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“No sabemos si el carbón llega a la playa, pero aquí lo respiramos”, dicen los vecinos de la zona oeste

Los afectados exigen que las actividades graneleras del Puerto se hagan bajo carpas o en espacios adaptados: “Sufrimos cada día, estamos hartitos”

Nube de carbón en El Musel, en una imagen de archivo.

En plena discusión sobre el origen de las manchas de carbón en la playa de San Lorenzo, y que el estudio que El Musel ha encargado a la Universidad desliga de la actividad actual del Puerto, tal y como adelantó la semana pasada LA NUEVA ESPAÑA, los vecinos delos barrios más cercanos a la dársena gijonesa alzan la voz: “Lo de San Lorenzo es un problema sobre todo estético, pero nosotros tragamos el polvo del carbón todos los días”, recuerdan.

Así de gráfico se muestra el presidente de la asociación vecinal de Jove, José Ramón Fernández. “No está bien que salgan esas manchas en la arena, pero no es un problema de contaminación como el que nosotros sufrimos día sí, día también”, subrayaba ayer, “hartitos de polución” como están en su barrio. “Cada vez que se levanta aire, se levanta polvo y seguimos respirándolo, y no sólo eso: Arcelor, Aboño... estamos rodeados pero parece que importa poco”, lamenta, consciente de que “tenemos que aprender a vivir con el progreso, pero tomando medidas que nos protejan”.

En la misma línea está Luis Ángel Fernández, de la asociación vecinal de Portuarios. “Todos los días tragamos polvo de mineral, y ncesitamos que nos hagan caso”. Ayuntamiento y Principado pretenden incrementar las medidas correctoras impuestas a la actividad granelera en el Puerto, y los vecinos de Portuarios insisten en su propuesta. “Hace años que venimos diciendo que la solución es fácil, el Puerto puede aprovechar los raíles que ya existen para colocar unas naves móviles que cubran las actividades que levantan más polvo, como se hizo en su día en Juliana para chorrear los cascos de los barcos”. Fernández insiste en que es “una inversión asequible” y que tendría efectos inmediatos en la reducción de la contaminación procedente de los carbones de El Musel, pero “ni caso”, lamentan.

Los residentes de El Muselín están inmersos en la misma batalla, exigiendo que “efectivamente se cubran” los 10.000 metros cuadrados de la explanada cerca del barrio en la que hasta los años 70 del siglo pasado se almacenaba mineral de hierro para la siderurgia, y que ha sido alquilada por una empresa exportadora para dedicar ese espacio a almacenar a cubierto carbón de alta calidad y productos siderúrgicos tanto de Arcelor como de otros fabricantes. Los vecinos recelan, y advierten de que estarán vigilantes para que esta actividad no suponga un nuevo foco contaminante. “Bastante tenemos con lo que hay y con lo que tragamos a diario”, sostiene Ángel Piñera, de la asociación de vecinos de El Muselín.

Va más allá el representante vecinal, quien recuerda que la contaminación de la zona oeste “no sale sólo de El Musel sino de muchas más empresas” y pide “un gran pacto de toda la ciudad para exigir que se cumplan las normas de contaminación”. En cuanto a la nueva explanada de almacenamiento en el Puerto “estaremos muy atentos, sabemos que tienen permiso pero vigilaremos que todo se hace como se debe”. Y si no, afirma, “nos movilizaremos”.

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