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El Incar dice que el informe portuario del carbón en la playa está “tergiversado”

“Lo hicieron personas sin experiencia probada”, afirma Suárez-Ruiz | El edil Aurelio Martín, a El Musel: “No es normal elaborar contraanálisis”

Isabel Suárez-Ruiz, especialista del Incar, presenta su trabajo en el salón de recepciones del Ayuntamiento ante la mirada del edil de Medio Ambiente, Aurelio Martín, y el director del instituto perteneciente al CSIC, Fernando Rubiera. | Ángel González

El Ayuntamiento de Gijón abrió ayer las puertas de su salón de recepciones a los responsables del Instituto de Ciencia y Tecnología del Carbono (Incar) –y más en concreto a la investigadora Isabel Suárez-Ruiz– para que pudiera presentar las conclusiones de un estudio adelantado ayer por LA NUEVA ESPAÑA en el que desmonta, punto por punto y con gran contundencia, el reciente informe firmado por los geólogos Germán Flor (Universidad de Oviedo) y Félix Mateos (Gea Asesoría Geológica) por encargo de la Autoridad Portuaria, que desligaba al puerto como origen de las manchas de carbón que se ven en la playa de San Lorenzo para fijarlo en las bodegas del buque “Castillo de Salas”, hundido frente a la costa gijonesa en 1986. Justo al contrario de lo que concluyó a finales de 2020 un primer informe del Incar contratado por el Ayuntamiento de Gijón. Conclusiones en las que sus máximos responsables se ratificaron ayer con firmeza.

De hecho, que el estudio de Flor y Mateos “pusiera en duda e intentara desacreditar” al Incar, centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y a sus expertos, fue la razón, confesó ayer la investigadora, para que su equipo decidiera hacer una evaluación de ese contrainforme sin que nadie se lo pidiese. Isabel Suárez-Ruiz es una especialista reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Este mismo mes ha recibido la máxima distinción e la Society for Organiz Petrology (Tsop): es la primera persona española en recibirla.

En el Ayuntamiento estuvo acompañada por el director del Instituto, Fernando Rubiera, y por el edil de Medio Ambiente. Aurelio Martín comprometió remitir este segundo informe del Incar, como se ha hecho con todos los anteriores, a la Autoridad Portuaria, a la que lanzó una pequeña puya en este ir y venir de informes y contrainformes entre administraciones: “No me parece normal que se haga un contrainforme a un órgano de otra administración como es el CSIC. Las administraciones no estamos para hacer contrainformes entre nosotros”.

La científica no pudo ser más clara sobre el trabajo de sus colegas. “Ese contrainforme es rechazable y no tiene validez alguna por ser un cúmulo de errores de concepto graves, de datos mal obtenidos y tergiversados, de premisas erróneas, de afirmaciones y argumentaciones no soportadas ni por los conocimientos existentes en la ciencia del carbón ni por las normas que regulan los análisis sobre carbón”, sentenció.

Manchas de carbón en la arena de San Lorenzo. | Marcos León

Manchas de carbón en la arena de San Lorenzo. | Marcos León

Para Suárez-Ruiz, las interpretaciones de ese documento son “achacables a personas sin experiencia probada en ciencia y tecnología del carbón” y en su trabajo “ni siquiera han establecido de manera convincente unas conclusiones prefijadas, que eran negar a toda costa que los vertidos de carbón por parte de El Musel afecten al arenal de San Lorenzo y achacar las manchas carbonosas a los carbones derivados del hundimiento del ‘Castillo de Salas’ en 1986, sin descartar, incluso, la culpa adicional de los vertidos del Nalón y de la ría de Avilés”.

Archivo Histórico

Para la científica del Incar, ese “estudio petrológico del sedimento profundo de la playa de San Lorenzo” es un no parar de inexactitudes y errores. El inicial es plantear todo el trabajo en base a unas muestras tomadas en el “Castillo de Salas” en 2019. “Supuestamente”, se recalca desde el Incar porque no hay pruebas que lo avalen. De hecho, el propio análisis hecho por Suárez-Ruiz, y donde tiene relevancia la información sobre la carga del buque que se guarda en el Archivo Histórico de Oviedo, concluye que esas muestras no son exclusivamente del “Castillo de Salas”: “Son mezclas complejas de carbones muy diversos, quizás parte del barco más los vertidos al mar por la terminal de graneles de Gijón durante treinta años después del hundimiento y sin olvidar que El Musel llega operativo desde 1907”.

Para que quede claro que no es carbón del “Castillo de Salas”, la investigadora explica que los autores del contrainforme detectan un 15% de carbones subbituminosos “y lo que justamente no traía el barco eran esos carbones” y no encuentran carbones Consol y Keystone “que sí venían en el barco”. Pero además de desautorizar el origen de las muestras analizadas, Suárez-Ruiz critica el rigor científico de todo el proceso de comparación de esas muestras de carbones del fondo de la bahía con lo recogido en el arenal. “Hay muchos ejemplos de mala gestión de datos pero lo inaceptable es la mala gestión de la banda de los carbones en el diagrama de van Krevelen, la Biblia para quienes nos dedicamos a la geología”, sentenció la experta ante los portavoces de todos los grupos municipales.

En su análisis achacó incluso a los geólogos Flor y Mateos haber “inventado” al incorporar datos de materiales vinculados a viajes anteriores del buque hundido. Isabel Suárez-Ruiz no quiso entrar en la buena o mala fe de los autores del informe de la Autoridad Portuaria. Si en que sus conclusiones, prefijadas, son “las de siempre, que el carbón es del Castillo de Salas, que como ya está muerto y no puede decir nada”.

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