El sindicalismo asturiano llora la muerte de Manuel Couto, de 69 años, “un camarada valiente y honesto, comprometido con los valores de la izquierda y la lucha de clases”, como le describió ayer Esther Crespo, compañera y amiga en su paso por Izquierda Unida. La actual coordinadora del área de la mujer en esta formación política le definió como una persona “entrañable y cariñosa, que siempre estaba sonriente”.
Todos los que conocieron y compartieron experiencias con Couto coinciden en que era una persona “con una gran cabeza”. Lo corrobora el ex secretario general de Comisiones Obreras de Asturias Alberto Rubio. “Couto se incorporó a Comisiones en 1997 y estuvo conmigo todo el primer mandato y parte del segundo, dos años, hasta que se formó el gobierno de coalición entre el PSOE e IU en el Principado”, destacó Rubio. “Llegó en un momento de cambio de ciclo en Comisiones y fue la persona que aportó el equilibrio que necesitábamos en aquel entonces”, añadió.
“Era un gran orador, tenía mucha cultura, gracia e ironía”
Su trayectoria junto al secretario general de Comisiones Obreras se mantuvo hasta el 2003, cuando Couto entró a formar parte del Ejecutivo regional. Desde el 2003 hasta el 2007, fue director del Instituto Asturiano de Prevención de Riesgos Laborales. Quien también fuera militante de Izquierda Unida es recordado entre sus compañeros como un gran orador y un hombre “insaciable, al que no se le podía domesticar, con convicciones”. Lo cuenta Faustino Sabio, coordinador de Izquierda Unida de Gijón. “A pesar de que participaba en todos los debates, una vez que se tomaba una decisión, la asumía como suya y permitía el trabajo”, añade. “Con su fina ironía y su gran cultura podía argumentar infatigable sus posturas e ideas, desarmando con gracia a sus oponentes”, matiza, por su parte, Esther Crespo.
“Llegó en un cambio de ciclo y supo dar mucha tranquilidad”
Muy vinculado a la educación, Couto desarrolló en Comisiones Obreras labores de dirección en materias de empleo y de formación para el empleo. “Ha sido una de las mejores cabezas ideológicas de la izquierda asturiana”, asegura su compañero Adrián Redondo, miembro de la ejecutiva de Comisiones Obreras de Gijón. “Le gustaba mucho discutir, pero sabía también ser flexible. Era una persona brillante, con mucha cultura”, comenta Redondo. “Ha estado en todos los palos, en la administración, de militante de base, en organización política... Ha sido un militante muy global, lo dio todo”, concluye.
“Fue un hombre insaciable, al que no se podía domesticar”
Couto vivió en Gijón toda la vida, en el barrio de Roces, donde formó parte del Club Juvenil, donde aprovechó para disfrutar de sus dos grandes pasiones: la naturaleza y la política. “Era un lector insaciable y había hecho mucho monte. También viajó a los sitios más remotos e increíbles”, contó su compañera y amiga. Couto realizó muchos de estos viajes a raíz de su vinculación con un colectivo de cooperación internacional.
“Le gustaba mucho discutir, pero sabía ser flexible”
Donde también dejó mucha huella, fue en el mundo de la comunicación. El sindicalista formó parte del equipo fundador de Radio Kras en 1985. “Gracias a él y a sus compañeros, a día de hoy muchos podemos ejercer nuestro derecho a la comunicación”, agradeció Falo Marcos, actual coordinador de esta emisora. “Estuvo hasta finales de los 90 y él era el que se encargaba de toda la parte técnica, los demás no teníamos ni idea”, relata Marcos. A pesar de que su trayectoria profesional le llevó por otros caminos, Couto nunca dejó de desvincularse completamente del proyecto que vio nacer.
“La radio fue una parte fundamental en su vida”
“Siempre aparecía en las actividades que hacíamos, la radio fue una parte muy importante en su vida y le tenía mucho cariño”, asegura el coordinador de Radio Kras. Couto deja viuda, María Ángeles Duque; hija, Rosa Couto; y nieta, Nadaya García. Sus restos mortales serán incinerados hoy en el tanatorio de Cabueñes.
