Ángel de la Calle ha organizado una “Semana negra” algo menos multitudinaria pero completamente presencial en el muelle gijonés. Se desarrollará del 9 al 19 de julio e incluirá una exposición de cómics en el Barjola, dos carpas de debates, un mercadillo y una pequeña zona de hostelería.

–¿Cuáles son las restricciones para este año?

–Ya sabíamos que el tren no iba a poder ser y que tampoco podríamos convocar a la gente para que fuese a recibir a los autores. También que nos iban a recomendar no tener el “Quemarropa” en papel y que no podríamos tener un gran escenario exterior, así que volveremos a los conciertos en acústico del año pasado. Habrá un pequeño mercadillo, no tan numeroso, y volveremos a tener 30 casetas de libros. Es una pena lo de los aforos.

–¿Cómo quedan?

–Una de las gracias de esta feria es tener una presentación gorda con Marta Sanz o con Lorenzo Silva y tener ahí a 400 tíos encimando. Lo contrario es como un partido sin público. Esta vez tendremos algo más de aforo, con 130 personas para la carpa grande y 60 para la otra. Nos reservamos algunas plazas por protocolo. Y se va a retransmitir todo, que fue algo que nos dio muy buen resultado el año pasado. Vamos a ofrecer nuestra señal a entidades y embajadas de otros países para que no se nos quemen los servidores. Tenemos mucho tráfico por hispanohablantes de Estados Unidos y no queremos tener problemas con la red.

–¿Cuántos autores vendrán?

–Unos 150. Incluyendo a autores y presentadores que no vienen a presentar un libro nuevo pero que participarán en actos y podrán firmar ejemplares. Se desinfectarán las salas antes y después de cada acto. No podemos traer a más gente, un tercio de los autores que podrían venir no van a hacerlo por falta de espacio. La presión ahora es muy grande, porque la industria editorial es un monstruo que se mueve despacio, un dinosaurio. Lo normal es que por la Feria del Libro de Madrid las editoriales saquen sus novedades en mayo para poder presentarlas allí. Y ahora que todo eso no se celebra, muchas piensan en la “Semana negra” .

–¿Tiene ahora más auge la novela negra con toda la moda del “true crime”?

–Cuando la “Semana negra” empezó, la novela negra estaba en los márgenes de la literatura y ahora está en la centralidad. En qué parte influyó eso la feria no lo sé. Pero hubiese sido impensable que gente como Padura o Fred Vargas, dos escritores que aquí eran conocidos por venir a la “Semana”, fuesen a ser premios “Princesa de Asturias”.

–Con cada edición, resurge la polémica sobre si la esencia literaria se ha perdido en beneficio de la fiesta y las atracciones.

–Ya, pero, ¿cuál es la esencia de la “Semana negra”? Cada año salen las mismas discusiones. Antes, porque la novela negra era un género muerto y despreciable. Ahora, el problema son las atracciones. ¿Qué problema hay en leer a Marta Sanz y subirte a la noria o comer churros? Si Marta Sanz viene a Gijón y se sube a las atracciones. Y este año no vamos a poder, desgraciadamente. La gente que dice eso yo no les veo leer libros pero los churros seguro que los comen.

–¿Es elitismo?

–Son críticas de quien no lee. O de los que leen novelas malas.

–Las otras dos críticas suelen ser que es un festival politizado y que recibe subvenciones.

–Evidentemente. Lo de politizado, es obvio que somos absolutamente progresistas y que estamos a favor de los derechos humanos y en contra del fascismo. Y quien no piense así nos tiene de frente. Nadie lo niega. Lo que pasa es que esta gente que nos critica luego no vienen ni cuando traemos a los suyos. Trajimos a un secretario de Cultura del PP y no vino nadie del partido. Yo no voy a tener discusiones políticas con nadie. Que vengan a decir qué autores no son buenos y qué charlas están mal organizadas. Todo lo demás es un debate estéril. Y lo de las subvenciones, más de lo mismo.

–¿Por qué?

–Echemos cuentas. Comparemos con un festival normal y supongamos que solo viene la mitad de la gente que decimos. En vez de un millón, 500.000. Que ya suena mucho, pero no lo es. Y pongamos entradas a 4 euros. Solo con acudir un día te salen dos millones de euros en entradas. El Ayuntamiento de Gijón, con la “Semana negra”, está comprando por 175.000 euros dos millones de entradas para los gijoneses y otros visitantes. Hace el negocio de su vida. Esa es la subvención. Hay dos formas de ver la cultura. La neoliberal, que dice que es un bien para quien se lo pueda pagar, y la nuestra, que es que la cultura es un derecho.