“Habrá empresas y más cosas”. Así resumía ayer la alcaldesa, la socialista Ana González, la doble condición del futuro parque científico de la Pecuaria. Por un lado, un espacio empresarial centrado en negocios de base tecnológica e innovadora que se convierta en el nuevo motor de la economía local y asturiana de las próximas décadas posicionando a Gijón como referente en el norte de España. Y por otro, una nueva trama de ciudad con grandes espacios verdes y equipamientos públicos y privados de todo tipo –entre ellos una escuela infantil– abierta a todo Gijón y a todos los gijoneses. Un diseño y un concepto que van mucho más allá del clásico parque empresarial cerrado por vallas y sin más uso que ir allí a trabajar.

La Junta de Gobierno daba ayer luz verde al plan especial de este ámbito como paso inicial a un proceso administrativo que, junto al proyecto de urbanización también en marcha, permita poder empezar a urbanizar ese suelo en el primer trimestre del año que viene. Minutos después de esa aprobación el proyecto era presentado públicamente por la Alcaldesa, que estuvo acompañada de la edil de Urbanismo, Loli Patón; el director general de Urbanismo, Gonzalo Canga, y el gerente del Centro Municipal de Empresas (Gijón Impulsa), Luis Díaz. El plan saldrá a información pública a finales de agosto para que el verano no interfiera en la presentación de alegaciones y sugerencias.

La Pecuaria se diseña como nuevo motor económico con 15.000 trabajadores

El coste de la urbanización se ha fijado en 13,5 millones de euros y el trabajo se hará en dos fases. Este dinero saldrá de las arcas municipales. Para el desarrollo de las edificaciones que vayan dando forma a todo el espacio se están valorando varias vías de colaboración público-privado teniendo como punto de partida el conocimiento de que ahora mismo las empresas no piden suelo para construir. Piden espacios ya habilitados donde entrar “llave en mano”.

El plan especial de la Pecuaria actúa sobre 218.314 metros cuadrados, el triple del actual Parque Tecnológico. Un gran salto cuantitativo y cualitativo que también tiene su reflejo en la generación de empleo. Ahora mismo en los enclaves del Parque Tecnológico de la Milla del Conocimiento “Margarita Salas” –Cabueñes y el Intra– hay 5.000 trabajadores. En la Pecuaria se espera dar cabida a 15.000 cuando esté completa. Serían 20.000 trabajadores en un polo tecnológico en la Milla del Conocimiento que da continuidad a un existente Parque ya con el suelo agotado y tiene todavía margen de ampliación a través de la finca de La Formigosa, que el Ayuntamiento ha comprado.

La Pecuaria servirá para hacer sitio a nuevas empresas que quieran asentarse en Gijón pero también para permitir que empresas ya instaladas en la ciudad puedan crecer. Un interés del que ya tienen constancia en el Ayuntamiento.

El diseño urbanístico de la zona se ordena alrededor de dos grandes espacios libres: la denominada ágora del campus en la zona oeste y el jardín de la Pecuaria, en el este. Este jardín supone la recuperación de vestigios naturales y constructivos de los jardines de la antigua Quinta del Duque. El centro geométrico de la operación lo ocupará un centro de servicios donde se piensa concentrar la mayoría, que no todos, los usos complementarios al área empresarial como los hosteleros o los comerciales. Ese complejo tendrá una plaza orientada a la zona del ágora.

A lo largo del ámbito hay otros espacios para uso dotacional. El Ayuntamiento ya ha confirmado que impulsará allí una escuela infantil, en respuesta a una petición social y política. Los negocios privados que se pongan, y donde no se descarta un hotel, vendrán fijados por las propias necesidades que marquen las empresas instaladas y sus trabajadores. La alcaldesa dio un ejemplo: una clínica de fisioterapia. Un ejemplo basado en las peticiones que hacen los trabajadores del parque de Cabueñes.

Las edificaciones previstas oscilan entre las tres y las cuatro alturas, contando el bajo. Se han colocando las más altas en la avenida de la Pecuaria como gran fachada de esa nueva trama urbana y deja do las bajas para el límite con Somió de tal manera que lo nuevo y lo viejo se pueda integrar sin complicaciones. El proyecto tiene en cuenta la necesidad de integrar y “respetar” el entorno de protección de la Universidad Laboral como Bien de Interés Cultural. Esa zona queda prácticamente libre de edificación y se fija una conexión peatonal a través del Intra con la Laboral. El plan especial también tiene en cuenta el colindante trazado del camino de Santiago y la preservación del conjunto de palmeras, deposito de agua, hórreo y muria del antiguo jardín de la zona.

Aunque se han diseñado corredores peatonales y ciclistas para facilitar ese tipo de movilidad el área tiene espacio para 1.346 plazas de aparcamiento en superficie. A ellas se irán sumando las que puedan albergar los edificios que se vayan construyendo. La circulación del tráfico se ordena desde una rotonda y habrá acondicionamientos en los caminos de los Cinamomos y los Claveles para conectarse con la ciudad.