“Ya no puedo aparcar cuando vengo a trabajar y afectará al negocio porque los clientes ya no pueden parar aquí”. La queja de Jessica Criado, encargada de una peluquería situada en la calle Brasil, es compartida por buena parte de los comerciantes y vecinos de esta zona de la Calzada sobre la creación del nuevo carril bus, que ya está en funcionamiento. La obra ha eliminado 83 plazas de aparcamiento del tramo de 1,2 kilómetros en el eje de las calles Gran Capitán y Brasil que conecta el camino de Rubín con la avenida Príncipe de Asturias. Para compensarlo, el Ayuntamiento ha creado 52 plazas en las calle Federica Montseny y 72 en la calle Martín, que circula en paralelo a Brasil, pero la solución no satisface a muchos de los vecinos.

Criado se lamenta. “Me han quitado el aparcamiento para motos, antes lo tenía al lado de la peluquería y no han puesto uno nuevo”, asegura. “Con la reforma ahora tengo una plaza en el portal de mi casa, pero no la uso porque tardo más en salir”, afea Bruno Méndez, cliente habitual de la peluquería que ayer se encontraba en el local y que dijo compartir el descontento de Criado. Su residencia está en la calle Martín. “Que antes era de dos sentidos pero al poner aparcamientos solo se puede circular en una dirección y obliga a los coches a ir hasta el final de la calle para acceder a Gran Capitán”, indicaba.

En ese tramo del eje se encuentra la cafetería Gran Capitán, un local abierto en la zona hace más de veinte años. Su camarera Raluca Dulghero se lamenta: “Ya he perdido dos clientes porque tardan mucho en aparcar”. El problema se suma a la escasez de plazas de garaje que señalan vecinos como Ramón Sáñez, un asiduo de la cafetería. “Encontrar una plaza de garaje en esta zona es muy complicado y están muy caras”, resalta. “No se quién pidió que hicieran la obra porque todo el mundo se queja” añade Dulghero.

Como nunca llueve ha gusto de todos, sí hay quien está satisfecho con la reforma. Así lo confirma Javier García, que regenta un puesto de cupones de la ONCE al inicio de la calle Gran Capitán. “Antes, el autobús tardaba diez minutos en hacer un trayecto que ahora hace en cinco porque los coches en doble fila le cortaban el paso”, comenta García, que utiliza el transporte público para desplazarse hasta su lugar de trabajo, aunque está de acuerdo con los detractores de la obra en que “han quitado muchas plazas”.

María Sánchez, vecina de La Calzada, discrepa con la opinión del cuponero. “A veces, los coches en doble fila entorpecían el paso de los autobuses”, asevera. “Pero nunca ha habido tanta saturación como sí ha en algunas calles del centro”. “El carril bus es una tontería que solo ha causado más problemas de aparcamiento”, remata esta residente en la zona.