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Carolina Elías Presidenta del Servicio Doméstico Activo, participa en la Escuela Feminista

“Muchas empleadas del hogar callan los abusos por una promesa de que tendrán papeles”

“No somos trabajadoras pobres, sino empobrecidas: cotizamos a la Seguridad Social, pero sin derecho a recibir paro”

Carolina Elías posa con una camiseta de la asociación Sedoac.

Carolina Elías es exempleada de hogar, salvadoreña y feminista. Desde 2014 preside la asociación Servicio Doméstico Activo (Sedoac), que lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar y los cuidados. A las 18.00 horas de hoy, participará en la mesa inaugural de la II Escuela Feminista organizada por la Asamblea Moza d’Asturies (AMA). Junto a Lucía Fernández y Justa Montero conversará sobre “Alianzas feministas y derechos para todas” en este encuentro que tendrá lugar hasta el domingo 17 de julio en la pista polideportiva de Cimadevilla.

–¿Qué conquistas ha logrado con la Sedoac?

–Cada día contamos con más trabajadoras del hogar empoderadas, pero no tantas como quisiéramos. Uno de nuestros mayores logros es contar con el primer Centro de Empoderamiento de Trabajadoras del Hogar y los Cuidados (Cethyc) en Madrid, para dar atención integral a las trabajadoras.

–Las empleadas de hogar tienen un régimen laboral especial, ¿qué supone?

–Que no tenemos los mismos derechos. No somos trabajadoras pobres, somos trabajadoras empobrecidas: cotizamos en la Seguridad Social, pero sin derecho a paro. No tenemos una ley de prevención de riesgos laborales propia y las inspecciones de trabajo terminan siempre archivadas.

–La mayoría de las empleadas son migrantes ¿Impide que denuncien los abusos laborales?

–Terriblemente esa es la realidad, incluso en casos de abusos sexuales. Hay compañeras que guardan silencio porque los empleadores prometen hacerles los papeles. Las intimidan diciendo que su “palabra de migrante no vale nada”. La trata por explotación laboral en el empleo doméstico ocurre más de lo que creemos. Solo con una red de apoyo como Sedoac podemos terminar con ella.

–La mesa de esta tarde aborda las redes de apoyo ¿cuál es vuestro lugar en el feminismo?

–La lucha de las empleadas de hogar es principalmente de mujeres migrantes y, al principio, el feminismo no se involucró tanto con nosotras. Cada vez sentimos más apoyo, pero hay mucho por hacer. Nosotras salimos a la calle cada 8M, ¿pero cuántas feministas han estado un 30 de marzo en la Puerta del Sol reivindicando el día de las trabajadoras del hogar?

–¿Los movimientos antirracistas están detrás de ese apoyo?

–No. Creo que se debe al propio movimiento asociativo de empleadas del hogar. Desde luego la mediatización de la lucha antirracista nos ha venido de maravilla, ha sido un reforzamiento. Pero me atrevería ha decir que estos movimientos han surgido gracias a las brechas que abrimos nosotras.

–¿Qué espera del coloquio?

–Sensibilizar. Muchas mujeres han roto el “techo de cristal” gracias a que hay una mujer migrante cuidando de sus hijos. Buscamos la empatía para que los avances no sean a costa de la explotación de las empleadas del hogar.

–¿Es una oportunidad de conseguir nuevas aliadas?

–Una de las cosas que he aprendido, y me encanta, de la actitud española es que los acuerdos se logran detrás de una caña. En las bambalinas de los encuentros se comparte mucho más que sentadas en una mesa como ponentes, así se fortalecen las alianzas.

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