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La familia del fallecido en el naufragio de El Rinconín: “Fue pura mala suerte”

Jorge Díaz, de 55 años, aficionado desde niño a la mar y barbero en Contrueces, se había comprado la lancha hace pocos meses

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Una persona fallecida y un herido tras volcar su lancha enfrente de la costa de Gijón

A José Jorge Díaz Menéndez siempre le gustó la mar, así que, cuando hace unos meses vio que un vecino de San Juan de la Arena se ofrecía a venderle una pequeña lancha de madera por mil euros, no se lo pensó dos veces y la compró. Con ella, y en compañía de uno de sus grandes amigos de la infancia, partió en la tarde del viernes desde el puerto deportivo de Gijón rumbo a El Rinconín para ver qué tal se daba una jornada al chipirón a la altura de “La madre del emigrante”. Hacia las 19.30 horas, una mar engañosa que parecía tranquila, los volcó, contra las rocas, sin previo aviso. El compañero, J. A. B. B., fue rescatado con vida, pero Díaz Menéndez no tuvo suerte. Su cadáver fue hallado apenas una hora después del naufragio unos metros mar adentro. “Nadie se lo explica, decían que el mar estaba en calma”, lamentaba ayer la hermana del fallecido, María José Díaz.

La pequeña lancha, llamada “Ruth”, medía apenas cinco metros de eslora y fue construida en los años 80, pero el anterior dueño la había mantenido en buen estado, así que Díaz no tardó mucho en acabar de ponerla a punto. “Había navegado antes, porque un amigo suyo tenía lancha y se iban los dos a pescar, pero esta era la primera que se compraba para él”, señala su hermana, que explica que esta vocación marinera le viene en la sangre. Su padre era el también fallecido José Díaz Jove, quien durante años presidió la Federación Asturiana de Pesca.

De la figura del padre heredó también Díaz Menéndez su vocación profesional, la de barbero. Díaz Jove fue durante años el único experto del gremio en Mieres, su ciudad natal, que abandonó cuando Ensidesa le brindó una oportunidad de futuro en Gijón. Se mudó a la ciudad entonces con María José y José Jorge, que tenían por entonces apenas diez años, así que la mayor parte de su infancia, la pasaron en una casa de El Llano. Ella se hizo guardia civil y está ahora destinada en Burgos. Él mantuvo la estela familiar y se formó como barbero y peluquero de caballeros. Aprendió del popular José Antonio Martínez “Rodríguez”, para quien acabó siendo encargado, y también en Blanco’s, el otro gran negocio del gremio en la época.

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Una persona fallecida y un herido tras volcar su lancha enfrente de la costa de Gijón MARCOS LEÓN

Acabó abriendo hace tres años su propio local en Contrueces, la Peluquería Jorge, ubicada en la calle Río Cares, y antes había tenido otro negocio similar en la calle Piles. Entre sus años de aprendiz y su época como barbero profesional también probó el mundo de la hostelería abriendo dos pubs, uno en La Arena que se llamó Pecados, y otro en Cimadevilla que se llamó Rústico. “Pero lo suyo era la mar y la peluquería, como su padre”, reconoce su familia.

Era Díaz Menéndez un hombre afable y educado, de semblanza muy parecida a la de su progenitor y bastante poco dado a grandes alardes. Su felicidad la encontraba en la naturaleza, ya fuese en el monte o en la mar. Era un conocido vecino de Contrueces y deja, además de a su hermana y sus dos sobrinas, a su madre, María Obdulia Menéndez, y dos hijas, Laura y Aroa. Decenas de pescadores y amigos del asturiano se acercaron ayer al Tanatorio de Cabueñes para arropar a la familia, que se mantuvo amable y serena. El mismo tanatorio acogerá hoy a las 13.00 horas el acto de despida.

El viernes, el barbero convenció a su amigo para ir al chipirón. Algunos pescadores del puerto deportivo recuerdan haberles visto partir a media tarde en su pequeña lancha desde el espigón central de Fomento, donde solían atracarla. Llegaron a la altura de “La Lloca” y, a las 19.30 horas, el vecino Alfonso Costales, que deambulaba por el paseo marítimo, vio cómo una ola volcaba la embarcación de forma imprevista. Él llamó al 112 al segundo, y seguramente su rápida reacción salvó la vida del compañero del fallecido.

A Díaz Menéndez, sin embargo, se lo tragó la mar. Costales recuerda que vio hundirse la embarcación con el varón abordo y que jamás los vio reflotar. El rescate, sin embargo, avanzó a toda velocidad. Los testigos vieron llegar a los primeros socorristas a la zona en cuestión de minutos, y todo el operativo duró apenas una hora. La gran embarcación de la Guardia Civil sumó esfuerzos con el Helimer, Cruz Roja y Salvamento. Pese a la rapidez, el Helimer solo pudo localizar el cadáver del barbero. Y, para entonces, a María José Díaz ya le habían llegado llamadas a Burgos que le alertaban de que los trozos de embarcación que orillaban en El Rinconín parecían ser los de “Ruth”. “Fue pura mala suerte, inexplicable”, se lamenta la familia.

que este superviviente solicitó ayer su alta voluntaria del Hospital de Cabueñes, donde había sido ingresado por presentar síntomas de hipotermia leve al salir del agua. “Está destrozado por lo que pasó y no podía quedarse allí más tiempo”, cuenta la hermana del fallecido.

El superviviente, un hombre de 57 años, amigo de la infancia de la víctima

J. A. B. B., gijonés de 57 años, salvó la vida tras hundirse la lancha en la que navegaba en El Rinconín porque la corriente le permitió, por suerte, acercarse a una zona rocosa y porque el operativo de rescate, que desplazó a la zona en cuestión de minutos a varios socorristas con motos de agua, permitió sacarle a tierra firme antes de que perdiese las fuerzas. La familia de José Jorge Díaz, la víctima mortal del accidente, explica

Los allegados del fallecido señalan que los dos varones eran amigos de la infancia, habiéndose conocido de niños en el barrio de El Llano, y que ambos compartían la afición por la mar. Pero la de ayer se fue embraveciendo a lo largo de la tarde, así que la fuerza de J. A. B. B., entienden los rescatistas, no habría durado mucho más tiempo. El fondo, lleno de rocas, también fue un impedimento. Las embarcaciones que participaron en el rescate temían quedar encalladas y los socorristas que salvaron a este gijonés, mecánico de profesión, registraron múltiples cortes en pies y tobillos.

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