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FeLiX 2021 | El gran certamen literario de la ciudad

Muñoz Molina: “La historia no está para justificar posturas desde el presente”

Aforo completo para el debate entre el escritor y Elvira Lindo sobre memoria y literatura: “La Guerra Civil tardó en aparecer en las novelas”

Por la izquierda, Miguel Barrero, Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo, ayer, en el Antiguo Instituto.

Con colas para poder entrar y recibidos entre ovaciones, el que quizás fue el plato fuerte de esta Feria del Libro, el diálogo entre Antonio Muñoz Molina y Elvira Lindo, no dejó ninguna butaca libre en el patio del Antiguo Instituto. La pareja venía a Gijón a hablar sobre la memoria en la literatura, sobre cómo ellos aprovechan sus vivencias a la hora de escribir, bajo la moderación de Miguel Barrero, actual responsable de la Fundación de Cultura. Y el resumen con el que inició Barrero el diálogo fue el que mejor resumió la respuesta al enunciado del debate: Muñoz Molina se adentró en la literatura con un fiel compromiso a su propia memoria y Lindo, iniciándose en escritos mucho más ficcionales, acabó tomando su propia biografía como referencia temática en una fase más avanzada de su carrera.

Como Muñoz Molina dedicó su primera intervención, mayormente, a elogiar a Lindo –dijo que le parecía “fascinante” cómo la escritora se había alejado de su biografía hasta que “estalló” con relatos que reflejan sus experiencias con la pérdida y el dolor–, la autora usó su turno de respuesta para admirar la “valentía” que, entiende ella, fue capaz de demostrar el escritor desde sus inicios.

La evolución de ambos escritores fue diferente. Muñoz Molina entiende que Elvira Lindo sí usó sus vivencias personales para sus obras, como hacen todos los escritores, y que también hay parte de ella en las obras de “Manolito Gafotas”. Pero cree que lo “admirable” fue su forma “de adentrarse de una manera tremenda” y de forma más explícita en su dolor a raíz de “Lo que me queda por vivir”. “Me resulta muy llamativo como todo eso estalló de golpe, coincidiendo con su eclosión como escritora y dueña de su propio mundo. Esa conquista como escritor es fascinante”, exclamó. Lindo, como respuesta, reivindicó cómo la generación de escritores de Muñoz Molina fue la primera en hablar de la memoria histórica en una época en la que, hasta entonces, los escritores habían tendido al escapismo. “La Guerra Civil no era algo que apareciese en las novelas. Se llevaba el cosmopolitismo, porque los años 80 fueron una era de olvido de nuestra propia historia, huíamos de lo local y lo propio”, aseguró. El escritor, a este respecto, recordó titulares de críticas en prensa que le habían ofendido. “Habían resumido mi novela como ‘pasiones rurales’, algo absolutamente superficial. Luego, cuando salió ‘El jinete polaco’, otro titular de una entrevista decía: ‘Un hijo de la España profunda’. Como diciendo: fíjate, qué pintoresco, escribe de los pueblos”, lamentó. “Lo rural se veía bien en los americanos. Un personaje de una granja en Wisconsin era ‘cool’, pero el de una granja de Asturias era un provinciano”, añadió.

Ambos coincidieron en que, en cuanto a la memoria, el país perdió “una gran oportunidad” en aquella década de los 80 para rescatar testimonios directos de la Guerra Civil y la dictadura. “Aunque antes había más permisibilidad desde la derecha para aceptar que hubo héroes de la izquierda y ahora van a saco. Los unos contra otros. Hemos visto tirar placas de dirigentes socialistas y versos de Miguel Hernández del callejero”, lamentó Lindo. “Si la historia no se usa como forma de conocimiento sino para justificar una posición desde el presente, resulta muy áspera”, completó Muñoz Molina.

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