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Poético adiós al pescador Jorge Díaz

“Nos toca ser fuertes como él, siempre alegre”, se consuela la familia del barbero de Contrueces fallecido el viernes en las aguas de El Rinconín

Un momento del acto de despedida a Jorge Díaz, ayer, en el Tanatorio de Cabueñes | Á. G.

“Nos toca ser fuertes, como era él, siempre tan alegre”. La familia a José Jorge Díaz Menéndez, el barbero de Contrueces fallecido este viernes tras volcar la lancha en la que navegaba por El Rinconín, le despidieron ayer en un emotivo y sencillo acto civil arropada por decenas de allegados. Fue una celebración breve y tomando como sede el salón de actos del Tanatorio de Cabueñes, donde durante toda la jornada de ayer se mantuvo abierta la capilla ardiente.

Poético adiós al pescador Jorge Díaz

El acto trató de estar a la altura de cómo la familia cuenta que fue Díaz Menéndez. Alegre, educado, sin grandes alardes. El oficio, por tanto, incluyó versos de Mary Elizabeth Frye –cuando decía “no te detengas en mi tumba a llorar, no estoy ahí”–, pero se cerró con una llamada a la esperanza a golpe de música, con el emotivo tema de “Un ramito de violetas” de Manzanita. Una de las hijas del fallecido, muy emocionada, le dio a Díaz Menéndez las gracias “por todos los buenos momentos vividos”. Y una de sus sobrinas pidió a los reunidos adoptar la filosofía vital del barbero e intentar no caer en la tristeza. “Estamos contentos solo por haberle tenido”, señaló.

Estas palabras, junto a un minuto de silencio, sirvieron para intentar pasar página a lo que la familia del fallecido entiende que fue un golpe de “pura mala suerte”. Díaz Menéndez, de 55 años, había acordado con un amigo de la infancia –J. A. B. B., de 57 años– navegar hasta El Rinconín para ver cómo se daba el chipirón a la altura de “La Lloca”. De forma imprevista, una ola volcó la pequeña lancha de madera que el barbero se había comprado hacía unos meses. Su compañero, ya dado de alta y presente ayer en el funeral, salvó la vida al agarrarse a una zona rocosa, pero Díaz Menéndez no tuvo tanta suerte y se hundió con la lancha. Pese a la rapidez con la que se activó el operativo de rescate, su cuerpo apareció flotando unos metros mar adentro apenas una hora después del naufragio.

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