías regional.

La decisión de expedientar a Marín fue unánime entre los asistentes a la reunión de ayer, pero no entre todos los miembros del comité de derechos y garantías. Al encuentro no acudió el representante de Nuevas Generaciones. La organización juvenil ha optado por mantener una posición “neutral” en el conflicto abierto por el control del partido en Gijón según recalcan personas próximas a su representante en el comité de garantías.

El expediente llegó después de que éste se hubiera negado a dimitir, tal como le pidieron la presidenta regional del PP, Teresa Mallada, y el secretario general del partido, Álvaro Queipo, en una reunión que los tres mantuvieron el pasado 15 de enero, por la parálisis del partido en la ciudad. Marín señaló en aquella cita que sólo se iría si se lo solicitaban desde la dirección nacional del PP, con la que había mantenido contactos en diciembre (se reunió con la vicesecretaria nacional, Ana Beltrán).

El plazo que le dieron en aquel ultimátum venció sin que Marín, persona leal a la anterior presidenta regional, Mercedes Fernández, diera su brazo a torcer. No sólo eso, sino que anunció que sólo estaba dispuesto a dejar el cargo a través de un congreso y “no por dimisiones forzadas ni por sustituciones a dedo”.

Su dimisión deja ahora despejado el camino para que tomara las riendas del PP de Gijón el secretario general y hombre de confianza de Mallada, Pablo González, con más apoyos en la junta local que Marín. El aún presidente del PP de Gijón se pronunciará hoy públicamente sobre la apertura del procedimiento disciplinario contra él.

Comunicado de despedida cargado de dinamita

En su carta de despedida Marín no ha escatimado explicaciones y dinamita para contrarrestar lo que él llama una campaña intensa de desprestigio hacia su persona. "Yo no he desatado la guerra", ha dicho. Y ha incidido en que "quienes me conocen saben que soy tranquilo, sensato y prudente", y rechaza de plano su falta de esfuerzo para el entendimiento.

"He intentado con todas mis fuerzas trabajar conjuntamente con la dirección regional, he tendido mi mano, he atendido a sus instrucciones, he buscado el diálogo y el acuerdo, he comprometido coordinación... pero todo ha sido inútil", asegura. Se describe como persona "más partidaria de hablar en los órganos del partido" que fuera de ellos, pero asegura que ha tenido que decir basta. "Tengo dignidad, honor familia y amigos, y no puedo tolerar que se descuartice mi imagen en el circo de fieras en el que se ha transformado la dirección del PP de Asturias. He tenido que salir al paso de la brutal campaña de desprestigio con la que estoy siendo agredido desde hace ya muchas semanas".

Para Mariano Marín, "la presidencia del PP de Asturias ha hecho de mi desaparición política y civil su obsesión y del asalto cruento al PP de Gijón su prioridad desde que llegó hace cuatro meses accedió a tal cargo vía designación directa", y desde entonces, dice, ha llevado a cabo una "estrategia perfectamente planificada" -"primero se me ha impedido hacer mi trabajo para luego exigirme la dimisión por no hacer lo que no me permitían hacer"- que llega ahora a su cúlmen con la dimisión "obligada" que lleva a cabo Marín.