“Será una buena campaña”. Estos últimos días de pesca de bocarte en el Cantábrico están dejando buenas sensaciones en la lonja de El Musel, que desde el inicio de las capturas este año ya ha alcanzado los tres millones de kilos descargados en la ciudad. El punto de inflexión se marcó la semana pasada, cuando los pesqueros trajeron al puerto gijonés 1.550.000 kilos. En solo un día se superaron los 500.000, una cifra poco común, según la Autoridad Portuaria, que asume que la ciudad zanjará una campaña “exitosa” en unos meses.

Las buenas cifras han animado a que hayan sido muchos los mayoristas y conserveros que se han desplazado recientemente a la ciudad para hacerse con el bocarte, que procesado se convierte después en la cotizada anchoa. Estos empresarios provienen principalmente del norte de país, de las comunidades del País Vasco, Cantabria y Galicia.

Son estas también las tres zonas de procedencia de la mayoría de buques que integran la flota que atraca en aguas gijonesas. Ayer por la tarde ya eran 71 los barcos que se habían adentrado durante el día en el puerto, de los que solo tres eran asturianos. Faltaban varios más por llegar –la campaña se alarga durante la noche–, así que se espera poder confirmar hoy un nuevo récord: el año pasado el máximo de buques en un día fueron 74. “Todo apunta a que ha sido un día bueno, importante”, aseguraron desde la Autoridad Portuaria, que inciden en la “gran importancia” que tiene todos los años la campaña del bocarte para la oportunidad laboral y para “crear riqueza” en todos los puertos gijoneses.

Respecto a la semana pasada, en los últimos días las capturas están presentando piezas de menos tamaño, un detalle que desplaza a la baja las tarifas de subasta, pero que se contrarresta por el gran volumen de las capturas. Alcanzar tres millones de kilos a estas alturas del año, de hecho, hace ya creer que la campaña de este año será “al menos similar” a la anterior.