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La paz bien vale una santa misa

Las medidas del Papa Francisco para que se cumplan los preceptos del Concilio Vaticano II

Resulta sorprendente que los templos católicos (antes, cuando la religión oficial era el nacionalcatolicismo, estaban llenos de fieles, quienes por diversos motivos, políticamente correctos algunos, los frecuentaban para entre otras cosas cumplir el precepto de la Iglesia, oír en latín misa entera todos los domingos y fiestas de guardar) estén frecuentados en tiempos de laicismo oficial por menos personas y cada vez más ancianas, a pesar de que escuchan la misa en su lengua vernácula. Quizás por eso, el Papa Francisco, con dolor y pena, ha publicado un documento (muto propio) para evitar los excesos de los rebeldes que siguen desafiando las normas litúrgicas emanadas del concilio Vaticano II. En este importante documento se redefinen las modalidades de uso del misal reconciliar en lengua latina. Ya no se celebrarán misas en latín en la parroquias, siendo de competencia del Obispo los días y las horas, así como los modos según deben celebrar la Santa Misa los sacerdotes autorizados. Con estas medidas, el Para quieren corregir los abusos de algunos seguidores lefvebrianos contumaces que se declaran en rebeldía. El Papa Francisco ha dejado bien claro que los rebeldes están fuera de la Iglesia Católica, al negarse a acatar no solamente los documentos oficiales del concilio Vaticano II, sino el mismo Concilio, lo que significa dudar de las intenciones de los Padres conciliares. Para el Papa Francisco, la rebeldía es muy grave porque existe una estrecha relación entre la elección de las celebraciones según los libros litúrgicos anteriores al Concilio Vaticano II y el rechazo de la Iglesia y sus instituciones en nombre de lo que se tienen así mismo como la verdadera iglesia. Nada nuevo bajo el sol en la Iglesia Católica. Desde sus inicios siempre han surgido sectas, como los judaizantes, que se tenían por los únicos y verdaderos.

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