En su edición más atípica, Feten, la Feria Europea de Artes escénicas para niños y niñas, en Gijón, ha tenido que hacer frente a las restricciones del covid y a la lluvia. Con menos compañías y programadores, el certamen celebra sus treinta años. A un par de días de que finalice esta edición, su coordinador, Humberto Fernández, analiza su desarrollo.
–¿Por qué hay que conocer Feten?
–Es un espacio único, en el que se conjugan creatividad, participación y buen humor. Es un buen mercado de compra y venta para profesionales y para el público es un buen lugar para disfrutar de las mejores producciones que hay en España. Y que curiosamente es difícil volver a ver luego en Asturias.
–Fueron de los últimos espectáculos que en 2020 escaparon del covid, ahora son de los primeros en reanudar la actividad en pandemia. ¿Cómo valoran la experiencia?
–Pensaba que este año sería más fácil, al pasar de 90 a 39 compañías, y de 600 programadores a 180. Pero nunca hemos trabajado tanto y llegado tan al límite. La inestabilidad de la situación, controlar todos los detalles, la tensión de saber si se podrán utilizar los espacios han provocado que esta edición haya sido la más complicada. Estamos satisfechos de que haya salido adelante, que era lo importante.
–Pese a la lluvia han logrado su reto de salir a calle.
–Programamos tres espacios fuera, como si fueran a cubierto, con limitaciones de aforo. En la calle es imposible controlarlo todo. Pero sí que la gente ha colaborado y ha sido respetuosa. La lluvia ha echado algo para atrás a la gente, pero hemos demostrado que se pueden hacer cosas con respeto y civismo.
–Han incorporado este año la Laboral como nuevo escenario. ¿Les gustaría mantenerlo en próximas ediciones?
–No lo habíamos utilizado hasta ahora por la centralidad de los espacios, pero ha funcionado muy bien. Son espacios superequipados, nos han dado muchas facilidades y la intención es continuar allí.
–¿Ha perdido caché la feria sin compañías internacionales?
–Este año, desde el principio, nos lo planteamos así, por la incógnita de si podrían venir o no de fuera. Los participantes nos han transmitido sus aplausos por sacar adelante la feria en esta situación. Las compañías necesitaban este escaparate. Abrimos un espacio de esperanza, de que podríamos avanzar. Eso era lo importante, más que perder caché o no.
–¿En qué espectáculos ha notado mayor aceptación?
–En un Feten normal diría que la calle funciona muy bien, con los espectáculos de circo. Este año el elemento más identificativo es el contenido, en un intento de asumir toda la problemática social, como la inmigración u otras situaciones difíciles. Preocupa mucho y se ha podido ver casi en toda la programación.
–¿Qué es lo que más le ha sorprendido?
–Me encantó “Camino a la escuela”, de la compañía “Campi qui pugui”, sobre la vida de los niños de África que recorren kilómetros y kilómetros para ir a clase. Aquí no lo valoramos, pero para ellos la educación es la esperanza para salir de la pobreza y sus miserias, su elemento liberador.
–¿Mantendrán la próxima convocatoria en mayo?
–En febrero tiene la ventaja de ser casi el primer gran evento del año y eso beneficia a los programadores. En mayo, aunque este año nos ha tocado lluvia, los días son más largos y se sale más a la calle. Nos gusta más febrero, y ahí seguiremos, es como el arranque del año en la ciudad.
