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La Basílica urge un permiso municipal de obras para frenar su constante deterioro

Las goteras afectan a la residencia de la Iglesiona y varias zonas del templo | Las vidrieras y la verja de acceso presentan daños

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El párroco Manuel Robles nos enseña los daños de la Basílica del Sagrado Corazón Juan Plaza

El rector de la Basílica del Sagrado Corazón, Manuel Robles, ha pedido al Ayuntamiento un permiso de obras urgente para solucionar los graves problemas de filtraciones que sufre el popular edificio, entre otras deficiencias. La ausencia de una instalación de caída de agua por la calle Instituto, ya que solo existe por la parte de la calle Begoña, ha provocado que se hayan creado goteras que afectan a las habitaciones de la residencia situadas en la última planta y también a las paredes del templo. “Se trata de un edificio emblemático, pero con un alto coste de mantenimiento cada año para arreglar algunos desperfectos”, explica Robles.

Este problema se une a otros desperfectos que, con recursos propios y pendientes de recibir alguna ayuda, se están intentando subsanar. “Es importante la colaboración institucional y de particulares. Con recursos propios podríamos llegar al 50 por ciento del total del coste”, cuenta el rector de la basílica, conocida popularmente como Iglesiona, que ya ha tenido un primer contacto con el Ayuntamiento para que se faciliten los permisos para las obras y también para acercar posturas de cara algún tipo de colaboración desde el ámbito institucional, fundamental para la mejora.

Desperfectos por goteras en el interior del templo. Juan Plaza

“El edificio se encuentra en buen estado estructural, pero necesita un mantenimiento de urgencia”, destaca el rector de la Basílica del Sagrado Corazón. La última gran reforma que se llevó a cabo en el templo fue hace ya doce años. Lo que más preocupa a Robles son las goteras. “Hemos hablado con el Ayuntamiento para hacer una caída con arqueta, para que nos den los permisos, porque solo baja el agua hacia la calle Instituto, ahí se acumula y se filtra”, relata el religioso. El resultado son humedades en los techos de la última planta, donde se encuentran las habitaciones, y también desconchones en las paredes. “Es lo más urgente, porque tememos que esas filtraciones puedan derivar en otro tipo de desperfectos, y que alguna de las pinturas o elementos artísticos se puedan ver afectados”, explica. Ahí una de las medidas más rápidas en las que se trabaja para solucionar las filtraciones es la instalación de una lona protectora en la zona la terraza, tras haber arreglado parte del tejado de la cúpula, donde ya se visibilizaba el desgaste por el paso del tiempo.

La verja de la entrada al templo, estropeada. Juan Plaza

Otro de los elementos de más valor son las vidrieras. “Es necesario restaurarlas todas”, afirma. Por el momento, en la Basílica del Sagrado Corazón ya trabajan para pulir desperfectos en dos de ellas, la dedicada a “La vida oculta”, y la de “Jesús predicando el reino de Dios”, ambas orientadas hacia la calle Begoña. También se ha visto afectado el motor de la reja modernista de entrada al templo, que en los últimos días ha dejado la zona de acceso reducida a la mitad, a la espera de poder afrontar también ese arreglo.

“La Basílica es uno de los templos más importantes que tenemos en Gijón y en el Norte de España es una de las mejores expresiones del modernismo. Tiene un gran valor artístico y también espiritual”, destaca Manuel Robles, que muestra su preocupación por esta serie de desperfectos, que han pasado de ser casi invisibles a manifestarse de forma clara en algunos rincones del edificio.

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