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La figura de la semana Herminio Martín Villacorta Nuevo jefe del servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Cabueñes

Herminio Martín, jefe de Urgencias en Cabueñes: La calma en el reino de los sobresaltos

Nacido en Palencia y fascinado por la Medicina desde su juventud, es un amante de los paseos, las veladas tranquilas y los viajes al Sur

Calma para el reino de los sobresaltos

Por Herminio Martín Villacorta no parecen pasar los años. Tiene 68 y ocupa desde hace unas semanas la jefatura del servicio de Urgencias en el Hospital Universitario de Cabueñes tras más de una década en plantilla con la ilusión de un recién iniciado. Antes, fue un conocido médico del Occidente, habiendo dedicado buena parte de su carrera a atender a pacientes de Navia y de Luarca. Por eso, aunque no reniega de sus orígenes palentinos, a estas alturas todos lo ven como un asturiano de adopción. De carácter reservado, pero de trato amable, dedicará su última etapa laboral a llevar las riendas de un servicio a las puertas de su transformación, pendiente del inicio de la ansiada ampliación del complejo sanitario gijonés.

Martín descubrió su vocación sanitaria siendo muy joven. Ante la ausencia de una facultad de Medicina en su provincia, decidió poner rumbo a Oviedo para matricularse en la Universidad. Volvió a tierras vecinas para casarse en León, de donde es original su esposa. Aunque no tardó en regresar a Asturias, donde nacieron su único hijo, también llamado Herminio, y de su nieto. Tras su paso por el Occidente, recaló definitivamente en Gijón.

A Martín, ser urgenciólogo le viene un poco en la sangre. “A él le va el rock n’ roll”, bromean quienes más lo conocen. Y no fallan. Porque, pese a su carácter reservado, cuando coge confianza desarrolla un sentido del humor que, según dicen, hace su trato mucho más agradable. Dan fe de ello muchos de sus compañeros de trabajo, los mismos que le animaron a coger las riendas de Urgencias pese a sus reticencias iniciales.

Lo hizo en funciones el año pasado, después de que la anterior responsable del servicio, Macarena Corominas, estuviera un tiempo de baja por enfermedad. “Ahora el cargo es más oficial, pero él lo sigue viendo como algo coyuntural, está en su última fase laboral y quiere hacer las cosas bien”, concretan los suyos. El médico, de hecho, siempre le quita relevancia al asunto y sobre su nuevo cargo suele decir que se lo han dado más por veteranía que por otra cosa.

Aparte de esa modestia, si de algo anda sobrado este facultativo con décadas de bagaje a sus espaldas es de anécdotas profesionales. Se las suele contar a sus allegados, aunque no todas son dignas de ser reproducidas, dicen entre risas quienes las conocen. Entre las más recurrentes está la protagonizada por una paciente a la que le aconsejó una dieta estricta. La mujer preguntó si la receta se trataba de los entrantes o del postre porque no le entraba en la cabeza semejante “recorte”.

En la carrera de Martín, como en la de cualquier médico en activo, el covid introdujo un antes y un después. Con la baja de su antecesora, él asumió parte de su actual liderazgo en unos meses en los que el área de Urgencias tuvo que reformularse en todos los sentidos debido a la constante entrada de enfermos muy afectados por el virus. Entre la primera y la segunda ola la situación rozó lo insostenible porque el servicio se vio totalmente desbordado, quedándose a las puertas del colapso por la falta de camas en planta. Esta situación obligó a los urgenciólogos a asumir a los pacientes para los que todavía no había plaza en el resto del hospital.

Ahora, aunque con los ojos puestos en un repunte de casos en jóvenes de evolución imprevisible, Martín y su equipo están algo más tranquilos. Pero tienen el disgusto de ver que por sus puertas vuelven a entrar usuarios con patologías nada urgentes. Son los llamados “verdes” –las urgencias sanitarias catalogan por colores, con verde, amarillo, naranja y rojo, el nivel de gravedad de sus pacientes–, y habían casi desaparecido en los meses duros de pandemia. En las últimas semanas han regresado por todo lo alto y empiezan a sobrecargar a un equipo que acumula agotamiento.

Pero Martín todavía tiene ganas de pelear y ninguna prisa por retirarse. Sí espera, según sus allegados, que la pandemia se acabe por fin pronto para poder volver a viajar, que es una de sus grandes aficiones. Tiene varios destinos fetiche en el Sur de la península, que anhela sobre todo en estos meses veraniegos. Por lo demás, al nuevo jefe de Urgencias, una persona sencilla, amante de los paseos y de las veladas tranquilas, sólo le pide a la vida tiempo para dedicarse a los suyos sin perder su pasión por la medicina. Porque él es la calma personificada en el reino de las emergencias.

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