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El reconocimiento a un gigante de la escena

Arturo Fernández, espectador eterno en el Jovellanos

El actor presidirá las tablas del teatro desde un retrato en el palco de honor, que llevará su nombre: “Iluminará a todos sus compañeros”

Arturo Fernández se vuelve eterno en el Jovellanos

Arturo Fernández se vuelve eterno en el Jovellanos P. Palomo

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Arturo Fernández se vuelve eterno en el Jovellanos Pablo Palomo

Cada gesto, risa, lloro y hasta el último de los aplausos que se brinden ahora en el teatro Jovellanos sevirá para honrar la memoria del gran Arturo Fernández, que ayer, en el segundo aniversario de su muerte, se hizo aún más eterno en su casa, que es Gijón y su teatro, “el lugar donde más le gustaba estar”. Desde ayer, el palco de honor del coliseo gijonés lleva el nombre del asturiano, cuya imagen presidirá capturada en un retrato todo lo que suceda en las tablas desde un lugar privilegiado. Un cuadro que refleja la alegría y el carácter de un gigante de la interpretación en España y de uno de los vecinos más queridos y añorados de toda la ciudad, que verá en el lienzo al galán de todos los tiempos.

“Cada vez que entraba por la puerta de actores del Jovellanos sentía que aquel joven, que se marchó de la tierra que amaba porque no podía ofrecerle un horizonte, sentía que había cumplido su sueño”, apuntó Carmen Quesada, la mujer con la que el “chatín” compartió cuatro décadas de su vida y cuya intervención fue cálida, cercana y elegante. Y a la vez cargada de entereza porque la mujer contuvo las lágrimas de emoción y recuerdo en varias ocasiones. “Desde el palco, un lugar inusual para ti, iluminarás a tus compañeros”, zanjó Quesada.

El homenaje brindado ayer a Arturo Fernández en el Jovellanos fue sencillo, pero sentido. Más de cien personas, entre familiares y amigos, llenaron las butacas del coliseo del paseo de Begoña. De no ser por la pandemia y las restricciones sanitarias, a buen seguro que el patio de butacas habría registrado imágenes similares a las del 5 de julio de 2019, cuando el teatro acogió la capilla ardiente del intérprete y empresario. Fue 24 horas después de que el gigantesco actor hubiera fallecido en Madrid a los 90 años por complicaciones por un tumor de estómago, el 4 de julio.

Al velatorio acudieron más de 7.000 personas. Unas cifras que solo se vieron recientemente en la ciudad con el funeral de Enrique Castro “Quini” en El Molinón. Para hacerse una idea de la magnitud, entre 2004 y el 2017, que fue la última vez que Fernández actuó en el Jovellanos con “Alta seducción”, hubo una afluencia superior a los 31.000 espectadores. Ayer, aunque en menor número, la emoción fue similar porque todo Gijón, desde Deva a la Campa Torres, pasando por Puerta de la Villa, donde se crío Fernández frente al viejo Asilo Pola, estuvo presente de espíritu en el Jovellanos.

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Acto de homenaje a Arturo Fernández en el Jovellanos

Fue la alcaldesa, Ana González, la encargada de conducir la ceremonia de homenaje. La noticia del fallecimiento de Fernández cogió hace dos años a la primera edil en su primera sesión plenaria, tras haber llegado recientemente al poder. “Creo, sin temor a equivocarme, que de los muchos lugares en los que actuó, este fue el que más quiso”, arrancó la socialista. “Aquí se encontraban sus dos lugares amados: las tablas y su ciudad”, destacó. “Esta vez la gira termina aquí, pero queremos que Arturo se quede para siempre en Gijón y en el Jovellanos”, glosó la regidora sobre el actor, hijo predilecto de Gijón desde 1994.

Comentó en su día el propio Arturo Fernández que el se dedicaba a meter a los personajes en su piel “y no al revés”. “Todos los personajes que he hecho he sido yo”, reveló. A esa arrolladora personalidad y presencia escénica aludió ayer González. “Entendió ese tópico de que la vida es teatro y el teatro es vida. No solo rompió la cuarta pared sino los límites entre actor, persona y personaje e hizo que este fuera más allá del escenario”, describió. “Ahora, está en lugar donde fue más querido. En Gijón y en su teatro, donde sigue vivo”, continuó. “Tenemos que darte las gracias, Arturo. Gracias por quedarte en Gijón”, finalizó.

La tercera intervención corrió a cargo de Begoña Quirós, actriz y secretaria de la Escuela Superior de Arte Dramático de Asturias (ESAD), con sede en la Universidad Laboral. Quirós recordó el mes de octubre de 2017 cuando el actor acudió al centro a la inauguración del curso. “Nos diste una verdadera lección de ejemplaridad, bondad y vocación. Porque eso era para ti el teatro, verdadera vocación”, loó.

“Cultivaste el respeto y te ganaste el de tus compañeros. Defendiste la independencia y nos invitaste a hacer lo mismo”, apostilló Quirós, que se refirió a la compañía fundada por Fernández en 1961, la más longeva del teatro español y de la que el galán se enorgullecía por no haber tenido que pedir nunca una subvención. “Fuiste respetuoso, íntegro, generoso y educado. Tu lección nos caló hondo. Fuiste un maestro que siempre consideró al público soberano”, loó Begoña Quirós.

Las tres intervenciones las escucharon todos los portavoces municipales de la oposición, salvo Podemos, que no asistió al acto. Tras las palabras, se dio paso a las acciones. O sea, a descubrir la placa que adorna la puerta de entrada al palco de honor del Jovellanos con el nombre de Arturo Fernández. En el descubrimiento de la placa estuvieron presentes varios familiares del dramaturgo. Entre ellos, sus cuatro nietas Tomás y Lola Balbuena y Clara y Sandra Gustafson; sus tres hijos, Arturo, María e Isabel y sus yernos, Luis Escayola y Manuel Balbuena. Después, todos ellos se asomaron al palco de honor para recibir una sonora y larga ovación. Tan larga como lo que dura la canción “Gijón del Alma”, que retumbó ayer en el Jovellanos, desde su primer verso al final del primer estribillo.

“Ha sido precioso. Nos sentimos muy honrados de haber venido. Es una pena que no pudiera estar todo Gijón pero mi padre los irá viendo desfilar a lo largo de todas las obras de teatro”, comentó como broche de oro al acto, María Fernández. En el Jovellanos también se dieron cita numerosos amigos del actor, como Alberto Estrada, que hoy, junto a otros allegados del intérprete descubrirá varias cerámicas en la tumba de Fernández en el cementerio de El Sucu. Estrada anda además detrás de un proyecto para eirigir una estatua del “chatín” frente al Jovellanos. Un teatro donde ya vivirá para siempre un maestro de la interpretación, el chatín de Asturias, que alumbra con su sonrisa a todo el teatro asturiano.

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