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"Semana negra"
Mabel Lozano Escritora, presenta el jueves su libro “PornoXplotación”

“La pornografía genera más adicción que la cocaína”

“En las casas seguimos siendo una sociedad muy pudorosa, en la familia no se habla a los niños de sexualidad, y es muy importante hablarlo con normalidad”

Mabel Lozano

En febrero la pandemia que Mabel Lozano (Villaluenga de la Sagra, Toledo, 1967) pudiese venir a Gijón, para recibir el premio “Comadre de oro” por parte de la tertulia feminista “Les Comadres”. Este jueves la escritora y cineasta estará en la ciudad, para participar en la “Semana negra” en la presentación de su libro “PornoXplotación” (19.00 horas, Carpa del Encuentro). Lo hará acompañada de Begoña Piñera, presidenta de la tertulia feminista, y también del mierense Pablo J.Conellie, policía experto en trata y explotación de seres humanos, que ha participado en la elaboración de este libro, que es candidato al premio “Rodolfo Wach”. Mabel Lozano ya logró esta distinción en su anterior participación en el certamen literario gijonés con la obra “El Proxeneta”.

–¿Qué supone para usted el reconocimiento de la tertulia feminista Les Comadres para usted?

–He sentido mucha felicidad por ser “Comadre de Oro”, pero el acto oficial del pasado mes de febrero fue en formato digital. Tengo muchas ganas de llegar y reencontrarme con todas las Comadres, presentar el libro junto a Begoña Piñeiro. Son un referente. Estuve como directora de cine, en la cabecera, con el “Tren de la libertad”. Veía avanzar a esas mujeres que acaban de llegar de Asturias, y venían detrás de ellas miles de personas. Fue tan inspirador la que habían montado, así que esas mujeres, que son referentes para mí, que me distingan, y me consideren una de las suyas, es algo muy especial.

–Hablemos de su libro. Define la pornografía como “el virus del siglo XXI”.

–Todos los chavales llevan un cine porno en su bolsillo, que es el móvil, al que ya acceden muy pronto. Y nadie les ha hablado de la sexualidad. Su escuela está siendo la pornografía. Y cada vez es más violenta. Uno de los vídeos más vistos es la violación en un bosque de una chica. Lo que estamos viendo es que a los chavales nadie les ha hablado de que la sexualidad va de placer y no de poder, dinero o violencia. La pornografía se está ritualizando en las calles. Esto no va de moralismo. Lo que queríamos con el libro era informar, prevenir y dar herramientas a los padres. La pornografía genera muchísima dependencia.

–Los sexólogos han alertado que la edad de acceso a la pornografía ha bajado a los nueve años a raíz de la pandemia. ¿Estamos ante un gran problema de educación?

–Uno de los regalos de comunicación para los niños es un móvil con acceso a internet. La pornografía, lo que no saben los padres, es que genera un chute de dopamina brutal, genera muchísima más adicción que la cocaína. La sexualidad tiene que ver con la empatía y el deseo compartido.

Mabel Lozano.

Mabel Lozano.

–¿Pero considera que es un problema de necesidad de plantear un proyecto de educación de la sexualidad en los colegios o que se le traslada a este ámbito una responsabilidad que tendría que ser del hogar familiar?

–En las casas seguimos siendo una sociedad muy pudorosa. En los entornos familiares no se habla a los niños de sexualidad. En un instituto, hace nada, un niño de catorce años comentaba que su madre le seguía contando lo de la semillita. La sexualidad no se enseña en ningún lugar, todos lo hemos aprendido, pero nadie no los ha enseñada. Es importante hablar con mucha normalidad a nuestros hijos en casa.

–Relata junto a Pablo J.Conellie, con testimonios todo lo que genera este mundo: suicidios, crimen organizado, abusos sexuales, agresiones sexuales, violaciones, tráfico de drogas, evasión de impuestos o blanqueo de dinero. ¿Qué es lo que más preocupa?

–La pornografía se ve como una cosa inocua. Está mal visto ser yonki o alcohólico, pero la pornografía está aceptada socialmente. Está muy blanqueada. No prepara la sexualidad, sino para la violencia. Estamos viendo que los chavales están teniendo claro que el sujeto es el hombre y la mujer el objeto. Se está cosificando a las mujeres. Y eso genera violencia. Hay un problema gravísimo, porque estamos en un siglo digital, y todo eso va a más. No es cuestión de prohibir, sino de educar.

–¿Qué problemas se afrontan para el futuro?

–Es un negocio turbio que enriquece a muchísima gente y un fenómeno que deja víctimas de un lado y otro de la pantalla. Se captan a mujeres cada vez más jóvenes para producir miles de contenidos. Y por el otro lado a los futuros usuarios, con menos edad tiempo, que aunque no dejen su dinero, sí que están dejando sus datos.

–Comenzó en 2005, tras conocer a una chica rusa víctima de trata, a denunciar e intentar transformación social a través de su faceta como documentalista y escritora todas estas situaciones. ¿Se ha avanzado algo en estos tres lustros?

–A mejor hemos ido porque existe más conocimiento detrás de esas luces de neón, y en gran parte por el papel de la prensa. Pero por otro lado estamos en una grave crisis sanitaria y económica, que afecta a las mujeres y las niñas. Todo esto significa que le ofrecen oportunidades, como es ganar dinero en su casa y delante de un ordenador. Y de esto se enriquece la industria de los proxenetas 2.0, que aprovechan la web para seguir abusando y explotando a las mujeres de esta forma más nueva. En mi caso he migrado a las fronteras digitales, que es el lugar en el que tenemos que rescatar a las mujeres y las niñas.

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