La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los vecinos de El Muselín, en lucha por no convertirse "en una favela"

Los residentes denuncian la falta de servicios, que se suma a los okupas y las carreras ilegales: “Esto sí es un barrio degradado”

9

Sobre estas líneas, Desi Fernández, Sotero Rey y David Martín, ayer, junto a la cancha deportiva del barrio. Marcos León

Los problemas se amontonan en El Muselín como sus viviendas en la faldas de la subida a la Campa Torres. O sea, unos encima de otros. Por si fuera poco para los cerca de 300 vecinos de la zona, gozan de tan pocos servicios que, por no tener no tienen ni un bar donde echar un café y ahora también les toca convivir con los okupas y las carreras ilegales nocturnas. Así lo denuncia Sotero Rey, el nuevo presidente de la histórica asociación de vecinos “Muselín Vivo”, una entidad que fue clave para frenar el derribo de una comunidad condenada a desaparecer hace 11 años. “Quien quiera ver un barrio degradado les invito a venir por aquí a darse una vuelta”, afirma.

Sotero Rey, que goza de una enorme popularidad en la zona, explica el tema de los okupas. Están asentados en una casa, al principio de la subida principal al barrio desde la avenida de Eduardo Castro. “El problema no son las personas, sino su actitud. Tienen un cementerio de chatarra”, asegura. La pasada semana la cosa se fue más de madre, con un incendio cerca de la vivienda. Hubo intervención de la Policía Local y de los bomberos. “El problema son sus actos, no que se metan en una casa. Que se sepa, esta vivienda está abandonada”, resalta Rey.

Según la asociación de vecinos, en la zona también se producen carreras ilegales. “Bajan por la carretera tirando de freno de mano. Es algo tremendo y peligroso”, añade Rey, que, como tantas otras parroquias de la zona rural, exige instalar más cojines berlineses para mitigar el problema. Un problema que el líder vecinal solucionaría destinando más vigilancia a una zona en la que los residentes se sienten abandonados por la administración.

Hay quien hasta se lo toma con cierta guasa, como David Martín, quien recuerda ese esbozo del gobierno local de Foro para convertir la zona en un pueblo pintoresco. “Nos hemos quedado solo en favelesco”, lamenta. Haciendo bueno el símil de las favelas, una de las demandas de los vecinos es el arreglo de la pista deportiva. Una cancha que, efectivamente, se da un aire a las brasileñas por el grafiti que la adorna y su estilo cromático. Ayer, no había ningún Neymar jugando, pero en unos años habrá mucha chavalería en El Muselín gracias a los recientes nacimientos en el barrio. “Deben mirar por los niños”, reclama María Sánchez, con su hijo, Nel, en brazos.

El pequeño tiene seis meses pero cuando crezca tendrá complicado jugar en su barrio. “Tampoco hay boca de riego, no tenemos casi contenedores, yo mismo tengo que bajar a tirar la basura en coche”, enumera Sotero Rey sobre la larga lista de cosas que faltan. Entre ellas hay una que llama la atención. El Muselín es el único barrio de la ciudad que carece de una sede para su asociación de vecinos. Tanto es así, que los miembros del colectivo tienen tratar sus asuntos en la senda vecinal de Jove. Están negociando los de la entidad con la dueña de uno de los antiguos bares, a ver si pueden instalarse ahí. Sería un buen primer paso para dejar atrás todo ese pasado “favelesco”.

Compartir el artículo

stats