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El Puerto recuperará la posesión del Torreón, al que buscará un uso que “aporte valor” a la zona

El edificio lleva siete años en tierra de nadie, después de que el Gobierno central lo rechazase tras haberlo reclamado

El Torreón, visto desde la subida al Cerro. | | ÁNGEL GONZÁLEZ

El Torreón o edificio Vigía, construido al borde del mar por la parte exterior del dique de Santa Catalina –el rompeolas del puerto deportivo– junto a la subida al Cerro, va a volver a manos de la Autoridad Portuaria de Gijón, después de que la Demarcación de Costas haya renunciado al inmueble, que el Ministerio de Medio Ambiente (hoy Transición Ecológica) reclamó en 2013 como parte del dominio público marítimo terrestre. Aquel interés de Costas frenó en seco los planes del Puerto para vender el inmueble emplazado en uno de los espacios más reconocibles de la ciudad, junto a su antigua sede y un edificio adosado de viviendas, que se van a transformar en el primer hotel de cinco estrellas de la ciudad tras una reciente transacción. En 2012 el Puerto barajó sacar a la venta el Torreón al mismo tiempo que su antigua sede.

“Si, como es previsible, el proceso de mutación demanial (cambio de titularidad) culminara favorablemente, el interés de la Autoridad Portuaria de Gijón, dada la especial ubicación del inmueble, sería que albergara alguna actividad que aporte valor a la zona en línea con la política municipal para la misma”, explicaron ayer a este diario desde la Autoridad Portuaria, en referencia al último paso administrativo para recuperar la titularidad del edificio: el expediente abierto en mayo por Puertos del Estado para culminar ese proceso y que está pendiente de resolución.

El inmueble se construyó en 1850, hace 171 años, para que los prácticos pudieran avistar los barcos que se acercaban al puerto de Gijón, por entonces en el muelle local, y que se podían advertir cuando llegaban por el oeste a la altura de la Punta de la Vaca, en Gozón. Tras la construcción de El Musel, el edificio siguió albergando a la Corporación de Prácticos, que desde el mismo daban servicio a los numerosos astilleros que antaño jalonaban la costa oeste de la ciudad y a las embarcaciones que aún recalaban en el muelle local. Con el cierre sucesivo de los astilleros (actualmente sólo pervive el de Armón) y la transformación del muelle local en puerto deportivo, el servicio de practicaje se concentró en El Musel, pero manteniendo sus oficinas administrativas en el Torreón, inmueble que compartían con el Departamento de Salvamento Marítimo de Cruz Roja en Gijón, que ocupó el espacio que durante varios años había servido como vivienda de un ingeniero de la Autoridad Portuaria.

Cruz Roja es actualmente el único inquilino del emblemático inmueble, después de que hace unos meses los prácticos decidieran abandonar los espacios que ocupaban en el Torreón tras los destrozos causados por un temporal. Llovía sobre mojado, ya que este edificio protegido por el catálogo urbanístico municipal, se encuentra muy deteriorado por la falta de mantenimiento desde hace siete años debido al vaivén entre departamentos de la administración central.

Después de que el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria hubiera acordado el 10 de septiembre de 2012 dar el primer paso para la venta del edificio, con su desafectación para usos portuarios, un informe emitido el 18 de abril de 2013 por la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar señaló que tanto el edificio del Torreón como las escaleras contiguas por las que se sube del rompeolas a Cimadevilla eran necesarios para la protección del dominio público marítimo terrestre, por lo que el edificio se tenía que transferir a la Demarcación de Costas, en lugar de ponerse en venta.

Así se intentó. El 1 de agosto de 2014, la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, firmó la orden desafectando en edificio Vigía y dio paso a su incorporación al dominio público marítimo terrestre. Desde ese momento, la Autoridad Portuaria y Costas mantuvieron conversaciones e intercambiaron correos electrónicos para el traspaso del edificio, hasta que el 15 de diciembre de 2017 Costas acabó por confirmar que no tiene ningún interés en el mismo, aunque el Catastro ya se había adelantado inscribiendo el Torreón a favor de Costas el 19 de septiembre de 2016, con efectos desde el 9 de junio de aquel año.

Con la fachada de un inmueble construido por fuera del dique de Santa Catalina que iba avanzando en su estado de deterioro por las inclemencias del tiempo y la corrosión del salitre, el rechazo de Costas a asumir un bien que había reclamado su propio Ministerio obligó a desandar el camino para que volviera a manos de la Autoridad Portuaria. El primer paso lo dio el 5 de febrero de 2018 el Catastro, revirtiendo la titularidad del edificio, poniéndolo de nuevo a nombre de la Autoridad Portuaria, pero sólo eso no resolvía la situación. No fue hasta el 11 de febrero de 2020 cuando Transición Ecológica, mediante una orden ministerial, informaba favorablemente la incorporación al dominio público portuario del Torreón. El último paso para volver al punto de partida es la resolución del expediente de Puertos del Estado sobre el cambio de titularidad, que solicitó abrir la Autoridad Portuaria el pasado 5 de mayo.

El Torreón es un edificio de dos plantas construido por el exterior del dique de Santa Catalina sobre un basamento de sillería que a su vez se apoya en las rocas que hay en la base del acantilado y que quedan al descubierto a bajamar. La protección ambiental de la que goza el edificio en el catálogo urbanístico municipal, permite efectuar reformas en el interior, pero conservando las fachadas del inmueble, construido sobre una parcela de 87 metros cuadrados, con una superficie total de 261 metros cuadrados, de ellos 174 sobre rasante y otros 87 en un almacén bajo rasante.

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