El abogado gijonés acusado de un delito de apropiación indebida por quedarse con 171.000 euros de un matrimonio ha sido condenado a cinco años de cárcel y al pago de una indemnización a sus víctimas igual al dinero que se quedó de forma ilícita. No obstante, la sentencia de la sección octava de la Audiencia no es firme y el letrado recurrirá el fallo ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

La Fiscalía, según su escrito de acusación, considera que el letrado, “al margen de su compañera de despacho y con desconocimiento de esta”, siendo conocedor del importante incremento en los ingresos del matrimonio derivados del cobro de la pensión por gran invalidez y de las indemnizaciones derivadas del accidente laboral, procedió a abusar del poder otorgado de buena fe por la mujer, “con bajo nivel intelectual”.

El abogado gijonés acusado de apoderarse de forma indebida de más de 171.000 euros de un matrimonio que lo contrató para gestionar la incapacidad permanente del hombre tras un accidente, un delito por el que afronta seis años de cárcel, defendió en el juicio, celebrado el pasado mes de enero, su buen hacer durante el juicio en la Sección Octava. "Nunca moví un solo euro sin que ella me lo dijese", afirmó el letrado, que solo quiso responder a preguntas de su abogado. Este hombre, J. M. M. M., explicó que por orden de la afectada realizaba reintegros que luego le daba en mano, desplazándose a Valladolid. Una versión que la mujer, con pocas capacidades, negó esta mañana a través de videoconferencias de la capital castellanoleonesa.

La Fiscalía, según su escrito de acusación, considera que el letrado, “al margen de su compañera de despacho y con desconocimiento de esta”, siendo conocedor del importante incremento en los ingresos del matrimonio derivados del cobro de la pensión por gran invalidez y de las indemnizaciones derivadas del accidente laboral, procedió a abusar del poder otorgado de buena fe por la mujer, “con bajo nivel intelectual”. La “sangría económica” a la que sometió a sus clientes, apropiándose del dinero de sus cuentas, obligó a la mujer a pedir limosna a la puerta de las iglesias y acudir a los servicios de caridad. Fue una abogada de Valladolid, donde se había mudado el matrimonio, quien ayudó a la mujer y la acompañó a presentar denuncia en Fiscalía.