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Las mujeres alojadas en pisos alquilados por el Albergue recibirán apoyo emocional

El proyecto “Alboriar”, desarrollado junto a la Empresa Municipal de Vivienda para favorecer la reinserción social, ya tiene su primera usuaria

Exterior del Albergue Covadonga. Juan Plaza

Una usuaria del Albergue Covadonga que acumula varios años de situación de riesgo viviendo en una casa abandonada es desde este miércoles la primera beneficiaria del programa “Alboriar. Un llar para las mujeres”. Se trata de un novedoso plan del centro, adelantado ayer por LA NUEVA ESPAÑA, para prestar apoyo al colectivo femenino sin hogar desde una perspectiva de género, facilitándoles un hogar transitorio en régimen de alquiler y que aspira a dar cobertura a otras tres mujeres, hasta un total de cuatro en una primera fase.

Se trata de un proyecto que, como explica Julia Castro, directora de programas del Albergue, va de la mano de la Empresa Municipal de la Vivienda (Emvisa), a través de la incorporación de las entidades sociales al programa de las ayudas al alquiler, que les facilita ser beneficiarias para subarrendar viviendas a personas vulnerables. “Vimos una buena oportunidad en estas ayudas para poner en marcha el proyecto porque ya llevábamos tiempo dándole vueltas a la idea de prestar una atención más especializada a un colectivo, el femenino, que cada vez tiene más presencia en nuestros recursos”, sostiene Castro. Además, el Albergue acaba de recibir una subvención regional con cargo a la asignación tributaria del IRPF, con lo que “era el momento de empezar a funcionar”.

La intención, en esta primera fase, es alquilar dos viviendas compartidas para un total de cuatro mujeres, dos en cada casa, siguiendo el modelo de “housing led”. Es decir, “facilitarles una vivienda para que puedan reorganizar sus vidas, donde se sientan bien y estén tranquilas, para que puedan crear espacios en los que retomar la relación con sus familias y sus hijos”. El tiempo de estancia será indefinido porque “se trata de ir poco a poco, sin prisas, para vayan ganando confianza y recuperando autonomía”, indica Julia Castro.

Para ello, además, contarán con apoyo de los profesionales de la entidad en la búsqueda de empleo y para su recuperación emocional. Un apartado, este último, fundamental en el caso de la atención a las mujeres, porque la experiencia dice a los gestores del Albergue que “los perfiles femeninos tardan más en llegar a nosotros, resisten más tiempo con otro tipo de ayudas, y por eso cuando llegan, lo hacen en peor situación y con una intervención más complicada”.

De ahí la necesidad de contar con recursos desde una perspectiva de género y dado que los albergues son, en general, espacios muy masculinizados porque la mayor parte de los usuarios son hombres. “Las mujeres necesitan otros espacios y recursos, es así, y por eso hemos puesto en marcha este proyecto”, explica la directora de programas.

La primera participante en el plan de alquiler se prestó a ello de forma voluntaria, deseosa de intentar mejorar su vida, y “ha sido una experiencia muy emocionante”, sostiene Castro, a la espera de que pueda incorporarse otra compañera a esa vivienda en breve. Y cuando sea posible, ocupar la segunda casa con otras dos inquilinas.

El Albergue está esperando además a recibir la subvención anual de la Fundación Municipal de Servicios Sociales, que asciende a 855.400 euros, pero de momento “no estamos en situación de riesgo”, reconocen. Y por eso esperan seguir tendiendo la mano a todo el que necesite un techo en la ciudad. Ahora también en forma de alquiler.

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