La campaña de vacunación contra el coronavirus reservó ayer el Palacio de los Deportes de Gijón para 1.156 docentes citados a recibir su primera dosis de AstraZeneca, los primeros en la ciudad. Algunos de los presentes, todos profesores de Infantil o de apoyo –en las próximas semanas se protegerá también a los de Primaria y Secundaria–, reconocieron que en estos últimos días llegaron a replantearse si acudirían al pabellón. La muerte de una enfermera austríaca por una trombosis múltiple sufrida a los 10 días de vacunarse motivó la reciente retirada preventiva de algunos lotes de la marca –pese a que la evidencia científica no la vincula hasta ahora con ningún efecto adverso recurrente– a escasos días de iniciarse la protección de docentes, que ha preferido no caer en alarmismos. “Al final que nos vacunen es lo mejor que nos puede pasar. Si está en el mercado, entiendo que es porque es segura. Me da más miedo el virus”, razona Ana Arranz, responsable de las escuelinas de Contrueces y Candás.

Arranz acudió ayer al Palacio de los Deportes con un cuarto de hora de antelación y con un paracetamol en el bolso que al final no tuvo que tomarse. Cuenta que apenas tuvo que hacer cola. “Realmente es rapidísimo, casi no tuve que esperar. Te dan el pinchazo, que no es nada, y a los diez minutos ya te puedes ir”, aseguró. Espera que otros compañeros de profesión no se dejen llevar por el miedo y acudan también a su cita. “Es que esto de las contraindicaciones... No sé, también puede producir efectos adversos parecidos la píldora, y se receta. La vacuna es lo único que tenemos disponible para protegernos”, destacó.

De forma similar opina Rocío García, otra de las citadas ayer, que también aplaude la “fluidez” de las colas y reconoce haber tenido alguna duda respecto a AstraZeneca. “Yo ya había firmado el consentimiento y empezaron a salir las noticias de que había problemas, pero al final sabía que me la iba a poner. Trabajando donde trabajamos, hay que vacunarse sí o sí”, defendió. García fue algo más previsora y se tomó el paracetamol ya antes de la cita –una recomendación habitual, aunque tampoco imprescindible–, y refería ayer sentir solo “algo de molestia” en el brazo, pero no malestar.

Este millar de docentes recibirán otra llamada de Salud para ponerse la segunda dosis en unas doce semanas. Hasta entonces, esperan que el primer pinchazo ya sirva para reducir riesgos en un entorno educativo que, aunque lo consideran “seguro”, sí se complica con pequeños de menos de cinco años. “Son demasiado pequeños como para entender lo que pasa y siguen jugando como siempre, estornudan y se llevan cosas a la boca. Lo responsable es que nos vacunemos”, concluyó García.