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Salud medita el cierre definitivo de la mayoría de los ambulatorios por la tarde

Los sanitarios, ya reagrupados en cuatro centros por el covid, ven “inasumible” reabrir los once puestos habituales: “No hay personal”

Vecinos aguardando su turno de vacuna en el centro de salud de El Natahoyo el pasado febrero. | Marcos León

El personal sanitario gijonés plantea que la actual reunificación de los centros de salud que abren en horario de tarde, que pasaron de once a cuatro por la pandemia, se oficialice como un cambio permanente. La propuesta, en realidad, es una pelea que a punto estuvo de ganarse en 2019, cuando hasta la corporación municipal había aprobado por mayoría reducir, “por sostenibilidad”, a cuatro los centros que ofreciesen servicio de urgencias entre las 15.00 y las 20.00 horas, pero Salud acabó dando marcha atrás, en gran parte, por el rechazo vecinal. Ahora, cuando la pandemia obligó a implementar la reagrupación para poder separar circuitos covid, surge la "oportunidad perfecta", a juicio de los sanitarios, de oficializar el cambio. Los profesionales de atención primaria que lo defienden cuentan con el apoyo de sus coordinadores y de responsables de la consejería. Consideran que este último año de cierre obligado ha sido “un forzoso proyecto piloto” que ha demostrado su viabilidad. Y el Sespa, si bien ya ha meditado esta opción, aún no ha trasladado al personal su plan definitivo.

La reunificación de los puntos de atención continuada de 15.00 a 20.00 horas hace que los centros habilitados para urgencias sean los de Parque-Somió, Puerta de la Villa, El Llano y La Calzada, que son los mismos que ofrecen también el servicio de urgencias por las noches. Cerraron, en el mismo horario, los de Montevil, Contrueces, Perchera, Laviada, El Natahoyo, Severo Ochoa y El Coto, regrupando al personal. Esto permite, principalmente, que un aviso a domicilio no colapsen un centro de salud. “Lo que teníamos antes era insostenible y fue una suerte que no hubiese pasado nada, que no hubiese llegado un infartado al centro con su único médico de guardia en una casa. Sería inasumible volver a ese punto”, explican desde el centro de salud de Contrueces. “A día de hoy, con el personal que tenemos, hay problemas hasta para cubrir las guardias de los cuatro centros. Hay que ser realistas; no somos suficientes”, añaden desde el Servicio de Atención Continuada (SAC), que se ocupa de estos tramos horarios. Por comparación, en Oviedo solo hay un centro de salud, La Lila, que abre en este tramo horario.

Fuentes de Salud aseguran que desde el Sespa lo que se intenta plantear es una situación “intermedia”: mantener la reagrupación de los centros, pero con mejoras. No consta que se esté barajando un aumento de los contratos –se estima, de hecho, que la reagrupación podría suponer un “ligero recorte” en personal de enfermería y administrativos–, pero sí que las prestaciones puedan ser flexibles. “No sería alocado plantear que algunos centros de salud no ofrezcan atención médica en horario de tarde pero sí puedan tener citas de fisioterapia o mantener a algún administrativo para entregar informes o recetas”, apuntan estas fuentes, que también consideran que “la única opción realista” es partir ya de este modelo de reunificación. “Los vecinos dirán que lo ideal es dejar los once centros y contratar a más médicos, pero no es tan sencillo. Ni hay personal ni sería eficiente. Sí es más realista mirar cómo ampliar salas de espera y mejorar esos cuatro centros. Y eso habría que estudiarlo a partir de ya”, aseguran.

Ahora bien, el cambio ya ha supuesto algún paso atrás. El SAC aclara que la reagrupación implicó una reducción de personal. “Antes eran 15 médicos y ahora son 11”, aseguran. Estos once se reparten con tres en los centros de Puerta de la Villa, El Llano y La Calzada, y los dos restantes en el de Parque-Somió. Antes, los once centros tenían un médico cada uno a excepción de El Llano, La Calzada y Severo Ochoa, que tenían dos, además de Puerta de la Villa, que recibía un refuerzo de Zarracina. La medida que ponga el Sespa sobre la mesa supondrá, por tanto, un tira y afloja por todas las partes. El SAC prefiere volver a tener sus 15 médicos. Los vecinos, sus once puestos. La idea de mantener cuatro centros sin reformas y con once facultativos, de primeras, “no va a contentar a nadie”. Tocará negociar.

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