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Los centros de salud, sin un tercio del personal por descanso y bajas por estrés

Los médicos de familia temen su colapso este verano por la quinta ola, con menor porcentaje de ingresos: “Los teléfonos no paran de sonar”

Colas de usuarios en el centro de salud de Perchera, en Gijón.

“No vamos a aguantar el verano”. La quinta ola pandémica amenaza con desbordar los centros de salud de la ciudad. Tras más de año y medio de crisis, afrontan ahora un nuevo repunte de contagios con todo en contra: alrededor de un tercio de su plantilla de vacaciones sin personal vacante para sustituirles y una demanda de consultas no relacionadas con el covid-19 al alza. “Es casi imposible no tener ocupadas todas las líneas telefónicas, hay más compañeros de baja por estrés y no hay médicos en paro para contratar. No es sostenible”, lamenta la plantilla, que en general apoya la propuesta del Sindicato Médico (Simpa) de cerrar –o mantener cerrados– consultorios periféricos de poca demanda.

La falta de personal en centros de salud es la norma de cada verano, pero la demanda también suele bajar en épocas estivales. En pandemia, el año pasado esta escasez de médicos no supuso mayor colapso, porque la región se había convertido en una especie de oasis pandémico y apenas se registraban nuevos positivos, así que la atención primaria llevaba el seguimiento de los contagiados estables en sus casas y atendía al resto de pacientes, por norma general, de manera telemática.

Ahora, el personal entiende que si la segunda ola a punto estuvo de colapsar el sistema a nivel hospitalario, los centros de salud se la van a jugar con la quinta. Y lo temen por dos motivos. El primero, porque los afectados, al ser mayoritariamente gente joven, acabarán en el hospital en un porcentaje mucho menor, por lo que su seguimiento dependerá en todo momento de su médico de cabecera. Y, el segundo, porque tienen que “aguantar el tirón” con “mínimo un tercio menos de la plantilla” hasta septiembre, dejando para después cómo se van a gestionar los días de descanso pendientes por permisos y días de libre compensación. “Muchos ya nos hemos hecho a la idea de que no los vamos a disfrutar”, opinan.

Cualquier facultativo de atención primaria refiere un balance similar de su jornada laboral. En Severo Ochoa, por ejemplo, cuentan que estos días el centro trabaja con “entre seis y siete” médicos menos. Su plantilla total es de 14. La mayoría están de vacaciones, pero también hay alguna baja por enfermedad y por estrés. Desde Laviada, cuentan que su plantilla está reducida “entre el 25 y el 33 por ciento” y que las jornadas de trabajo son “una locura”. “Estamos como al principio de la pandemia o peor, porque no hemos aprendido nada en este año”, lamentan.

El colapso se ha visto incrementado en parte por el cierre de la centralita de administrativos que asumió durante meses desde Oviedo las primeras gesitones telefónicas de los centros de salud cuando sus líneas estaban ocupadas. “Lo cerraron y la mayoría de adminsitrativos se fueron al HUCA, pero no hubo un refuerzo justo en los propios centros, así que ahora es aún más difícil llamar al centro y que te cojan. Seguimos haciendo mucho trabajo por teléfono, así que entre las llamadas que entran y las que salen, el colapso es constante”, concreta el personal médico. “Muchos se quejan de que cuando llaman dicen que hay línea, como si el teléfono estuviese sonando y no lo cogiésemos, pero es porque la línea es vieja y no comunica. Estamos cogiendo el teléfono en todo momento”, completan desde el ambulatorio de Contrueces.

La atención por casos de coronavirus copa ahora buena parte de las jornadas. Desde Severo Ochoa lo explican así: “Ahora ya vamos un poco antes de las ocho para ponernos al día o nos quedamos hasta las cinco para no dejar demasiado trabajo al día siguiente. Es imposible asumirlo todo, porque tenemos que controlarles a distancia, vigilar que no estén desarrollando una neumonía. La sobresaturación es total”. Mientras, la demanda por patologías no relacionadas con el virus se dispara. Los usuarios, que durante meses al inicio de la pandemia prefirieron no acudir al sistema sanitario, piden ahora en masa una cita. “Estamos viendo muchísimos casos de estrés y de ansiedad, gente que jamás había tenido problemas y ahora se tiene que pillar la baja porque no puede más”, relatan los profesionales, que critican que “una pésima gestión política”, que hizo que “muchos buenos médicos asturianos se fuesen marchando a otras comunidades”, deja como “única opción” limitar la atención, que en Gijón se traduciría en no reabrir los centros que han cerrado en horario de tarde: “No hay médicos y no van a salir de un día para otro. Es lo que toca”.

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