“Este estudio no va a impedir que el Puerto tenga que seguir avanzando en las medidas medioambientales que aseguren que los graneles en general y el carbón en particular no caigan al mar”. La alcaldesa de Gijón, la socialista Ana González, se pronunció ayer con estas palabras respecto al estudio sobre el origen de las manchas de carbón en la playa de San Lorenzo que El Musel ha encargado a la Universidad y cuyas conclusiones preliminares fueron presentadas en la reunión del viernes del Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria de Gijón, tal como adelantó LA NUEVA ESPAÑA. Ese avance del estudio, elaborado por la Universidad de Oviedo, desliga las manchas de la playa de la actividad actual del Puerto, señalando que el carbón que llega al principal arenal gijonés ha pasado muchos años previamente en el agua. Y, además, que la orografía submarina impide la salida de aguas portuarias del carbón que cae a las mismas. El estudio también se apoya en el análisis de las corrientes marinas.
La postura del Ayuntamiento está en plena sintonía con la decisión que va a adoptar el Principado, que en el texto definitivo del nuevo Plan de acción para la reducción de la contaminación en el Oeste de Gijón va a incrementar las medidas correctoras impuestas a la actividad granelera en el Puerto, respecto a las establecidas en el borrador inicial, del pasado mes de octubre.
La viceconsejera de Medio Ambiente del Principado, Nieves Roqueñí, señaló ayer sobre la actividad granelera en el Puerto que “tendrán que extremarse las precauciones, con independencia de lo que digan los informes”, en referencia al encargado por el Puerto a la Universidad.
Las precauciones a extremar son relativas tanto a reducir la contaminación atmosférica como la del agua. Esta última, de especial relevancia en lo que se refiere a las avenidas de carbón en la playa.
Roqueñí adelantó que entre las nuevas medidas que se van a incluir en el texto definitivo del plan de calidad del aire para el Oeste de Gijón están precisamente el incremento de los riegos en las zonas de acopios graneleros en el Puerto y no sólo en las zonas que se usa ahora, sino en más. El riego se tendrá que hacer en parvas de carbón, en viales y en explanadas tanto de primera como de segunda línea de muelle. El Principado va a impulsar una adecuada gestión de ese agua de riego, además de la de lluvia que arrastra el carbón, para evitar que acabe vertiéndose al mar.
“El Puerto debe seguir avanzando en medidas para asegurar que los graneles no caigan al mar”
El Principado es la administración competente para exigir esas medidas ambientales y quiere avanzar ya, sin necesidad de esperar a la aprobación del nuevo plan para reducir la contaminación en el Oeste de Gijón. De hecho, el director general de calidad ambiental del Principado, Pablo Álvarez Cabrero, envió el pasado mes de enero una carta a los responsables portuarios para formar, junto al Ayuntamiento de Gijón, un grupo de trabajo sobre el agua y a la vez requerirles información relativa a las empresas que operan con graneles, sin que hasta la fecha el Puerto haya respondido.
Roqueñí explica que ha recordado al presidente del Puerto esa petición de enero. También apunta que el nuevo plan para el Oeste de Gijón contempla que el Puerto acometa una reordenación de sus espacios delimitando zonas concretas para el manejo de graneles sólidos. Esas zonas deberán de estar “bien apantalladas y, cuando haya finos, habrá que cubrirlas”, señaló la Viceconsejera. “Se va a extremar la prevención de la formación de nubes de polvo de carbón que acaba en el aire y, también, parte en el agua”, apunta Nieves Roqueñí.
“Deberán extremarse las precauciones con independencia de lo que digan los estudios”
La Alcaldesa, por su parte, recordó que el Puerto ya había asumido compromisos de cuidado ambiental con anterioridad, colaborando con la viceconsejería y con la concejalía de Medio Ambiente para la elaboración del plan del aire.
En cuanto al informe que ultima la Universidad para el Puerto, Ana González, indicó que “ese estudio, que puede ser sin duda muy interesante, no invalida lo que ya ha demostrado el Incar y es, primero, que el carbón lleva mucho tiempo viniendo a las costas gijonesas y de vez en cuando aparece en la playa; y segundo, que no podemos hablar de que ese carbón sea del ‘Castillo de Salas’, sino que es de otra tipología, eso está claramente demostrado por los análisis que se han hecho” desde el Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono (Incar, perteneciente al CSIC).
La Alcaldesa también apuntó que el carbón que cae al mar, sea cual sea su origen, tarda muchísimos años en desaparecer y también indicó que “el Puerto ha ido tomando medidas”. “Hoy en día tenemos un puerto que sin duda alguna vierte menos carbón al mar, pero que tiene que mejorar todavía estas cuestiones, y asegurar más que los graneles no llegan al mar”, remarcó.
