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Aprobada la revisión de cientos de cajas con material inédito de la Campa Torres

El yacimiento recuperará miles de piezas cerámicas y restos de huesos humanos y de animales: “Se descubrirán cosas que darán mucho juego”

Campa Torres. Ángel González

La inmensa mayoría de los restos arqueológicos que se hallaron en la Campa Torres en las excavaciones realizadas entre los años 1978 y 2000 no han sido estudiados a fondo o no se han catalogado. De ahí que el ambicioso plan de recuperación del yacimiento –que apenas se ha tocado en los últimos años y que, tal y como adelantó LA NUEVA ESPAÑA, retomará el año que viene las labores de campo con un presupuesto de 400.000 euros– esté a las puertas de empezar por el paso más obvio: revisar lo que ya está descubierto. El proyecto, ahora en sus últimos días de plazo en la licitación, oferta 133.581 euros de presupuesto a las empresas interesadas, para las que ya se ha diseñado un detallado plan de las labores a realizar.

El equipo que se haga con este contrato tendrá que estudiar, analizar y catalogar medio millar de cajas con restos arqueológicos. La mayoría están depositadas en los almacenes municipales Piti. Y la Red de Museos Arqueológicos de Gijón lo ha divido en varias partes. Una agrupa 23 cajas con restos de las excavaciones en La Llanada y la muralla. Hay tres de las labores que dirigió en 1978 Juana Bellón y en ellas hay, al menos, un molino circular y cerámicas. “Hasta donde sabemos esto es lo único que se ha conservado de esa primera intervención”, explica la Red en su pliego de contratación.

Este apartado también incluye restos hallados entre 1982 y 1988, y sobre ellos pesa una mayor incógnita. “Estos materiales todavía no han sido objeto de ningún tratamiento ni consolidación y carecen de clasificación”, se reconoce en el documento, sin bien se descarta que haya piezas de gran relevancia. En Piti también hay otras 378 cajas que sí han sido registradas de forma preliminar. Se sabe, por ejemplo, que 108 contienen huesos, que 91 tienen material latericio (ladrillo antiguo) y otras 43, cerámica. Hay una caja de huesos humanos, aunque según explica Paloma García, responsable de la Red de Museo Arqueológicos, “son muy pocos” y se sospecha que proceden de la zona de la muralla, por lo que podrían tratarse de “restos de neonatos por ritos de sacralización” del espacio. “Esperemos poder comprobarlo, de ahí nuestro interés de poder revisar todo esto. Pueden descubrirse cosas que vayan a dar mucho juego. Hoy, las técnicas de las que disponemos están mucho más avanzadas que hace 20 años”, aclara García. En Piti también se han clasificado 102 cajas de material “selecto”, las que, entienden los expertos, tienen más interés. Hay posibles restos del manteado de arcilla que revestía las paredes, cerámicas, vidrios y material relacionado con el pasado metalúrgico del yacimiento.

La Red pondrá a disposición de los expertos, por último, otras 10 cajas guardadas en el Museo Arqueológico de Asturias. Fueron las que causaron polémica en 2010, cuando aparecieron en un búnker desconocido de la Campa y sin un inventario que las contextualizase. Se sabe que hay restos de cerámicas, ánforas, fragmentos de hornos, de recipientes, pinzas y crisoles. Las piezas que sí están expuestas en el Museo Arqueológico y en el centro de la Campa serán también revisadas. “La mayor parte del material no se ha expuesto nunca, y puede que tras todo esto sí podamos restaurar alguna pieza que pueda incluirse a los museos. Pero para estudiar vale cualquier resto, y con todo el material que tenemos es ilusionante pensar en lo que podremos aprender”, completa García.

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