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Los carritos cumplen 25 años en La Calzada: un cuarto de siglo del centro comercial del barrio

Los vecinos, en las bodas de plata del equipamiento: “Fue un avance, aunque hubo comercios tocados”

La entrada al centro comercial de La Calzada.

Eduardo Jiménez y Rosa Alcalde, madrileños que residen desde hace dos años en El Natahoyo, fueron ayer algunos de los clientes que aprovecharon el fin de semana para hacer sus compras en el hipermercado del centro comercial de La Calzada, un equipamiento que el pasado 20 de mayo cumplió un cuarto de siglo como icono de la transformación de la zona oeste. Al igual que ellos, centenares de personas acuden a diario a una instalación que se inauguró en 1996 sobre lo que antaño fuera Gijón Industrial y luego Gijón Fabril, una de las fábricas con más solera de la ciudad, con fecha de 1900. “Cambió toda la zona, aunque algunos comercios del barrio notaron su impacto para mal”, aseguran los vecinos.

Vicente Álvarez Areces corta la cinta inaugural, junto a Merry del Val.

El centro comercial de La Calzada se estrenó con pompa y circunstancia. Al acto asistió el entonces alcalde de la ciudad, Vicente Álvarez Areces, que estuvo acompañado por Alfonso Merry del Val, consejero general de Continente en España, por Julio García Noval, presidente del Grupo Mall y promotor de la obra, así como por representantes de asociaciones de vecinos y de colectivos de amas de casa de la zona Oeste. El complejo supuso una inversión de 3.000 millones de pesetas y generó en su origen 450 puestos de trabajo, un centenar más de los previstos en un primer momento. Acudió hasta el párroco de Fátima, José María Díaz Bardales, que bendijo lo que se convirtió en la cuarta gran superficie comercial de Gijón.

“Hay que recordar el sacrificio que se ha hecho para llegar aquí. En 1987 no se veía ningún futuro con la crisis naval, siderúrgica y textil”, dijo Areces en su intervención, aquel 20 de mayo. “Hoy hemos demostrado que con pragmatismo y utopía este barrio es lo que yo planteé hace años”, zanjó el Alcalde. La apertura al público fue todo un éxito. Se congregaron desde las nueve y media de la mañana del día siguiente cerca de dos centenares de personas dispuestas a pasar por una de las 45 cajas habilitadas. Muchos clientes quedaron fascinados con la variedad del género y también con esas dependientas que surcaban los pasillos a toda velocidad subidas en unos patines.

En la actualidad, el centro comercial de La Calzada sigue atrayendo a todo tipo de vecinos de toda la ciudad. “Encontramos todo lo que necesitamos”, contaban ayer Arturo Reyes y Pilar Castro, dos residentes de Pumarín, que le regalaron una muñeca a su hija, Ariadna Reyes. “Hay muchos más movimiento ahora. Antes, había mucho trajín de obreros, algo que con la llegada del centro comercial se perdió”, constata Francisco Charro, vecino de La Calzada de 81 años. “Antes de que existiera esta superficie, jamás venía por aquí”, indica Lorena Rodríguez, una mujer de 35 años que vive en El Llano.

El centro comercial de La Calzada llegó a convertirse a finales del pasado siglo en la mayor superficie comercial dedicada al ocio de toda Asturias. Fue gracias a la inauguración el 2 de diciembre de 1999 de Ocimax-Gijón. Es decir, las 13 salas de cine de Yelmo que están acompañadas hoy por un buen puñado de restaurantes de comida rápida. Ahora, el título de superficie comercial más grande lo ostenta el Parque Principado, pero la inauguración del nuevo espacio estuvo a la altura de las circunstancias y de los 400 nuevos puestos de trabajo que se generaron gracias a la inversión de 5.000 millones de pesetas.

Hubo una gran salva de fuegos artificiales, tanto que pareció que se celebraba la noche de Begoña en plena zona Oeste. Se proyectaron imágenes del clásico “Ciudadano Kane” y hasta hubo un hombre araña que, bajo la banda sonora de “Misión Imposible”, se desplegó por la fachada del centro. Al estreno acudieron, entre otros, la entonces alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, que desfiló por una alfombra roja que se instaló para la ocasión. Areces, ya presidente del Principado, intervino en un vídeo grabado ya que un viaje en Madrid le impidió estar en persona de la gran ampliación de una obra de la que puso la primera piedra.

La llegada del centro comercial de La Calzada no fue de color de rosa y generó cierto recelo entre los comerciantes de la zona oeste, muchos temerosos de que la gran superficie barriera del mapa los negocios de toda la vida. Ahora, en las inmediaciones de lo que es Carrefour, tras la fusión en el año 2000 de Continente y Pryca, apenas sobreviven unos cuantos puestos. Uno de ellos es el que regenta desde hace diez años Rita Ramírez, que tiene un quiosco. “Me nutro de clientes de todo el barrio. Tener un centro comercial cerca solo puede ser positivo. Cuanta más actividad haya, mucho mejor”, asegura.

No lo tiene tan claro Salvador Menéndez, vicepresidente de la asociación de vecinos de La Calzada. “Se notó mucho cambio, aunque para algunos fue para mejor y para otros comercios fue para peor”, explica el líder vecinal sobre un equipamiento que en su colectivo tienen muy presente. Sobre todo, desde que en verano del año pasado se decidiera bajar las barreras del aparcamiento. Ahora, solo las dos primeras horas para estacionar son gratis –tres con un ticket de compra superior a los diez euros–.

Una decisión que se nota en la ocupación del espacio, que ha pasado de estar casi siempre lleno a presentar un aspecto mucho más desahogado. Todo ello en un barrio, el de La Calzada, que es el que más problemas tiene a la hora de dejar el coche, según el Ayuntamiento. “Está claro que la falta de aparcamiento es un problema”, reconoce Menéndez, que como el resto de vecinos de la zona oeste, afirma en que el centro comercial que ahora cumple 25 años supuso un antes y un después.

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