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El equipo de baloncesto compuesto por gijoneses que triunfa en Madrid

“Se añora Asturias”, aseguran los miembros del Maritornes

Por la izquierda, de pie, Pablo Vidaurreta, Nicolás Orozco, Juan Jesús Navarro, Juan Jesús Tomás y Pablo González; delante, Ángel Rodríguez, Iván Ferrero, Pedro Marmiesse con su hijo Teo y Luis Sarasua, antes de un partido del Maritornes.

Maritornes era aquella moza asturiana, antagonista de Dulcinea en “El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha”, la obra cumbre de la literatura mundial firmada por Miguel de Cervantes. Y también es el nombre de un equipo de baloncesto aficionado de Madrid, que tiene una peculiaridad que le hace especial respecto a todos los demás. Fundado a principios de la pasada década, es el cobijo de gijoneses “exiliados” en la capital. Con el paso de los años ha logrado mantener el acento playu entre sus integrantes, porque de los 15 que lo forman, una decena son gijoneses. “El ambiente que tenemos es buenísimo”, explican.

Pablo López Gil tiene 41 años, fue escolta en el colegio Begoña y pasó por las categorías inferiores del Grupo Covadonga. Fue uno de los fundadores del Maritornes a su llegada a Madrid. Formado en periodismo, trabaja ahora en una asociación de empresas dedicada al comercio exterior. Y aunque sus incursiones en la cancha se han vuelto mucho más esporádicas con el paso de los años, tiene la autoridad moral que le concede un cargo que todo aquel que ha estado en un equipo amateur sabe respetar. Pablo López es el “presi”, ese hombre para todo que se encarga de organizar la logística del equipo y llamar al orden cuando es necesario. “La cosa empezó por el boca a boca y es curioso que, con el paso de los años, se ha mantenido ese ratio de ser un 80 por ciento de gente venida de Gijón”, explica López.

“No somos la panacea, pero nos defendemos”, dice Pedro Marmiesse, un gijonés de 40 años que también estuvo entre los fundadores del club. No lo dice por decir porque, aunque por la pandemia han pasado un año prácticamente en el dique seco, en las dos competiciones que juegan, una de carácter municipal y otra organizada por la Federación madrileña de baloncesto, acostumbran a llegar lejos. “Estamos en el Distrito Centro, con otros 32 equipos, y siempre solemos quedar entre los cuatro o cinco primeros”, cuenta Alejandro García Huergo, un gijonés de 30 años que también fue grupista.

Como buen equipo aficionado, nadie pone en duda que lo que sucede en la cancha es terriblemente importante. Ahora bien, tampoco esconden que uno de los momentos más interesantes para ellos acontece durante las comidas y las cenas de equipo. “Procuramos hacerlas en sitios asturianos”, explican Marmiesse. “El ambiente que tenemos es inmejorable”, cuenta Pablo González, otro de los integrantes, que llegó a debutar en Liga EBA. En lo que también coinciden todos los integrantes gijoneses del equipo es en que, aunque llevan tiempo afincados en Madrid, además de estar colgados del aro, siguen estándolo de Asturias: “La añoramos”.

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