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Las 32 almas gijonesas que robó el nazismo

La Agrupación Municipal Socialista recuerda a los gijoneses deportados a campos de concentración: “Estamos en deuda”

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Homenaje a las víctimas de nazismo en Gijón Juan Plaza

“Con lo altísimo que era, salió del campo de concentración pesando 40 kilos”. Así recuerda Yolanda Cueto a su tío Víctor Cueto, uno de los 32 gijoneses que constan en los registros de deportados a campos de concentración nazis. La Agrupación Municipal Socialista de Gijón organizó ayer, día de homenaje a las víctimas españolas del nazismo, un emotivo gesto en la explanada del Náutico para recordar a unas víctimas que, entiende el grupo, han estado siempre “invisibilizadas”, sobre todo, en comparación con quienes perecieron a manos del régimen franquista.

A juicio de Iván Fernández Ardura, secretario general del PSOE local, “es increíble que este homenaje sea tan reciente”. El Gobierno español dedicó el 5 de mayo a estas víctimas el pasado 2019. “Otros países nos sacan ventaja. Una ligera pista que lo explica es que hasta hace muy poco teníamos un mausoleo de homenaje a un dictador fascista”, criticó en referencia a Franco: “Los socialistas fuimos quienes acabaron con ese anacronismo”. Fernández Ardura estuvo acompañado por el exedil Alberto Ferrao, responsable de Memoria Histórica del partido.

La otra ponente de la jornada fue Begoña Serrano, directora general de Emigración y Memoria Democrática en Asturias –ningún miembro de la corporación local intervino en el acto–, que reconoció que con las víctimas asturianas del nazismo la región “aún tiene muchas deudas pendientes”, y que el Principado tratará de paliarlas en parte con una página web a punto de darse a conocer en la que se reflejará la historia de cada uno de los 200 deportados. De Gijón eran 32 y solo 11 fueron liberados. Uno de los supervivientes fue Víctor Cueto, que tras recuperarse hizo su vida en Austria. “No sé quién tuvo peor suerte. Huyeron los dos, mi padre en él, en barcos distintos. A mi padre lo pillaron. Mi tío escapó, pero lo pillaron y acabó en Mauthausen. Cuesta creer que tuviesen que pasar por eso solo por sus ideas”, lamentaba la sobrina del deportado, emocionada. Presume, eso sí, de haber heredado sus ideas. Impulsó la vocalía de la mujer de la entidad vecinal de La Calzada con la ayuda de su marido, Manuel de la Cámara, fallecido el año pasado. Su hija es Yolanda de la Cámara, secretaria de la Agrupación Socialista. “Hasta mis suegros, que eran muy conservadores, acabaron votando a los nuestros”, bromeaba.

Manuel y Eloína Blanco, en el Náutico. Juan Plaza

Al homenaje fueron también Eloína y Manuel Blanco, hijos de Olvido Fanjul, la única gijonesa que consta como deportada por el nazismo. Huyó de niña, en plena Guerra Civil, y años después acabó en Ravensbrück, un campo de concentración femenino. Fue la primera española. Su hija colocó un cartel con su nombre y un par de zapatos –otros voluntarios hicieron lo mismo con el resto de homenajeados– en el Náutico, un gesto que tomó sentido cuando la poeta Carmen Sánchez entonó unos versos: “31 gijoneses y una gijonesa, 32 pares de zapatos que ya no caminan”.

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