El tira y afloja sobre cuál será el modelo de atención en los centros de salud de la ciudad tendrá que empezar a concretarse este mes, y de momento no parece que los siete puntos que cerraron en horario de tarde vayan a abrir pronto sus puertas. El Sespa insiste en que la reagrupación que dejó en cuatro los once centros de la ciudad que abrían en horario de tarde sigue estando justificado por la pandemia y debe afrontar dos posturas enfrentadas. Una, la de los sanitarios, que defienden que la falta de personal impide la reapertura y que la agrupación permite aunar visitas presenciales y domicilio sin dejar el centro vacío, por lo que abogan por el cierre definitivo de estos siete centros. La otra, la de la federación de asociaciones vecinales (FAV), que entiende esta medida como un recorte y pide la reapertura inmediata de todos los puntos. La gerencia sanitaria tendrá que dar una primera explicación en pocos días, durante el consejo de salud con la federación programada para el lunes día 20. Dependiendo de lo que allí se cuente, el martes 21 la FAV, que se reunirá primero con profesionales del sector el día 15, estudiará su calendario de movilizaciones. Si el Sespa se mantiene como hasta ahora, anunciará que el cierre de centros se mantendrá por la situación de pandemia, una explicación que no acaba de contentar ni a sanitarios ni a vecinos.

Atención continuada y urgencias.

Los centros de salud, fuera del horario de consultas por las mañanas, se organizan en la región bajo dos equipos de profesionales de competencias muy similares. Está el Servicio de Atención Continuada (SAC), que trabaja de 15.00 a 20.00 horas de lunes a viernes y de 8.00 a 20.00 los fines de semana y festivos. Y está el Servicio de Urgencias de Atención Primaria (SUAP), que trabaja de 20.00 a 8.00 horas. En Gijón había once centros de salud con atención continuada (por las tardes) y cuatro con atención de urgencias (por las noches). La pandemia, para reagrupar al personal y poder separar circuitos covid, cerró los siete centros que solo abrían por las tardes, así que ahora los cuatro que hay abiertos, que son Parque-Somió, Puerta de la Villa, El Llano y La Calzada, aglutinan la atención vespertina y nocturna.

Esta reorganización es importante, porque tanto el Sespa como la consejería de Salud ya han lanzado en varias ocasiones su idea de fusionar el SAC y el SUAP. Es una demanda histórica por parte de los empleados del primer servicio citado, porque sus condiciones laborales son peores que las del SUAP y reciben menos complementos salariales.

La gerente del Sespa, Concepción Saavedra, se reunió hace unas semana con tres médicos de atención primaria: Alfonso García-Viejo, Joaquín Aracil y María José Sánchez. Los tres facultativos publicaron varias cartas en este diario ofreciendo su visión de lo que debería ser la atención primaria en Asturias y cómo mejorarla. En esta cita, según ellos, Saavedra les aseguró que el cierre de centros se mantendría “de momento”, y que entendía que “sería difícil de explicar” a los vecinos, porque sabe que desde la federación ven la medida como un recorte. También les explicó que el futuro modelo de atención primaria tendrá presente esa fusión del SAC y SUAP. “Es un proyecto que frenó la pandemia pero que nos dijo que quería sacar adelante”, aseguran los médicos. Que ahora Gijón tenga sus servicios de SAC y SUAP en los mismos cuatros centros, por tanto, facilitaría esa futura fusión. Es, eso sí, una vieja promesa de Salud que lleva años sobre la mesa y que jamás llegó a salir adelante.

Sin médicos.

La reagrupación supuso el cierre en horario de tarde de los centros de Montevil, Contrueces, Perchera, Laviada, El Natahoyo, Severo Ochoa y El Coto. Ahora Puerta la Villa atiende a pacientes de Zarracina, Laviada y Perchera. El de El Llano, a usuarios de Severo Ochoa, Montevil, Contrueces y La Camocha. El de Parque-Somió, a los de El Coto. Y el de La Calzada, a los de El Natahoyo.

Los sanitarios entienden que con este modelo pueden realizar visitas domiciliarias sin dejar el centro vacío ante posibles urgencias presenciales, pero la federación vecinal cree que hay demasiada distancia entre centros y pide más personal. Salud está intentado fichar médicos como puede, los ha buscado hasta en Portugal, pero la jubilación de lo que se llama la “generación boom” de facultativos licenciados en la década de los 80 no ha sido renovada al mismo nivel. Fue un error de cálculo por parte de las autoridades políticas de los últimos años y sobre el que los sanitarios llevaban décadas alertando. Ahora se vive una situación similar con las enfermeras. Y, si bien se han mejorado en parte las contrataciones para evitar la fuga de talentos, la normalidad en plantilla, calculan los profesionales, tardará al menos entre dos y cuatro años en llegar. Y dependerá del presupuesto.

La versión del Sespa.

De momento, el Sespa sigue achacando la reagrupación a la situación pandémica. “Los puntos de atención continuada en Gijón están reagrupados, en este momento, al igual que en toda Asturias, porque seguimos en pandemia. Actualmente el Sespa está trabajando en un plan para una nueva organización de las urgencias y emergencias, que estará consensuado con todos los agentes implicados, y se dará a conocer en su momento”, señaló la gerencia a este diario. Esa organización de urgencias y emergencias podría hacer referencia a la duplicidad del SAC y SUAP, pero lo cierto es que las autoridades sanitarias nunca han llegado a posicionarse públicamente sobre este tema.

Hasta ahora se lanzaron dos declaraciones que sí dan pistas. Una la hizo el consejero de Salud, Pablo Fernández, el pasado abril, cuando confirmó su intención de acabar con el llamado “síndrome del centro vacío”, que es como denominan a los centros con un único equipo de médico y enfermera ya que, en caso de una urgencia domiciliaria, el centro se queda vacío para emergencias presenciales. Es el modelo que había en la mayoría de centros de Gijón que cerraron por las tardes y el motivo por el que el personal sanitario no quiere que reabran.

La otra declaración la hizo Óscar Veiras, responsable local de Salud Pública, que reconoció que la reagrupación actual “funciona” y que servirá como punto de partida para decidir cuál será el modelo final. Otras fuentes sanitarias explicaban la necesidad de estudiar un plan de mejoras que contente a los vecinos, o incluso negociar si algún centro cerrado sí puede reabrirse. El recientemente anunciado proyecto para Puerta la Villa, que se convertirá en “un gran centro diagnóstico”, parece apoyar esa teoría. Los vecinos, por su parte, ya lograron frenar esta fusión en 2018 a golpe de manifestación, pero ahora buena parte del personal sanitario amenaza con hacer lo mismo si no se realiza. Este mes, cuando la paciencia de ambas partes empieza a agotarse, parte de las cartas tendrán que ponerse por fin sobre la mesa.