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Los parques languidecen fuera del centro: "Hay zonas peligrosas"

El Coto, El Natahoyo, Contrueces y El Polígono urgen un “lavado de cara” para sus juegos infantiles

La pequeña Elba Martínez con su madre, Andrea Rodríguez, ayer, en el Agustín Plaza de El Polígono

“A veces parece que las inversiones se quedan siempre en el centro”. Los vecinos de barrios como El Coto, Contrueces, El Natahoyo y el Polígono de Pumarín piden un plan de adecuaciones para buena parte de sus parques infantiles, la mayoría con juegos que los usuarios consideran “desfasados” y con buena parte de sus instalaciones que, por ser de madera, se han astillado tras años expuestos a la humedad. En la zona centro, la gran excepción es el ya reivindicado parque de Isabel la Católica, cuya zona de juegos infantiles es “peligrosa”, según las familias, por los conos de madera que cercan las instalaciones. Muchos han quedado semisoterrados y son ya foco de caídas. “Sorprende que un parque tan grande esté así”, lamenta Juan Suárez, padre asiduo a la zona.

Los pequeños Gael, Naira y Uriel García con su padre, Iván, en el parque de la plaza de la República de El Coto.

En El Coto, la asociación vecinal urge reformar el parque frente a la iglesia San Nicolás y el que ocupa parte de la plaza de la República. Para el primero había ya una dotación 30.000 prevista, pero se mantiene como antes. Sus juegos, a juicio de las familias, están “muy desfasados” y no parecen tener en cuenta a niños de más de cinco años. Xuan Menéndez, que tiene dos, correteaba ayer por la zona de toboganes. “Son tan bajos que se le van a quedar pequeños en nada”, comentaba su madre, Teresa Suárez, que entiende que la zona es “mejorable”. “Estaría fenomenal que pusiesen una pista para jugar al balón, porque no la hay en todo el barrio”, sugiere Juan Carlos Menéndez, padre de Xuan. A la pelota en El Coto sí se juega, pero en la plaza de la República y a riesgo de golpear a algún paseante. Dentro de la plaza hay otro parque, aún más pequeño que el primero. Allí jugaban ayer Gael, Naira y Uriel García, hijos de Iván, que les vigilaba de cerca. “Están todos los juegos muy viejos y hay recovecos por donde es fácil caerse”, comenta el progenitor.

Manuel Barreiro con su madre, Verónica Rodríguez, en el parque de las Palmeras de Contrueces.

En Contrueces, en el parque Las Palmeras, hay un barco de madera “que se precinta cada dos por tres”, porque se rompe por los lados, y una manguera de riego está descubierta justo al lado del tobogán. “Hay zonas algo astilladas y los juegos están algo viejos”, reconoce la vecina Verónica Rodríguez. En el Polígono, preocupa el estado del Agustín Plaza, también, por el estado del caucho. Andrea Rodríguez señalaba ayer un par de estructuras de juegos que son solo dos escalones. “Nadie los usa, podrían poner otra cosa”, asegura la progenitora, que pide arreglar también la fuente, que pierde agua. En El Natahoyo, el presidente vecinal, Álvaro Tuero, asegura que el parque Eguiburu Banciella “está desmantelado” y pendiente de “una gran reforma, prometida por el Ayuntamiento”, que no acaba de llegar. “Es una zona muy frecuentada por las familias”, señala.

Juan Suárez ayuda a su hijo Sergio en un balancín de la zona de juegos de Isabel la Católica.

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