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El Muro debe expulsar a los coches para reavivar el comercio, sostienen los expertos

Urbanistas y arquitectos proponen peatonalizar el paseo y permitir el tráfico de residentes a diez kilómetros por hora: “Será otro Gijón”

Paseantes por el Muro. Ángel González

Un Muro peatonal como un “ágora” que una el paseo marítimo con la fachada comercial en el que los vehículos privados tengan un papel, sino excluyente, minoritario, con velocidades impuestas de no más de 10 kilómetros por hora y con entradas por vías transversales a las que van en paralelo al mar que rompan con el actual modelo de “autopista urbana”, una idea “desfasada” que tampoco tendría futuro en el caso de soterramiento. Estas fueron, en líneas generales, las principales conclusiones del debate de ayer sobre el futuro del eje de San Lorenzo organizada por la comisión de trabajo que diseñará hasta abril, liderada por el Colegio de Arquitectos, una propuesta de reforma definitiva del paseo. Tras una primera cita en la que se había repasado la historia del Muro, su futuro se inclina ahora, según estos especialistas, a una idea de “cascayu” amplificado, unificando todo el paseo en una plataforma única que permita pasar solo a vehículos de residentes, comercios y emergencias, y sin plazas para aparcar.

La jornada de debate, online, duró tres horas y contó con cuatro ponencias, todas a cargo de expertos en urbanismo que lanzaron experiencias de otras ciudades que podrían servir de ejemplo a Gijón. Salvador Rueda, responsable del plan de movilidad sostenible en Vitoria, fue quizás el más tajante a la hora de explicar la importancia de eliminar el tráfico rodado en el paseo gijonés. Compartió con la comisión incluso un boceto de cómo quedaría el Muro, dibujando espacios verdes por toda la fachada marítima y dejando solo algunas vías perpendiculares por las que los vehículos “sí podrían llegar” al Muro, “pero no pasar ni quedarse en él”.

Propuso crear “un sistema de ruta en bucle que expulse a los coches, obligándoles a girar siempre en la siguiente bocacalle” y que la ciudad sea más ambiciosa y estudie el proyecto que él está llevando a cabo ahora en Vitoria-Gasteiz: el de las “supermanzanas”. En esencia, este tipo de diseños urbanísticos permite que los vehículos circulen a velocidad moderada (30 kilómetros por hora) en un número muy reducido de vías. El resto de calles son para los peatones y ciclistas, compartidas con pocos vehículos –de residentes, comercios y sanitarios– y con límites de 10 kilómetros por hora en la velocidad. Dice que en Vitoria los coches, ya fuese por plazas de aparcamiento o calles, ocupaban un 84% del espacio. Él busca liberar el 75% en un plan que sigue en curso y que conllevaría la reducción de un 12% de los vehículos en circulación. Desecha por completo la idea de que, por espacio, coches y peatones puedan compartir el Muro. “Mantener una vía longitudinal para unir la circunvalación a través del lugar más emblemático de Gijón es un error. Mi opinión es que la solución pasa por ‘pinchar’ el Muro, dejar que los coches que tengan que acceder a la zona lo hagan por vías transversales y que tengan que salirse siempre en el siguiente tramo. Haced eso y tendréis otro Gijón”, dijo, en respuesta a una pregunta de Cosme García, director general de Medio Ambiente y Movilidad en el Ayuntamiento.

El ponente Alfonso Sanz, experto también en planes de movilidad, es responsable de un proyecto en San Sebastián con el que la ciudad se compromete a reducir en un 80% las emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2050. Sus análisis reflejan que estos vertidos recaen en un 40% en la movilidad, frente a al 28% que asume la actividad industrial, por lo que considera también “clave” que el tráfico rodado se mitigue en Gijón. Cree, sin embargo, que el actual debate sobre el futuro del Muro está ignorando un aspecto crucial: el cambio climático. Propuso un plan de protección del paseo ante grandes oleajes, ampliar la sustitución de vehículos tradicionales por los eléctricos con un plan que haga que el 60% del transporte sea público y eliminar aparcamientos. “No tiene sentido que haya tanto espacio para coches que están el 97% del tiempo aparcados”, razonó.

En la misma línea se mostró Ana Montalbán, secretaria técnica de “Ciudades que Caminan”, una asociación que trata de aglutinar a municipios que apuestan por la peatonalización. Cree que el Muro “no está lo suficientemente aprovechado” y pidió “regresarlo” a sus raíces, “cuando casi no había coches”, y que no siga siendo una “autopista urbana”. Sugirió también unificar todo el espacio –ve “inútiles” las medianas de Rufo García Rendueles– y crear un gran “ágora” para los vecinos.

Por último, Zaida Muxí, doctora arquitecta, explicó que hay que romper con el modelo de ciudad residencial en el que el vehículo se ve necesario para moverse a cualquier lugar. Cree que Gijón necesita ser una ciudad “jugable”, con más espacios para el ocio infantil, y sacar a los vehículos del centro.

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