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La venta de viviendas con finca y los clientes extranjeros impulsan al sector inmobiliario

La pandemia multiplica la demanda de pisos con terraza | Los alquileres de casas en la zona rural, al alza: “Estas ofertas vuelan”

Un edificio en obras en Gijón. Pablo Solares

Gijón ha ganado protagonismo en el mapa inmobiliario con la pandemia. Costera, en una región que salvo en la segunda ola saldó con éxito la crisis de coronavirus y comparativamente más barata respecto a otras localidades del Norte como Santander o San Sebastián, la ciudad está ganando nuevos vecinos de dentro y fuera de Asturias. Sorprende, últimamente, la demanda al alza de viviendas por parte de clientes extranjeros. Según el sector inmobiliario, se están mudando a Gijón parejas jubiladas de países tan diferentes como Estados Unidos, Alemania y Emiratos Árabes, y muchos trabajadores con raíces en Asturias, pero empleo en el extranjero, están regresando ahora al país por las ventajas del teletrabajo que trajo la crisis del coronavirus. La demanda de pisos con terraza, casas con finca y terrenos se ha disparado alrededor de un 20% y las solicitudes superan con creces la oferta. La escasez de viviendas construidas con balcón o terraza apuntan, a juicio de los expertos, a una pronta subida de los precios de compra y de alquiler.

El número de extranjeros que hacen las maletas para mudarse a Gijón se ha “disparado”, indica el sector. Hay decenas de casos: un matrimonio estadounidense de San Francisco se ha comprado un piso en la calle Uría, un asturiano asentado desde hace dos décadas en Alemania que se acaba de comprar una vivienda en Poniente con vistas al mar porque su empresa le va a permitir teletrabajar o un informático en París con raíces asturianas que hará lo mismo y, aprovechando que mantendrá su sueldo francés –más elevado–, está en trámites de adquirir una segunda vivienda para alquilar y tener unos ingresos extras.

Abundan también los matrimonios de edad media y con parientes asturianos que, tras años vinculados a grandes empresas en el extranjero, buscan invertir ahora en una propiedad para usar ya como segunda residencia y para poder mudarse definitivamente a la región una vez alcancen la edad de jubilación. De ahí que el principal requisito sean las vistas y los espacios abiertos incluidos en la propiedad. Incluso familias ya asentadas en la ciudad se están interesando ahora por mudarse a un espacio más holgado. El confinamiento, explican las inmobiliarias, hizo que las casas de muchos matrimonios gijoneses con niños les parezcan ahora pequeñas.

La zona semirrural está ganando de largo la partida. Según los datos que baraja la asociación de inmobiliarias en Asturias (Asocias), se ha disparado la demanda de viviendas en parroquias como Somió, Deva y Castiello de Bernueces. La gran excepción urbana es Viesques, también al alza en las peticiones de pisos, que en su mayoría, se encuentran en urbanizaciones con jardines y espacios abiertos. “Empieza a escasear la oferta, así que los precios subirán ligeramente en estas zonas”, adelanta Katia Domingo, presidenta de Asocias. Preocupa, sin embargo, que la todavía lenta cobertura de internet en buena parte del Gijón rural vaya a lastrar parte de estas ventas.

El alquiler también se complica. “No hay oferta de casas con fincas y sí mucha demanda, así que los alquileres están subiendo. En cuanto sale una casa o chalet en alquiler, vuela. No nos da tiempo ni a publicarlo”, asegura Domingo. Todo un cambio de costumbres inmobiliarias que parece haber llegado para quedarse.

La construcción se enfrenta a un drástico cambio de preferencias en el mercado

La tendencia de estos últimos meses ha pillado por sorpresa al sector de la construcción. Que la demanda inmobiliaria en Gijón se centre ahora en casas con finca, pisos con terraza y terrenos amplios para construir de cero se aleja del perfil de la inmensa mayoría de las edificaciones. La mayoría albergan viviendas de entre dos y tres habitaciones y con un pequeño balcón, como mucho. El problema, según la asociación de inmobiliarias asturianas Asocias, es que casi no quedan pisos con terraza libres. “No hay construcción y sí mucha demanda. Las nuevas construcciones deberían tenerlo en cuenta y apostar por viviendas con terraza o parcela”, afirma este colectivo. El alquiler sigue elevado, así que para los que se lo puedan permitir sigue siendo más rentable comprar. “Los bancos están bajando sus condiciones, podemos hablar de 1.35% a tipo fijo a 30 años, así que la compra es más viable”, explica Asocias.

El metro cuadrado útil en Gijón se ha mantenido más o menos estable. Su precio era de 1.732 euros en 2018 y había bajado a 1.666 en 2019. Durante la pandemia volvió a subir a 1.776, y se espera que la cifra suba un poco más pronto. El comprador medio tiene 42 años y, dependiendo del barrio que elija, afronta tarifas muy dispares. El metro útil en Jove es de 973 euros, lo más barato en Gijón, pero Viesques y El Bibio superan los 2.700. Por detrás, solo el Centro, La Arena y Cimadevilla superan los 2.000 euros por metro. Las últimas estadísticas reflejan que Asturias, junto a Extremadura, es la comunidad que menos ha bajado su nivel de ventas durante la pandemia.

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