Claudio Alvargonzález Sánchez y Acisclo Fernández-Vallín tienen muchas cosas en común. Ambos son gijoneses orgullo de la ciudad que les vio nacer, este año coincide la conmemoración del 125.º aniversario de sus muertes y los dos tienen retrato de propiedad municipal. Al marino Alvargonzález, que pasó a la historia como el “héroe de Abtao”, lo pintó Ignacio Suárez Llanos en 1866 por encargo municipal y con una suscripción popular como vía de financiación. Al catedrático y académico Fernández-Vallín el retrato se lo hizo Nemesio Lavilla por encargo del Ayuntamiento en 1896, tras la muerte del ilustre en Madrid. Esos retratos son los que ahora, más de un siglo después, han generado una polémica con epicentro en el salón de recepciones del Ayuntamiento de Gijón. De ahí salía esta semana el cuadro dedicado al brigadier Alvargonzález Sánchez camino del Antiguo Instituto, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, donde lucirá en una exposición. Su hueco era ocupado por el retrato de Fernández-Vallín, que volvía a la parte noble de la Casa Consistorial tras años en un almacén municipal.

La marcha del marino no ha sentado nada bien a los encargados de velar por el legado de la familia Alvargonzález desde Cimadevilla a través de la fundación que luce ese apellido. Entidad presidida por Ramón Alvargonzález, para quien “sepultar la memoria de un prohombre de la ciudad es, como mínimo, una mezquindad; y desplazar el cuadro a otra dependencia administrativa, alejándolo del emplazamiento de honor en el salón de recepciones, un subterfugio para tratar de maquillar una decisión impresentable”.

El retrato de Acisclo Fernández-Vallín. Ángel González

Para los actuales responsables de la Fundación llueve sobre mojado. El cuadro de su antepasado fue uno de los que quedó fuera del Ayuntamiento tras la reforma del edificio en 2002, que recortó espacios para la pinacoteca municipal. La insistencia de la Fundación consiguió que el cuadro volviera a colgarse en 2016.

En un comunicado de la Fundación se recordaba ayer que a ninguna Corporación municipal entre 1866 y 2002 “se le ocurrió condenar a la pena estalinista de la damnatio memoriae la figura de Claudio Alvargonzález”. La “damnatio memoria” era la condena al olvido que se utilizaba como castigo en la antigua Roma retirando imágenes, monumentos, inscripciones e, incluso, prohibiendo usar el nombre de quienes recibían ese castigo.

Desde la Fundación Municipal de Cultura ha causado sorpresa la reacción de la Fundación Alvargonzález. “No es ningún desdoro, al contrario. Ese cuadro va a estar en la mayor sala de exposiciones de Asturias, donde podrá ser visto por mucha más gente que en el Ayuntamiento”, explicaba ayer Miguel Barrero, director del organismo. Y es que el cuadro de Alvargonzález fue uno de los elegidos por el artista e historiador Paco Cao para montar la exposición sobre los fondos de la colección del Museo Casa Natal Jovellanos, que bajo el título “El marco y su doble”, se podrá ver en el Antiguo Instituto entre junio y septiembre. Una de las actividades centrales del programa con el que se conmemora el 50.º aniversario del Museo Casa Natal Jovellanos.

Será quizás al final del verano cuando surja el problema de verdad. Las paredes del salón de recepciones no dan para más. Son ocho retratos de gran porte en la sala grande a los que se suman otros dos de menor envergadura en una sala colindante. Ahora mismo, y tras el polémico cambio, junto a Fernández-Vallín, lucen Álvaro Armada Fernández de Córdoba, Andrés de Capua, Álvaro Armado Valdés, Evaristo Fernández San Miguel, Faustino Rodríguez Sampedro, Rufo García Rendueles y Gaspar Melchor de Jovellanos; y en la sala de juntas están los retratos de Casimiro Velasco y Melquiades Álvarez.

Cada retratado tiene sus méritos y sus reivindicadores. Desde el Foro Jovellanos, por ejemplo, el hecho de que el próximo día 25 se cumpla el siglo y cuarto de la muerte de Fernández-Vallín había despertado hace un tiempo “el interés por recuperar ese cuadro”. Sin menoscabo de otros, claro”, matiza el secretario, Orlando Moratinos, poniendo en valor el jovellanismo del catedrático. Los desvelos de Acisclo Fernández–Vallín e Hilario Nava Caveda, como se puede leer en la placa, están detrás de la estatua de Jovellanos que luce en la plaza del Seis de Agosto. Precisamente el retrato de Jovellanos preside la pinacoteca del salón de recepciones de la Casa Consistorial. Desde 2016 y hasta ahora.