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El renacer de la regasificadora de El Musel

Enagás ultima la tramitación administrativa de la planta, cuya activación dependerá de contratos para transbordos de gas licuado

Una imagen de la regasificadora de El Musel

Después de más de ocho años siendo únicamente una parte del paisaje de Gijón, los dos tanques de la regasificadora que en octubre de 2012 acabó de construir Enagás en El Musel, están a punto de superar todos los trámites administrativos para poder empezar a recibir gas natural licuado. La planta acaba de obtener la autorización ambiental y en breve el Ministerio para la Transición Ecológica también aprobará el proyecto presentado por Enagás para usarla como almacén logístico para transbordos de gas licuado, en su caso, para el aporte de gas al sistema nacional mediante regasificación.

La planta, en la que Enagás invirtió 380 millones de euros, quedó años bloqueada debido a que los tribunales obligaron a repetir toda la tramitación administrativa y también para reducir los costes de un sistema gasista sobredimensionado. Una circunstancia esta última que ha mejorado, al menos temporalmente, tras el cierre de las centrales térmicas de carbón que a partir de 2019 han motivado un incremento en el funcionamiento de las de gas natural. Por otro lado, el objetivo del Gobierno y de la UE a medio plazo es sustituir las energías fósiles por las renovables.

En ese interregno es en el que ha renacido la regasificadora de El Musel, cuyo objetivo inicial pasa por usar los 300.000 metros cúbicos de capacidad de sus dos tanques para realizar transbordos de gas natural licuado entre los países productores y otros consumidores.

Una imagen de la regasificadora de El Musel

Para eso hace falta que Enagás cierre algún contrato como el que se le escapó en 2016, cuando el pleito judicial que bloqueaba la activación de su planta de El Musel hizo que un consorcio ruso, francés y chino se decantara por un puerto belga para almacenar para almacenar parte del gas que extrae en verano en el yacimiento de la península rusa de Yamal, cuya cercanía al ártico dificulta su explotación en invierno.

Condiciones de ese tipo o la pura especulación (en invierno los precios del gas suben) son las que pueden justificar un transbordo, operación que lleva aparejados unos costes añadidos respecto a una entrega directa punto a punto.

La activación de la regasificadora de El Musel se producirá más de un año después de que en España se implantara el Modelo de Tanque Único, en virtud del cual los operadores gasistas pueden elegir dónde descargan los barcos y vender su cargamento desde otra terminal española, sin necesidad de transportarlo físicamente hasta la misma. Esto es, se considera como un único depósito a todos los tanques de almacenamiento de las regasificadoras españolas.

Con la de El Musel, el sistema gasista español contará con 27 tanques, con una capacidad conjunta de 3,62 millones de m3 de gas natural licuado. Las otras dos del norte de España, Bilbao y Mugardos, reciben cargamentos fundamentalmente de Rusia y Trinidad y Tobago y, en el caso de la vasca, también de EE UU.

Pese al cierre de las térmicas de carbón en 2019, en las regasificadoras españolas sigue sobrando el espacio. El nivel medio de las existencias en los tanques de las seis regasificadoras fue del 50% el año pasado. El sistema había estado por debajo de ese umbral entre 2010 y 2018. Es cierto que en parte la baja ocupación del año pasado se debe a la crisis del Covid (otra al aumento de las energías renovables), pero incluso en 2019 con las térmicas ya cerradas sobraba más de un tercio de capacidad: Los tanques de las regasificadoras estuvieron al 61%, de media, ese año. Si como almacenamiento las plantas españolas estuvieron al 50% en 2020, su producción regasificando fue del 32,21% de su capacidad.

A largo plazo, Enagás prevé subirse al tren del hidrógeno generado con energías renovables y sostiene que lo exportará por barco desde El Musel (requiere convertirlo en amoniaco o diluirlo al 6% en un líquido portador y efectuar el proceso inverso en destino), mientras el sector en Europa apuesta por construir hidroductos y, mientras, mezclar el hidrógeno con el gas natural. A eso se suma la demanda interna de Asturias: El hidrógeno generado al año con el proyecto eólico de 100 megavatios que promueven Enagás y Naturgy será apenas una séptima parte del que contiene el amoniaco que importa al año Fertiberia por el puerto de Avilés.

Cofiño apunta la vocación logística del proyecto

El vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, señaló ayer que “estamos seguros que a esta autorización ambiental seguirá en las próximas semanas la autorización de la actividad concreta que presente Enagás, que es una actividad ligada al almacenamiento y distribución logística del gas licuado, con vocación logística de transporte en principio y yo creo que la empresa tiene expectativas de futuro de transformar esa planta en asuntos relacionados probablemente con la tecnología del hidrógeno, pero en cualquier caso eso es algo que le corresponde a la empresa decidir”. Cofiño resaltó que el Principado lleva dos años “trabajando muy intensamente con el Ministerio y con la empresa” para que la regasificadora se ponga de una vez por todas en marcha. La declaración ambiental ha desbloqueado “el asunto clave” para ello.

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