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Marta Robles Periodista y autora de “Pasiones Carnales”

Marta Robles, escritora: “La historia se escribe en la distancia corta”

“España tuvo una reina lesbiana confirmada, Isabel de Orleans, y varios monarcas con indicios de tendencias homosexuales”

Marta Robles. | Gonzalo Pérez-Mata

La XXXIV edición de la “Semana negra” traerá en unos días a Gijón a la periodista y escritora Marta Robles, amante de la ciudad. “Llegaré con la misma ilusión que en la primera edición”, asegura la literata, que presentará el lunes 12 su última publicación, “Pasiones Carnales”, un trabajo documental en forma de ensayo en el que descubre los arrebatos carnales de los monarcas españoles desde la dinastía Astur hasta el borbón Alfonso XIII.

–¿El sexo y el poder van de la mano?

–Sí, van de la mano, independientemente de que exista corona o no. Lo que reflejo en mi libro es cómo las grandes decisiones de los países, monárquicos o no, se toman, no en los campos de batalla ni en los despachos, sino en distancias más cortas. Es algo que ya refleja, por ejemplo, Suetonio, que en el siglo I escribió todos los entresijos y pasiones carnales de los cesares. Creo que era muy importante hacerlo con la historia de España porque hay muchos datos que corresponden a la trastienda de nuestra historia que se nos habían ocultado, que no figuran ni en las biografías oficiales ni en los libros de texto.

–¿Cual es el mejor ejemplo en nuestra historia de esa influencia de lo íntimo sobre lo político?

–Exactamente en los 24 episodios del ensayo se demuestra cómo la parte personal ha influido y ha sido decisiva en las cuestiones políticas y el devenir de la historia. Un ejemplo sería el caso de Florinda, “La Cava”, y su violación por parte del rey Rodrigo, hace que se abran las puertas de España a los musulmanes y que se produzca la primera invasión musulmana. Otro caso importante fue el de Isabel de Valoais, tercera esposa de Felipe II, a la que no le sentaban bien los aires de Toledo, lo que llevó al monarca a trasladar la corte a Madrid y convertirla en futura capital de Estado, con todas las consecuencias políticas, económicas y sociales que ello implica. Pero, más allá de todo eso, creo que algo que se aprende con “Pasiones Carnales” es queesas mismas pasiones van mucho más allá del sexo; son el sexo, el desamor, la lealtad, la mentira, los celos, las traiciones y hasta los asesinatos.

–¿Cree que se tiene ahora la misma concepción de los escándalos íntimos de nuestros gobernantes que se tenía entonces?

–Creo que ni antes ni ahora el escándalo está en que un mandatario, sea rey o político, tenga un amante, sino que lo que nos mueve es que meta las manos en dinero público. Lo que sucedía antes es que los poderes de los mandatarios eran absolutos y era muy difícil ir contra ellos. Ahora podemos quejarnos e incluso derribar todo lo que creemos que no debe ser. Lo que nos escandaliza de verdad no son los temas de la carne en sí mismos, sino que esos temas de la carne afecten a nuestra vida pública.

–“Pasiones Carnales” se trata de un libro para el que hecho una gran labor documental. Llama la atención pensar que este tipo de intimidades formen parte de un archivo documental.

–No resulta tan sorprendente al saber, por ejemplo, que durante muchos siglos todas las consumaciones de los matrimonios reales tenían que tener testigos, por lo que estaban presentes miembros de la corte. Más allá de todo eso, las cortes eran más pequeñas y había gente siempre dispuesta a contar cosas. Además, hay muchos documentos oficiales como cartas, informes de embajadores, testamentos y confesiones en ellos que permanecen.

–¿Por qué el recorrido histórico acaba con Alfonso XIII?

–Porque hubiese sido muy oportunista incluir la figura del rey emérito Juan Carlos I y solamente hubiese servido para hacer ruido. Considero que para escribir historia e incluso literatura es preciso tener una perspectiva, ya que te permite evaluar con justicia, las luces y las sombras de cada figura. Es normal que se haga información, pero es demasiado pronto para escribir historia.

–¿Tuvo España algún rey homosexual?

–No, pero tuvimos una reina lesbiana, Isabel de Orleans, mujer de Luis I. Ella es de la única de la que tenemos constancia sobre su tendencia sexual. Del resto de monarcas, existen ciertos indicios de la tendencia a la homosexualidad de algunos, pero no se ha podido probar en ninguno por la sencilla razón de que estaba perseguida, al igual que sigue perseguida en gran parte del mundo. De Enrique IV se decía que era homosexual, algo que él siempre se esforzó en negar. Lo mismo ocurría con Alfonso II, “El Casto”, que nunca mantuvo relaciones sexuales y se asocia a su posible tendencia homosexual.

–¿Y qué sabemos de Don Pelayo? ¿Tuvo escándalos de alcoba?

–Se supone que estuvo enamorado de la esposa de Don Rodrigo, Egilona. Cuando se pierde la batalla de Guadalete, ella es forzada a ir al sur y convertirse en la esposa de l valí musulmán Abd al-Aziz ibn Musa. Se supone que Pelayo va a buscarla, pero se da cuenta de que es imposible rescatarla. En en ensayo se hace un guiño a que, quizás, buena parte de su afán por llevar a cabo la Reconquista tendrían que ver con ese amor frustrado.

–Uno de los objetivos de esta edición de la “Semana negra” es reavivar el espíritu cercano del festival. En su opinión, ¿es necesaria una literatura “a pie de calle”?

–Opino que muchas veces pretendemos que la cultura sea algo alejado de la calle, que solo corresponde a la intelectualidad y eso le hace perder su valor, porque precisamente, la literatura debe ser y es pura emoción, y eso solo se consigue a pie de calle. Es la mejor forma de lograr este objetivo.

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