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Veriña es la única parroquia que aún baraja hacer fiestas de prao

El colectivo vecinal votará este mes si organiza sus actos de julio | La procesión de San Lorenzo, a un paso de cancelarse

Vecinos, durante una pasada edición de las fiestas de Veriña. Ángel González

Las fiestas de prao se caerán por segundo año consecutivo del programa de citas festivas del verano gijonés. Por ahora, Veriña es la única parroquia que no ha descartado de forma tajante realizar algún tipo de evento en un calendario estival que ya ha sufrido un aluvión de cancelaciones por la pandemia. La Providencia no ha confirmado al cien por cien la suspensión, pero ya se da por hecho que no podrán llevarse a cabo ni los festejos de mayo ni los de agosto. Estos últimos son especialmente populares en el concejo porque es cuando se celebra la procesión al cabo de San Lorenzo, el 10 de agosto, el único acto que podría finalmente salvarse. “Pende de un hilo”, reconoció ayer el párroco de Somió, Luis Muiña.

Veriña tiene fijada para el próximo día 20 de abril una reunión de su junta directiva. El tema central será la organización del verano en la parroquia por parte de un colectivo que, a pesar de la pandemia, no ha dejado de tener una actividad frenética. Los directivos de la entidad decidirán en esa fecha si se animan a organizar las fiestas de Santa Isabel, que tienen lugar la primera semana de julio. “Está difícil, pero no imposible. Todo depende de las restricciones del Principado y de los permisos municipales”, indicó ayer el presidente de la asociación, Néstor Alves, que no descarta realizar algún tipo de acto aunque sea en formato reducido. “Ya el año pasado fuimos de los pocos que quisimos hacer fiestas, aunque no se nos dio el permiso”, añadió.

Salvo por la excepción que por ahora representa Veriña, el calendario festivo del verano gijonés en las parroquias se presume otra vez vacío de contenido. Muchas parroquias han cancelado ya sus fiestas. Para el próximo 9 de mayo se levantará el segundo estado de alarma en España por la pandemia. Para entonces, muchas de las restricciones que ahora imperan se caerán. Justo ese día tendría que celebrarse el Cristo de Cenero, el festejo que da el pistoletazo de salida a la temporada estival en las parroquias.

Tampoco se libran muchas fiestas que se celebran con posterioridad a esa fecha. Cabueñes (segundo fin de semana de junio), Somió (el Corpus, el 13 de junio y el Carmen, el 18 de julio), Castiello (último fin de semana de junio), Porceyo (primer fin de semana de julio), Roces (primera semana de agosto), Deva (fin de semana del 8 de agosto) y Serín (segunda semana de septiembre) ya han anunciado que esperarán al menos hasta el año que viene para recuperar la normalidad.

El párroco de Somió, Luis Muiña, también considera “muy difícil” que se pueda celebrar la procesión de San Lorenzo del 10 de agosto. “Depende de las autoridades, pero pende de un hilo. Eso sí, misa habrá”, apunta el religioso. “Es muy complicado, aunque todo depende de las autoridades sanitarias”, insiste el sacerdote.

Coincidiendo con la procesión al cabo de San Lorenzo, también organiza festejos la asociación de vecinos de La Providencia, que este año cumple sus bodas de plata. Su presidenta, Cristina Menéndez, considera que no se podrán realizar actos más allá de la tradicional entrega del bollo y la botella de vino a los socios. Lo mismo considera con la fiesta de la Virgen, el último domingo de mayo. “Dudamos que podamos hacer algo. Hay que esperar a que la situación mejore”, añade la veterana líder vecinal.

También hay asociaciones de la zona urbana que se han apeado este año de sus fiestas. Un caso es la asociación “Evaristo Valle” del Polígono de Pumarín. Su presidente es Manuel Cañete, que también está al frente de la Federación de Asociaciones de Vecinales (FAV). Cañete indica que el barrio cancela sus festejos y que organizará “las no fiestas”. O lo que es lo mismo, un calendario alternativo de actos en la calle y en formato muy reducido en la línea de lo hecho el curso anterior.

¿Y qué pasará con la Semana Grande de Gijón? Pues el Ayuntamiento aún no tiene decidido el formato que le dará a este festejo. El pasado curso se canceló la Noche de los Fuegos y tampoco se pudieron celebrar los grandes conciertos ni en la plaza Mayor ni en la explanada de Poniente. En su lugar, se apostó por pequeños eventos diseminados por la ciudad. Viendo los niveles de contagio y de vacunación, todo apunta a que la edición del 2021 se parecerá más a la del 2020 que a la del 2019.

La principal novedad podrían ser las casetas hosteleras en la calle, una propuesta que realizó la nueva junta directiva de la patronal hostelera Otea y que el gobierno local ve con buenos ojos siempre que la situación sanitaria lo permita. Aunque no está nada claro que se puedan instalar este año.

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