Cerca de 6.000 visitantes estuvieron en el recinto ferial Luis Adaro entre el viernes y domingo pasado para disfrutar de la feria de antigüedades Desembalaje. El primer evento de 2021 que se celebra en este espacio deja un balance “satisfactorio” para los organizadores. “Estamos muy contentos, la feria salió muy bien y estuvo animada, el público respondió y los expositores vendieron”, explica Mario Cueto, de la Cámara de Comercio de Gijón, organizadora del evento junto a la empresa Llobregat Servicios Feriales.

“Se cumplieron las expectativas. Es cierto que aún existe ese algo ese miedo de ir a este tipo de eventos y que cuesta un poco todavía volver a comprar, pero la sensación es muy positivo, los expositores están contentos”, cuenta Josep Camps, de la empresa organizadora, en la que se engloban los 45 expositores que hubo en Desembalaje. “El balance económico es satisfactorio”, subraya.

Durante tres días se pusieron a la venta 25.000 objetos, de entre 50 y 100 años de antigüedad, en un evento que volvió a celebrarse tras su ausencia en 2020 por la pandemia.

"La gente tiene ganas de trabajar, eso es el primer punto por el que está contenta", explica Cueto. "Hubo caída de ventas, primero porque hubo menos expositores, y segundo porque se nota el impacto de la crisis", añade.

Desembalaje, para adaptarse a las medidas anticovid, repartió a sus expositores por tres pabellones. El público, al que se le hacía control en la entrada, y se le indicaba un recorrido de sentido único, cumplió a la perfección con las medidas. "Un recinto ferial es ahora mismo más seguro que la propia calle", comenta Cueto.