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La figura de la semana | Ángel Lorenzo del Rivero, nuevo presidente de Otea en Gijón

El camarero que levantó un imperio

El socio del Grupo Gavia es una persona inteligente, coqueta y con buen ojo para los negocios que se marca el reto de revivir a su sector

Ángel Lorenzo.

Inteligente, trabajador, dialogante, simpático, reflexivo y comunicativo. Amante de los coches, aficionado al cine en general y a las películas de James Bond en particular. Coqueto, elegante y con el mismo peinado desde hace años. Estado civil: soltero, aunque con pareja estable. Muy del Sporting, aunque también aficionado al Real Madrid. Sin hijos.

Esas son algunas de las señas de identidad que aportan los más cercanos a Ángel Lorenzo para describirle, aunque habrá pocos gijoneses que no sepan de quién se trata. Socio fundador del Grupo Gavia, es uno de los hosteleros más conocidos de la ciudad y de la región y acaba de asumir la presidencia de Otea en Gijón, la sucursal de la patronal hostelera en la ciudad, con el firme objetivo de reavivar a su sector, azotado por la pandemia. Trabajará codo con codo con Élida Suárez, del Hotel Moderne, y Alejandro López, del grupo hostelero Alec Group.

Habrá quien piense que a sus 56 años, con su posición y sus responsabilidades, qué necesidad tendrá Lorenzo (casi nadie le llama Ángel) de torear el “miura” de representar a la patronal en medio de una situación económica y sanitaria nunca vista. Pero los que le conocieron cuando era un incipiente camarero tienen claro que su voluntad es firme y sus intenciones generosas. “Entendimos que hay que aportar y participar en cosas de la ciudad. Está pasando una época en la que quieres hacer cosas que dejen huella”, afirma Javier Martínez, vicepresidente de Otea y del Sporting, uno de los que mejor conocen a Ángel Lorenzo. No en vano, lleva siendo su socio y su amigo desde hace más de 30 años.

El nuevo representante de la patronal hostelera, del barrio de La Arena, estudió en el colegio Corazón de María. Su padre trabajó en Astilleros del Cantábrico. Llegó a estudiar Derecho en la Universidad de Oviedo, aunque no se licenció. Trabajó en muchos bares de moda en el Gijón de los ochenta. Uno de ellos, el Buffy, en Somió.

En cine se conoce como “ópera prima” a la primera cinta de un director, y con ese mismo nombre, el 12 de mayo de 1988, Lorenzo inauguró junto a Javier Martínez, Alejandro Imbérgamo y el añorado Lauren Alonso un local que rompió moldes en la calle Cabrales, frente a la “rampla” de San Lorenzo. Cuentan los que allí trabajaron que el ambiente era inmejorable. Tanto, que hasta se sorteaban los días de trabajo en vez de los de libranza. El éxito de aquel local permitió abrir su segundo negocio al grupo que luego sería el Grupo Gavia.

Fue el Bulevar, el 7 de julio de 1989, en Cimadevilla. Con ese negocio, los hosteleros subieron como la espuma. Los que vivieron su éxito apuntan una anécdota que lo ejemplifica. Al parecer, el camión de reparto de Coca Cola llegaba los martes y con un viaje surtía a todo el barrio. Sin embargo, cuando abrió el Bulevar tenía que hacer dos. Uno para el resto y otros para el local de Lorenzo y compañía. Luego vendrían ya el Cabaré, el Geppeto, el Bellavista o el Dindurra. Y así hasta llegar a la decena de negocios que hoy conforman el Grupo Gavia. Pero esa es otra historia.

Ángel Lorenzo.

Una de las grandes aficiones de Lorenzo es el cine. Se ha dejado ver en alguna gala de los Goya. También que ha conocido mucho mundo. Ha estado en Argentina, en Vietnam o en Bali. Uno de sus deportes predilectos es el esquí, además del fútbol. Aunque su corazón es rojiblanco, de vez en cuando se le pilla con la mente en blanco, pensando en su Real Madrid. No es muy melómano, aunque está al tanto de las últimas novedades. Que para eso es hostelero y para eso es uno de los reyes de la noche que se conoce la movida gijonesa como la palma de su mano.

Coqueto, le gusta la moda y siempre va hecho un pincel, con especial acento en las vestimentas “casual” o de “sport”. Comentan que una de sus grandes pasiones son los coches. Ha tenido variedad. Desde deportivos, descapotables, clásicos hasta un Hummer. Una de sus habilidades es la organización de eventos. Sabe cómo hacer que sus clientes se sientan como en casa y últimamente también le ha dado por zambullirse de lleno en las redes sociales.

Comunicativo en las distancias cortas, le gusta explicar bien su mensaje. Es habitual que cuando concede una entrevista, si considera que no se ha expresado bien, cambie sus palabras hasta dar con el término más exacto a sus pensamientos. También le describen como un lince para las tendencias. Un tipo que sabe qué es lo que triunfa en las grandes ciudades y que sabe cómo adaptarlo a su Gijón del alma.

Ahora, se ha embarcado en un nuevo reto. El de presidir Otea Gijón. Lleva apenas un par de semanas y ya ha revolucionado el gallinero. La propuesta de la patronal de sacar las casetas a la calle en la Semana Grande, que adelantó LA NUEVA ESPAÑA, gusta en los despachos municipales. Ahora, el otro gran objetivo es unir a un sector machacado por el virus. Solo el tiempo dirá si lo logra, pero hasta ahora todo lo que ha tocado ha sido un éxito.

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