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El violador de la senda fluvial, que afronta 14 años, arrastró a su víctima tras unos arbustos

El hombre, con antecedentes por delitos sexuales, abordó a su víctima y la amenazó con un cuchillo, según el fiscal

Un tramo de la senda fluvial, donde ocurrió la violación. Ángel González

Abordó a su víctima por sorpresa, ocultando el rostro con una braga y, tras tirarla al suelo fruto de un forcejeo entre ambos, la arrastró varios metros hasta una zona de vegetación abundante, lejos del camino de la senda, para consumar la agresión sexual. La violó mientras le decía que tenía un cuchillo que le podía clavar y le presionaba el costado con un instrumento metálico y alargado. Así actuó, a ojos del fiscal, J. M. S. D., un hombre nacido en Candás en 1960 y con antecedentes por delitos sexuales, el 26 de agosto de 2019, cuando asaltó a una mujer de 40 años, que había salido a correr a las seis de la mañana por la senda fluvial. Este individuo, en prisión preventiva desde que fue detenido, afronta ahora 14 años de cárcel por un delito de agresión sexual (concurre la agravante de disfraz y es una pena elevada por haber actuado armado) y una década de libertad vigilada, el mismo tiempo que la prohibición de acercarse a su víctima, a la que deberá indemnizar con 8.800 euros por los daños físicos y morales provocados. El procesado, cuando fue detenido, se acogió a su derecho a no declarar.

Sentarse en el banquillo de los acusados no será una nueva experiencia para este individuo, que pasó catorce años privado de libertad por varios asaltos sexuales similares en Torrelavega, Oviedo y Avilés, ciudad esta última en la que violó en 1992 a una limpiadora en un portal de la calle de la Cámara. Él tenía 32 años y, entonces, en su sentencia se aplicó la semieximente de enfermedad mental, algo que en el escrito de acusación hecho público ayer por la Fiscalía no se contempla ahora. Entre 1992 y 1998 fue detenido hasta en cuatro ocasiones, hasta se pasó catorce años en la cárcel. Luego, tras salir, volvió a ser detenido en 2016 por incumplir una orden de alejamiento impuesta porque otra mujer se sentía acosada por él.

Tratamiento psicológico

La víctima de la senda fluvial, a tratamiento psicológico desde entonces, fue la que logró dar la voz de alarma y requerir asistencia médica y policial. Los agentes de la Policía Nacional, en base a las pruebas obtenidas en el lugar de la agresión sexual, sabían a quién estaban buscando. Este individuo, que tras salir de prisión vivía junto a sus padres en un piso de la calle San Francisco de Asís, en El Coto, se había escondido y no fue detenido hasta varios días después, cuando unos agentes le sorprendieron en la calle Cataluña. Luego, durante el registro del domicilio, se encontraron varias evidencias, como las zapatillas deportivas y la ropa que llevaba el día de la violación, tal y como las describió la víctima. Desde el 3 de septiembre de 2019 está entre rejas.

Al delito de agresión sexual, el fiscal añade otro leve de lesiones (por los daños físicos causados a su víctima) que se traduce en 900 euros. La libertad vigilada, en caso de condena, implicará una orden de alejamiento, mecanismos electrónicos de localización y la obligación de personarse periódicamente ante el juez o tribunal que se establezca. También deberá someterse a programas formativos de educación sexual.

El caso

  • Acusado. Un vecino de Gijón, natural de Candás, nacido en 1960 que responde a las iniciales J. M. S. D., con antecedentes. 
  • Violación. Abordó a una mujer de 40 años que había salido a correr por la senda fluvial. La violó detrás de unos arbustos. 
  • En prisión. Cumple prisión provisional desde su arresto. Pasó 14 años en la cárcel por otras agresiones sexuales. 

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